Parte 2

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En la mañana todo había sido normal hasta que Franco me trajo la carta de mí padre que me decía que estaba comprometida con un príncipe del reino vecino, mí reacción fue negación y oposición, voy me quejo con mí padre y resulta que mí prometido ya esta aquí, diré la verdad mí expectativa era de un hombre viejo y mayor con pansa y canas ,pero no, era un chico de mí edad con el pelo oscuro y ojos claros, mas alto que yo por dos cabezas y se notaba que trabajaba mucho su cuerpo.
Luego de oponerme por completo, mí padre me ordeno hacerlo y por consecuente , tengo que seguir esa orden, así que subí a mí torre y tome un baño y cuando estoy por salir me encuentro con pectorales, si lindos pectorales y luego una situación incomoda, súper incomoda, luego tuvimos una discusión y luego mas momentos incómodos, mí cara se sentía toda caliente y mis piernas se sintieron frágiles, preferí una retirada.

Al salir de la habitación, que ahora era de Elías, entre rápidamente al mia y me lance a la cama, los momentos recién vividos repetían una y otra ves en mi mente, sus manos en mi cuerpo, su nariz y su lengua en mi cuello y su pierna entre...,mí cara se sentía caliente y la hundí en mí almohada.
Idiota.
La cena fue tranquila hasta que Francis abrió su boca.

-entonces, ¿para cuándo está programada la boda?-Elías y yo dejamos de comer he inmediatamente lo miramos y luego nos miramos entre sí.

Padre mientras comía dijo
-para el próximo mes, luego tu hermana se irá con el príncipe Elías a su reino-me quedé estática.

-oh, eso es algo apresurado-dijo Francis, y luego me miró- espero que disfrutes tu último mes en el castillo, nena de papá.

Me paré- me disculpó pero no tengo apetito- me diriji a mí torre, no quería llorar pero esto era demasiado y las lágrimas no dejaban de salir.

Entre en la sala de entretenimiento y tomé mí espada y comencé a pegarle al hombre de madera mientras lloraba y gritaba, cada vez más rápido hasta quedar agotada, me deje caer y llore en silencio.

-cuando dijiste cuarto de entretenimiento no pensaba que era un cuarto de armas- Elías estaba parado en la puerta, me limpie las lágrimas con mí vestido.

-¿Desde cuándo estás aquí?- le pregunté.

-¿Quieres la verdad o lo que te haga sentir mejor?-dijo mientras se acercaba.

-la verdad.

-desde que tratabas de matar a Francis o como sea que se llame- dijo mientras señalaba al hombre de madera- lamento que las cosas sean asi- lo corte.

-no tienes porque- me puse de pie- este es un acuerdo entre reinos, mis sentimientos no tiene que ser puestos en consideración, ni los tuyos-baje mí rostro.
Él levantó mí rostro con su mano y limpio una lágrima que caía por mí mejilla.

-aún si eres una princesa que quiere proteger y cuidar a su reino sigues siendo una persona con sentimientos, al igual que yo- lo miré, en su rostro había comprensión y el llanto comenzó a salir de nuevo y entonces hice algo que jamás habría hecho, lo abrace y llore sobre su pecho.

-yo... lo siento, casi nunca lloro- el me abrazó y me apego a su pecho.

-no tienes que disculparte, tenemos que llevar esto juntos- yo solo asentí mientras lloraba- después de todo, a ninguno de los dos se nos dijo algo al respecto.

No recuerdo bien lo que pasó después, pero sí que desperté de un buen humor, por primera ves en mucho tiempo tomé un baño en mí habitación, baje tomé el desayuno y salí a mí cabalgata matutina.
Las hectáreas que rodeaban el castillo tenían desde jardines hasta caminos hacia el pueblo, mucha veces había hecho amistades con gente del pueblo que no sabían quien era realmente, si lo supieran no sé si seguirían siéndolo, conocía todo el pueblo y cada espacio de este, en mis cabalgatas me había propuesto conocerlo y así lo hice.
En este momento me dirija a una panadería del centro donde siempre había una anciana con la cual me gustaba charlar.

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