Capítulo 4.

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Un año después Aaron ya le había presentado todo su entorno, amigos y familia. Una tarde de verano, Aaron y Ashley estaban en casa recogiendo todos los informes de la última visita que tuvo él con un paciente.

—Listo por hoy. ¿Cenamos en casa o prefieres salir a dar una vuelta y después a cenar? —le sugirió.

—Lo que prefieras —objetó.

—Me apetece cenar en un restaurante italiano. ¿Se te antoja? —invitó el.

—Me parece estupendo, me apetece una buena pizza con jamón york y cebolla —se le hizo la boca agua—. ¿Y porqué no me acerco yo a Ginos que está debajo y cenamos en casa?

—Venga me has convencido, el plan es más atractivo. Luego nos echamos una partida a la play. ¿Te hace? Eso si.. salió "Capricciosa" la niña —dijo con acento italiano.

—Perfecto, quédate entonces aquí no tardo tonto, por cierto no te sale bien el acento italianini —se burló de el.

—¿Y a ti si raggaza bella? —se mofó—. Que confiancitas la niña.

—Claro bambino. Bueno no tardo —cogió el bolso y las llaves—. ¿Qué te apetece?

—Otra caprichosa —le sacó la lengua—, como mi caprichosa favorita. O más romántico, la tuya caprichosa y la mía de otra clase. Así las compartimos —propuso el—. ¿Te doy dinero o te acompaño?

—Anda, anda ya vengo —dijo mientras se dirigía a la puerta.

—Eh, ¿Y mi beso? No me ignores —le señaló su mejilla.

Ella se carcajeó y se fue a la pizzeria sola sin darle opción que fuese detrás de ella.

Ella se carcajeó y se fue a la pizzeria sola sin darle opción que fuese detrás de ella

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—Así me gusta, que me haga caso. Ains como me ignora a veces —resopló a la misma vez que sonó su móvil. Miró a ver quien era y al ver que era su amigo respondió—. Ey imbécil, ¿Cómo vas tronco?

—¿Qué pasa pringado? Yo bien, ¿Y tu como vas? ¿Estas con Ashley? —respondió vía telefónica.

—Bien también. No, se acaba de ir a por pizzas al Ginos. No tardará mucho —le contó.

—Uy que tenéis velada romántica hoy. Así pizza, palomitas, chocolate y todas esas cursilerías —se rió—. No te olvides del champan, es muy top.

—Menudo gilipollas estas hecho, no es velada romántica. Ya me gustaría.. —suspiró.

—Lo que yo no entenderé es que a que esperas para decírselo. Has compartido un año con ella, ya superó ese miedo que tenía. Como no te des prisa otro te la va a quitar, leñe vives con ella compartís todo no me seas huevon. Estás muy enganchado y lo sabes —afirmó.

—No es fácil tío, no la quiero presionar ni asustar para que se vaya. Su última relación no fue de rositas que digamos.. pero.. tampoco la quiero perder —dijo triste.

—Acepta que estás enamorado de ella, inténtalo te lo digo de corazón—lo animó.

En ese preciso momento entró a la casa Ashley, como lo escuchó hablar decidió no interrumpirlo. Dejó todo en la cocina y cuando iba a preparar las bebidas algo muy interesante le pareció escuchar. En puntillas se acercó a la puerta y se escondió para oírlo.

—Si, estoy enamorado de Ashley desde el primer momento en que la vi. No se como pasó pero se que es ella con la que quiero compartir el resto de mi vida, es la mujer que siempre he soñado —suspiró—. Me gustaría decírselo pero no me atrevo.

—Pues atrévete, llévala a sitios donde ese no la quiso llevar haz lo que sea para ganártela. Esta en tus manos y te lo digo enserio, tienes una oportunidad de oro, mas de uno la quisiera —siguió animándole.

—Lo se, es lo mejor que me ha pasado —afirmó—. No se lo que haré tío.

—Hacerme caso es lo que tienes que hacer, así que ánimo. Cosas peores has tenido que enfrentar, esto comparado no es nada —le incitó.

—Ya veré. Bueno tío, te dejo ya —miró la hora—. Han pasado como veinte minutos y estará a punto de caer. Gracias por todo y cuídate.

—Vale, disfruta mucho y ya me cuentas. Adiós tortolito —se despidió.

—Adiós picaflor —colgó también.

Aaron guardó el teléfono y Ashley nerviosa simuló que acababa de llegar, abrió y cerró la puerta. Seguidamente, el la escuchó y fue al pasillo donde se la encontró. Al no verla con las pizzas en la mano sospechó que lo había escuchado.

—Hey bella, ¿Acabas de llegar? —le preguntó lo que era evidente.

—Esto...si —dijo ella nerviosa sin creerse lo que había escuchado.

—¿Y las pizzas? ¿Dónde están? —le cuestionó.

—En...la cocina. Es que, entré las deje y vi que la puerta estaba medio abierta. Por eso vine a cerrarla —intentó excusarse.

El sospechó que ella lo había escuchado todo y intentó corroborarlo pero no sabía como

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El sospechó que ella lo había escuchado todo y intentó corroborarlo pero no sabía como.

—¿Cenamos en el sofá?

—Por mi bien, así más cómodos —aceptó.

—Ve al sofá, yo lo llevo todo —dijo nervioso.

La muchacha con nervios lo obedeció y fue al salón. Nada mas llegar se sentó en la mesa y puso un mantel a la mesa.


Él NO soy yo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora