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CAPITULO TRES ❛LO QUE ESTÁ MUERTO NUNCA PODRÁ MORIR❜
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Paranoica era la palabra que podía describir con perfección me he estado sintiendo los últimos tres meses desde que recibimos ese mensaje de parte de Víctor.
No he hecho nada más que pensar en las posibilidades, en que podría estar cerca y en que podría hacernos daño. En que podría hacerle daño a ella. Su deseo de formar una familia nuevamente, no me lo estaba tragando, había algo más, siempre había algo más cuando se trataba de mi psicótico padre. El resto de la familia se ha mantenido al margen y hemos tratado de aplicar cualquier método de seguridad posible, incluso tecnología brindada por Tony. Resultaba increíblemente gracioso tener que caminar con un agente de S.H.I.E.L.D. a mi alrededor todo el día, podía cuidarme yo sola, pero mi abuelo pensó que sería lo correcto debido a la situación y eso solo no levantaría sospechas.
Lo demás seguía siendo lo mismo todo el tiempo.
Durante esos últimos tres meses diría que los cambios menores serían Monroe en una nueva escuela, mi abuelo ha tratado de introducir al capitán Rogers al mundo moderno y luego estaba mi rol en la fundación Salvatore. Un evento para recaudar fondos era lo que me mantenía ocupada y con la mente enfocada en algo más que no fuese mi padre. La recaudación de fondos era para los niños que no podían costear gastos médicos en los hospitales patrocinados por la fundación. El evento sería cubierto por los mejores periodistas, incluso la periodista de vanity fair que cubrió a Tony hace cuatro años.
Estaba increíblemente ocupada todo el tiempo, Monroe la pasaba más en casa de mi abuelo que en nuestra casa. Y cada vez más era escuchar de como el capitán Rogers le contaba historias de guerra. Eso sí que era un dolor de cabeza, tener que escuchar sobre lo moralmente correcto que era Steven Rogers. No me agradaba mucho, tal vez si me molestaba verle seguidamente y tal vez Andrew si tenía razón y me encontraba molesta por que no fue mi esposo el que regreso, si no él.
