XVIII

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Caminamos por el lugar hasta llegar a una mesa vacía. Al medio del local estaba la pista de baile, donde habían muchas parejas bailando: hombres con hombres, hombres con mujeres y mujeres con mujeres. Todo me pareció increíble. La música era muy alegre y las luces hacían que la pista de baile se viera casi mágica. Las mesas se ubicaban pegadas a las murallas del lugar, marcando el perímetro y tenían una forma cuadrada con cuatro sillas cada mesa.

Ocupé mi lugar dejando mi chaqueta en el respaldo del asiento y Nicky junto a Nicolás se sentaron frente a mí, por lo que aproveché para observar con más detenimiento al acompañante de mi amiga. Su cabello era oscuro y lo usaba corto y levantado, como una especie de jopo, su color de piel era un tostado completamente parejo, como si dedicara mucho tiempo a su cuidado personal y lo que más me llamó la atención, fueron las arrugas que se le formaban a los lados de sus oscuros ojos cuando sonreía, las cuales me parecieron muy tiernas. Me miró y yo desvié la vista.

-entonces Chris, ¿qué relación tienes tú con Matías?- preguntó de pronto el muchacho, haciéndome dudar de mi respuesta.

-pues... somos amigos- dije sin estar completamente seguro.

-que hermoso- dijo Nicky –son todo sin ser nada aún.

-pero ¿se han besado?- preguntó Nicolás. Me sorprendió lo interesado que estaba en mi relación con Matías.

-pues no, como dije, solo somos amigos, ayer nos juntamos y conversamos un poco. Nos gusta sacarnos fotos y cosas así- dije tratando de mantener mi voz firme.

-espera... ayer llovió. ¿Se juntaron igual?-. La pregunta de Nicky me hizo sonreír. Le conté todo lo que había pasado ayer en el parque. Mientras relataba mi historia, Nicolás se levantó de la mesa y llegó rápidamente con tres botellas de cerveza, dejando una al frente de cada persona.

-entonces brindemos por un amor naciente- comentó el chico cuando terminé de hablar. Tomé la botella de cerveza sin mucha seguridad y miré a Nicolás a los ojos. Podría jurar que me guiñó rápidamente un ojo.

-¿y de qué me querías hablar en la mañana Chris?- preguntó Nicky, alejando la botella de su boca y dejándola en la mesa. Di un sorbo y la garganta me ardió un poco.

-te quería contar que hay un niño que me odia y que me dice que me aleje de Matías.

-no me digas- comentó Nicolás- y el muchacho se llama Joseph-. Miré con los ojos muy abiertos.

-¿có-cómo lo sabes?

-Chris, este mundo- dijo señalando a todos quienes estaban alrededor de nosotros- es muchísimo más pequeño de lo que crees.

-pero estamos aquí para pasarlo bien y para olvidarnos de niñitos celosos, por eso traje a Chris, quiero que se divierta- dijo Nicky levantando su botella –un brindis por la amistad.

-por la amistad- repetí junto a Nicolás, en el instante en que un niño alto y delgado se acercaba a la mesa. Tenía una sonrisa muy alegre, el pelo desordenado y llevaba una polera que decía "I'm Gleek"*.

-hola Nicolás- dijo con una voz suave, luego miró a Nicky y a mí y sonrió.

-Gonzalo- contestó Nicolás con alegría –hombre, tanto tiempo sin verte.

-¿te apetece bailar?- preguntó Gonzalo.

-pues vamos- respondió Nicolás sin dudar, levantándose junto con la botella de cerveza. Se alejó hasta la pista de baile y comenzó a bailar junto a su amigo. No era un baile como para sospechar que eran algo más que amigos, simplemente se movían al ritmo de la música y se sonreían mutuamente, como si no se hubieran visto en mucho tiempo.

Guarda mi secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora