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CAPITULO OCHO ❛ LA GRAN GUERRA❜
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BROOK SALVATORE
Solo dile a mis chicas que las amo.
Cuando creces en una familia con bastante poder, los demás comienzan a tener una idea distorsionada de lo que la realidad es. Seguidas veces tenía a personas diciéndome en Londres que era una niña cuya vida estaba solucionada y que no tendría que preocuparme en mover un dedo en el futuro. Todos decían que yo no tendría que trabajar el doble de lo que ellos hacían, que podría tener toda la diversión que quisiera y podría tener todos los amigos que quisiera por quien era. La realidad era que jamás tuve amigos, por lo menos no en Londres o cuando terminé la preparatoria en este país.
Aunque la realidad era que era la persona más solitaria del mundo y no hice tantos amigos en la universidad. Cuando empecé mi internado, muchos el lugar en donde lo hacía decía que yo era una niña privilegiada y eso era frustrante. Siempre tuve que trabajar el doble para demostrar que mi apellido no me ganaba el puesto en donde estaba y siempre intenté ser la mejor en lo que hacía, porque quería probar que había sido Brooklyn la que había logrado todo eso, no el apellido Salvatore.
Fue ahí en donde conocí a Jackson, en una terrible noche de brujas, en mi cumpleaños. Él estaba gravemente herido y yo fui quien lo ayudo. Después de eso y de tratarlo, el despertó y comenzó a decir que no tenía mucha familia más que sus hermanos. No llamo a nadie para no preocuparlos, por otro lado, no pudo parar de coquetearme y eso era molesto en todos los aspectos.
Cada vez que venía a sus citas de seguimiento intentaba coquetear conmigo y cada vez que me veía, traía flores con él. Cuando dejo de necesitar nuestra supervisión médica, comenzó a aparecer después de que terminara mis turnos y siempre venía a invitarme a seguir. Me acostumbré tanto a su presencia que cuando no apareció por una semana, pensé que había notado que no estaba interesada en él. Hasta que me lo encontré en un bar cuando iba a visitar a una amiga de la universidad y a su prometido en ese momento.
