Capítilo 3

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Hoy decidí levantarme pronto, hace días que mi primo sale temprano y se pierde en el bosque así voy a averiguar a donde se dirige.

Junto a las seis menos diez de la mañana, sale de la casa para adentrarse a la parte norte del bosque. Una vez que sale le sigo a unos metros de distancia para que no note mi presencia. Tras unos diez minutos llegamos a una casa que en un principio parece abandonada. Mi primo se detiene ante la verja, unos segundos más tarde se abre inesperadamente, tras ella un hombre joven aparece.

- ¿Tu prima ha ido al pueblo otra vez?

- No, de momento no ha ido, pero la conozco y sé que volverá. -

- La están buscando, no debería estar sola. -

-Mientras que no salga de la casa no pueden ir por ella, ahí está a salvo. -

-El tiempo se les acaba, no encuentran el libro y lo necesitan. –

-Tengo miedo a que consigan atacar la casa, el escudo que la protege está dañado. Hace unas noches bajé al subterráneo y vi una sombra que atacaba al oráculo, pero cuando me acerqué el intruso desapareció. –

-- Si han encontrado al oráculo, lo mejor es que lo traigas aquí. A tus abuelos es mejor dejarlos al margen, así que piensa en una excusa para que se vayan. –

-- ¿Y qué hago con mi prima? –

-- Tráela contigo, es lo mejor. Aquí estará más segura—

-- De acuerdo. –

Tras terminar Will se da la vuelta y se marcha y yo tras él.

-- Seguro que estaréis bien. – Dijo mi abuelo con notable preocupación.

-- Sabremos cuidarnos abuela, es mejor que aprovechéis y os vayáis de viaje los dos. —Contestó mi primo despreocupadamente.

-- Lo sé, pero cómo ha sido todo de repente, estamos un poco sorprendidos. – añadió mi abuelo.

-- Bueno, pero tenéis razón hace muchos años que no viajamos. – dijo mi abuela con una gran sonrisa. – Vamos a preparar las maletas.

Una vez que mis abuelos salen de la sala, dirijo mi mirada fijamente a mi primo, miestras éste coge el mando de la televisión para encenderla a la vez que se acomoda en el gran sofá central.

-- Dispara, sé que quieres preguntarme algo – dijo una vez sentado.

No entendía cómo podía estar tan calmado después de todo lo que ha hecho en solo unas horas.

-- ¿Qué quieres que pregunte?

-- No lo sé, no estoy en tu cabeza para saberlo. – dijo riéndose.

-- Ha ha ha, crees que no voy a sospechar nada, sé que algo ocurre y me lo tendrás que contar, porque no te has desecho de mí. – señalé a la vez que me posicionaba frente a él tapándole la televisión.

-- ¿Quién dice que no vaya a hacerlo? No puedo echaros a todos de golpe, sino los abuelos sospecharían. –

-- Sé que no vas a hacerlo te escuché decirlo. -- maldita sea, ¿ahora qué hago?

Rápidamente se levanta y se acerca a mí.

-- ¿Qué has dicho? – Preguntó visiblemente enfadado.

-- Yo... pues... bueno... ¿Nada? –

-- ¡Dímelo! ¿Qué sabes? ¿Y cómo lo sabes?

-- Bueno, tal vez te haya seguido una mañana. Pero es normal que lo haga, sino me dices qué está pasando, porque sé que está pasando algo. Entonces tendré que buscar las respuestas por mí misma, ya que no me dices nada. – Dije mientras mi mirada la dirigía al suelo.

-- No me lo puedo creer, de verdad. ¿Cómo se te ocurre seguirme? Con lo peligroso que es que salgas de casa. Te están buscando ¡No lo vuelvas a hacer! --

¿Quien me está buscando? Y ¿ Por qué? 

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2018 ⏰

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