"La extrema seducción colinda, probablemente, con el horror."
Georges Bataille.
Miam
El aire se atasca en mis pulmones y mi lengua se traba entre mis dientes y mi paladar al verlo bajar las escaleras y mezclarse entre la gente con la elegancia de un felino.
La sensación que ruge de mi interior presiona mi botón de peligro. Alternando las ganas de salir huyendo pero también, la necesidad de quedarme a averiguar que es lo siguiente que pasará.
Y no tarda mucho. Aún cuando mi cuerpo sigue sumergido en las tinieblas del nerviosismo, me preparo para enfrentarlo, agudizando mi vista en una sola dirección. A pesar de ser un desconocido, su aura oscura y su mirada rotunda me dan una descripción muy inquietante de su personalidad.
Aprieto no con demasiada fuerza mi copa, por miedo a que el cristal se haga añicos entre mis dedos y hacerme daño en un intento de controlar el temblor esporádico de mi cuerpo. Más pasos y el ritmo de mi corazón va seguido al levantamiento de sus pies como si yo fuera enamoradiza colegiala. Aumentando con cada uno.
Mi garganta se reseca y mi pecho se hunde cuando en un parpadeo su enigmático cuerpo enfundado en un traje de alta costura cambia de dirección.
Siento alivio, pero sobre todo, algo de decepción.
- Gracias al cielo cambió de dirección.- el susurro de Ivonne me sobresalta, casi provocando que vuelque el líquido de mi copa en mi pecho. Suelto un improperio y ella, con su elegante dentadura, solo me sonríe abiertamente.- Te lo prometo, no querrás conocerlo. Es guapo, si. Pero una sola miradita de esos ojazos que se gasta y te deja como cenizas.
Trago grueso y disimulo medianamente buscando un lugar en que poner mi vista y recaigo en él nuevamente. Muerdo mi labio con intensidad, hasta casi hacerlo sangrar intentando no hablar más de la cuenta.
Se ve en su ambiente, saludando tras su paso a personas que no tengo y ni quiero tener el placer de conocer. Algunos hombres lo miran con envidia, y otros al igual que mujeres, lo miran con deseo y devoción.
Con una fuerza sobre humana que hasta a mi me sorprende, sigo mi recorrido. Quedándome de piedra cuando veo a mi mejor amigo rodeado de chicas semi desnudas; con su pecho inflado de ego machista y una sonrisa comemierda en sus labios.
- Pero...- tartamudeo, al borde de una apoplejía. Él, muy atrevidamente va más allá de una sonrisa cordial con las chicas, incluso besandolas con tanta efusividad que a mi me quema.- eso que veo no me lo estoy imaginando, ¿verdad?
De un trago me tomo todo el contenido de mi copa, y a las carreras, a punto de hacer perder el equilibrio de la bandeja que sostiene otro de los mesoneros semi desnudos que pasa en ese instante por mi lado, le doy de baja a otra copa más.
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Placer Consentido
RandomEl que lucha con monstruos debe cuidar que en el proceso no se convierta en uno de ellos, cuando miras dentro del abismo, el abismo tambien mira dentro de ti. F. Nietsche