Su costoso reloj marcaba las ocho en punto de la noche, lo que significaba que era justo la hora en que Jungkook llegaba al piano-bar de todas las noches. Aquél se había vuelto su lugar recurrente, claro está que desde que él y Jimin se habían separado, antes ni loco entraba a algún lugar de esos a sentarse en un banco y tomar hasta perder la consciencia, junto a Jimin tenía más cosas que hacer antes que perder su tiempo ahogado en alcohol.
Pero en eso se había convertido su vida. Tratar de trabajar en algún proyecto durante todo el día y en la noche embriagarse hasta que su mente olvidara el nombre de la persona que lo había llevado a eso.
Su rutina de marido a soltero sin duda había cambiado drásticamente, de noches de películas, besos y cosquillas a noches de tequila, whiskey y ron.
La noche era bastante fría, sin embargo Jungkook pretendía calentarla un poco con un par de tequilas para acompasar el frío.
Deteniendo su lujoso auto en frente del piano-bar bajó acomodando su refinado traje. Para algunas personas no tenía sentido lucir tan refinado a la hora de embriagarte hasta los tuétanos, pero algo que Jungkook nunca perdía era su porte de hombre adinerado.
A las personas también le parecía extraño que cierto hombre entrara cada noche al bar sin un acompañante y que por igual saliera solo, ignorando a cuanto hombre o mujer le hablase por cortesía o segundas intenciones, él solamente se sentaba en la barra, tomaba hasta que su mente diera vueltas para luego irse a su auto y manejar lentamente hasta su nuevo departamento.
Jungkook era un hombre que llamaba la atención, no solo por su reluciente apariencia, ni tampoco por su dinero, este tenía un aura tan misteriosa como tranquila, lo que hacía que muchas personas quisieran acercarse para acompañarlo en su noche en vela. Pero Jeon se había vuelto un hombre solitario desde su separación. Ya no era de los que salía junto a un par de amigos a disfrutar la noche, ni tampoco a cenas cálidas alrededor de familiares.
Era un nuevo Jungkook, uno que no quería compañía, que no quería hablar con nadie, que le molestaba las opiniones ajenas, que le irritaba el ambiente de felicidad cuando él simplemente sentía un vacío tan grande en su ser, incapaz de ser llenado por alguna otra persona, y lo que más le parecía irónico a el azabache es que la persona que dejó ese vacío era la única que podría llenarlo.
Como cada noche al entrar al piano-bar la música un poco alta se hizo notar en sus oídos, pero como siempre ignoró todo a su alrededor, su único objetivo era llegar a la barra y pedir su preciado tequila.
Era jueves y el sitio para fastidio del azabache se encontraba bastante lleno. Personas que salían de sus trabajos junto a un par de amigos, jovenes parejas, o hasta viejos solitarios, estos últimos les recordaba a él, quizás ese sería su fatídico futuro, cosa que ya realmente le valía poco.
Chocando con un par de personas llegó a su objetivo y logró sentarse en el último banco vacío que quedaba, levantando su mano se hizo notar haciendo que el bartender llegara rápido a atenderlo.
-¿Hoy qué te apetece, Jeon?
El azabache tenía alguna clase de amistad con el bartender. Sin duda era la única persona con la cuál podía desahogar lo que sentía, las penas que cargaba encima, sus preocupaciones, su dolor. Pero nada iba más allá de eso, cada noche Namjoon servía su trago y se quedaba escuchando los pesares de Jungkook hasta que llegaba algún cliente que atender, pero al terminar volvía para escuchar lo que el hombre de traje fino tenía para soltar. El moreno nunca opinaba nada, no aconsejaba, ni respondía, simplemente escuchaba y asentía. Eso al menos hacía tranquilizar al azabache.
-Me apetece tequila, Namjoon, necesito algo fuerte.
-Dame un momento y ya lo tienes.
Namjoon se dirigió a servir el pequeño shot mientras Jungkook quitaba su saco y lo colgaba en el espaldar del asiento.
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The Last Time ➳ KookMin •☽•
Fiksi PenggemarJungkook y Jimin nunca pensaron que el momento de separarse llegaría, de tener que firmar muchos papeles y asistir a distintas terapias de pareja al pasar por su divorcio. Cuando se casaron profundamente enamorados no les pasó por la mente la palab...