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¿Qué haces, Amelie?

... estoy leyendo.

...

¿Leyendo?

... ven, te voy a enseñar.


Y mientras la lluvia caía ruidosamente, la cabeza de Amelie se recargó en el hombro de Devon, quedándose profundamente dormida.

Pero el demonio no lo notó.

Sumido en la maravillosa lectura, se dio cuenta de qué tal vez el mundo de los humanos no era tan malo como pensaba.

AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora