Capítulo 11

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Los rayos de sol golpeaban de lleno en su rostro. Comenzó a abrir sus ojos lentamente, acostumbrandolos a la luz solar que se filtraba por el enorme ventanal.

Giro su rostro esperando encontrarse con el de Alonso, aunque para su sorpresa este ya no estaba, alarmado se levantó de aquella cama y comenzó su búsqueda por toda la casa.

No encontró nada. Seguro se fue sin el. Lágrimas comenzaron a allanar su rostro, comenzó a vestirse, acomodo el desastre ocasionado y salió de ahí puesto que era la casa de Villalpando.

Tomo rumbo a su casa, iba con el semblante triste y sus mejillas aún húmedas. Decir que no le dolía que Alonso lo tratará así era mentir, pues amarlo y ser no correspondido dolía, dolía demasiado.

Al llegar a su hogar metió la llave a la cerradura y se adentro a la casa, no quería saber nada, mucho menos de Villalpando, así que después de una ducha relajante se iría a la cama.

(...)

1:56 pm

Los fuertes toques en la puerta y los insistentes toques del timbre hicieron que Jos despertará de su tan hermoso sueño y para acabar despertará de mal humor. Lanzó la manta que lo cubría y sin ponerse algún cómodo calzado se dirigió a la entrada.

-¿¡QUIEN!?.- grito de las escaleras y sin respuesta abrio la puerta

-Hola Jos.- saludo aquella persona

-Adiós.- cerro de un fuerte portazo 

Caminaba de nueva cuenta a su habitación pero otra vez los toques insistentes no cesaban, regreso de mala gana a abrir.

-¿¡QUE QUIERES!?.- grito desesperado

-¡Huy! Que genio.- respingo

-¿¡SI ASÍ SOY DE MALHUMORADO!?  ¿¡Y QUE!?.- seguía gritando el pelinegro

-Tranquilo.- río la otra persona -Baja la voz o tus vecinos dirán que te quiero secuestrar.- río de nuevo

Suspiro pesadamente -Solo...vete, no quiero ver a nadie.- sin más cerro la puerta una vez más

Alonso, quien se encontraba del otro lado de la puerta, no entendía el porque del comportamiento del pelinegro, así que escaló por aquel árbol que daba justo a la ventana del chico.

Entró por esta misma, ya que se encontraba entre abierta, se sentó en aquella cama que estaba algo desordenada y espero a que Jos entrará.

Por otro lado, Jos, tomo un poco de agua, sentía su garganta seca, más ahora después de ver al chico rubio, solo no quería verlo, necesitaba tiempo a solas.

Cuando entro a su habitación, no se percató que tenía compañía, fue hasta que las manos de Villalpando rodearon la cintura del menor, provocando escalofríos en el.

Quito aquellas manos bruscamente de sus caderas, tomo la manta y se acostó, dejando a Alonso demasiado confundido. Este solo se sentó junto a él.

-¿Que te pasa?.- acaricio su espalda

-¿Que me pasa de que?.-

-Has estado muy grosero conmigo.- Quito la manta del rostro de Jos

-¿Te importa?.-

-Obvio que me importa, ¿Hice algo malo?.-

-Responde tu mismo.- cubrió nuevamente su rostro

Alonso, al no saber que hacer, comenzó a pasar sus manos por el cuerpo aún cubierto. Sintio al chico estremecerse con su tacto así que quito la manta de un jalón, comenzando a repartir besos por el rostro del azabache.

Su intento por quitar al rubio de encima fue inútil, y una vez más se dejó llevar por aquella placentera sensación, tomo del cuello a Villalpando robando de el su más salvaje beso.

Lo único persistente en aquella habitación, era el sonido al besarse y los pequeños suspiros de Jos, la ropa comenzaba a salir de sus cuerpos y ninguno de los dos tenía intenciones de parar.

Los besos bajaron hasta el cuello de Canela, quien apretó sus labios para no soltar un jadeo, pero demonios, era una tortura no hacerlo. Aquellos labios hacían un buen trabajo en aquella curva entre el hombro y el cuello.

Un giro hizo que Alonso quedará abajo, disfrutando de los movimientos agonizantes del trasero de Jos contra su miembro, quería entrar a esa estrecha entrada, pero Canela no tenía planeado ir al acto tan fácil.

De un momento a otro Jos paro, acomodo su ropa y salió de la habitación, dejando a un Alonso confundido y con un enorme dolor en su entrepierna. Se levantó siguiendo a Canela y lo encontró cómodo en el sofá bebiendo un poco de agua.

-¿Que diablos? ¿Que haces aquí?.- pregunto el rubio que realmente estaba desconcertado

-No es obvio.- sonrió burlón -Estoy bebiendo agua.-

-Mira como estoy por tu culpa.- con sus ojos señaló hacía abajo -Necesito terminar.-

-Termina solo, por ahí está el baño.- señalo la puerta al fondo del pasillo

-¿Esperas que termine algo que tu empezaste?.- Canela asintió -¿Y como pretendes que lo haga? ¿Viendo porno gay?.-

-O porno hetero, del que tu quieras.- sonrió con sorna

-¡Oh no! ¡no! ¡no! ¡y no! No veré porno gay y mucho menos hetero para terminar lo que empezaste, necesitas ayudarme.-

-¿Que te hace pensar que te ayudaré?.-

-¿Por que? Por que no soy el único con ese “problemita” ahí abajo.- señalo la entre pierna de Jos.

Un leve color rojo se apoderó del rostro del menor y subió rápidamente las escaleras. La  incomodidad en ambos pantalones se hacía cada vez más insoportable, así que Alonso recurrió a lo que menos quería, pues sabía que le costaría mucho.

-Si me ayudas a terminar con esto.- grito desde afuera de la habitación -prometo hacer lo que tú quieras.-

Sabía que se arrepentirá pero ya estaba dicho. La puerta comenzó a abrirse y un Jos con sonrisa burlona apareció.

-¿Lo que sea?.-

-Si, si, si lo que sea.- nunca había rogado, pero esta vez era muy necesario.

Un tirón en su playera lo hizo caer de espaldas a la cama, y nuevamente Jos estaba sobre el, los movimientos torturantes volvieron y está vez no dejaría que se fuera, giro sobre la cama y sin cuidado despojo a Canela de sus prendas, lo mismo hizo con las suyas.

No pudo esperar más, así que entró sin preparación alguna, obteniendo un grito de dolor por parte de Jos, se mantuvo quieto, esperando no haber lastimado al menor. Tardó un poco en comenzar a moverse.

Canela tomo entre sus manos las sábanas, pues el placer que sentía lo hacia agonizar, aquellos movimientos lentos pero profundos, que lo hacían llegar al éxtasis total.

Embestida tras embestida, el chocar de sus pieles, los besos robados, nada podría ser mejor. Jos se acomodó en cuatro y Alonso nuevamente entró, tomo un puño de la cabellera de Canela tirando de el y haciendo que la espalda del menor se arqueara, los gemidos de Jos enloquecian a Villalpando.

Unas cuantas estocadas más, bastaron para que el tan anhelado orgasmo llegará para ambos, los cuerpos rendidos, cayeron sobre aquella cama, gotas de sudor resbalaban por ambas frentes y las respiraciones agitadas hacían una sinfonía perfecta.

Alonso abrazo a Jos y con una sonrisa beso la frente, la frente de aquella persona que estaba cambiando su vida, o al menos eso era lo que creía.

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He regresado :v si lo sé, muuuuuy tarde, pero aquí estoy de nuevo, realmente lo siento, pero la escuela es muy pesada, se que nada justifica el retraso, pero aquí tienen un capítulo más, linda noche y espero actualizar mañana ;)

"Noches De Sexo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora