t h r e e.

3.9K 429 439
                                    

La noche avanzó rápidamente para Peter entre bailes con Tony y charlas con gente importante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La noche avanzó rápidamente para Peter entre bailes con Tony y charlas con gente importante. Las personas le hablaban, interesadas en él y en sus proyectos por primera vez en su vida. Se sentía inteligente.

En esos instantes se encontraba junto a un par de hombres y una mujer hablando sobre su carrera en la universidad. Hacía unos minutos su pareja había ido a por unas bebidas para los dos, pero todavía no había llegado. Eso le extrañó. Así que con un simple "lo lamento" se fue a buscar al multimillonario de ojos ámbar.

Recorrió casi todo el lugar y preguntó a los amigos más cercanos de Tony, nadie sabía nada de él. Se acercó a la barra para preguntar de nuevo, pero una silueta muy conocida se cruzó en su camino. Fue tan rápido, que al parpadear para ver mejor a la persona, esta ya había desaparecido.

¿Había sido su imaginación? Le parecía imposible que algo tan real fuese puro espejismo. Pero si fuese el caso, ¿qué hacía Natasha allí? Eso solo quería decir una cosa, los Vengadores estaban allí. Asustado, buscó a su mentor por todos lados. Tenía que avisarle sobre lo que acababa de ver.

Cerca de los baños escuchó una voz que había escuchado demasiadas veces en clase de educación física: la voz de Steve Rogers. Se acercó hacia el patio trasero y se escondió detrás de uno de los bancos. Estaba dispuesto a descubrir que tramaba el imbécil del Capipaleta.

— Steve, no sabes cuánto tiempo estuve esperando esto.

Esa voz.

Peter asomó la cabeza y pudo observar a su pareja de baile acorralado por Rogers. Y no solo eso, sino que tampoco parecía hacer nada por apartarse.

— Tanto tiempo como yo, Tony.

Capipaleta se acercaba peligrosamente a Tony. Ahí Peter no pudo aguantar más y salió de su escondite. Tony lo observó impresionado, no esperaba verlo allí.

Siento interrumpir, señor Stark.

Después de esas palabras dichas por el más joven con la voz rota, este salió corriendo del patio en el que estaban. Escuchaba los gritos de su mentor, pero no se detuvo en ningún momento. Recorrió todo el lugar hasta llegar a la salida. Una vez allí los flashes rodearon al chico y los periodistas volvieron a sus estúpidas preguntas.

Minutos después consiguió separarse de los incómodos comentarios y se sentó en un banco bastante alejado del lugar. Sus manos temblaban y justo en ese momento fue cuando rompió en llanto. Las lágrimas se fueron escurriendo poco a poco por sus marcados pómulos, llegando hasta sus finos labios. Un sabor salado inundó sus papilas gustativas al pasar la lengua por sus labios. Eso no hacía más que recordarle lo que acababa de ocurrir.

ese maldito baile | starker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora