Capítulo uno

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La vista se me comienza a nublar, me falla la respiración y todo mi cuerpo se encuentra temblando, estoy haciendo lo posible para tranquilizarme, pero no lo logro y desconozco la razón. Llevo participando en competencias desde que tengo uso de razón y aunque me pongo nerviosa, no a tal punto como lo estoy ahora. Sigo sola en mi habitación, a oscuras y con el reloj de la mesita de noche marcando las tres de la mañana, la orden de mi entrenadora diciendo que debo dormir temprano para estar lista al día siguiente se repite en mi cabeza una y otra vez, pero no me ayuda en nada, solo me da una jaqueca enorme.

Inhalo y exhalo para intentar que mis pulmones vuelvan a tomar oxígeno y tranquilizarme, luego de varios segundos intentándolo, por fin logro estar algo mejor, así que con rapidez tomo mi celular para colocar una meditación y no volver a tener un ataque de ansiedad. Ni si quiera me doy cuenta en el momento en que me quedo dormida, solo me dejo guiar por la relajante voz que se escucha en la habitación y las olas del mar en el fondo.

Alguien toca a mi puerta, pidiendo permiso para entrar, solo suelto un bufido para seguir durmiendo, aún no es hora de levantarse, por lo cual, solo quiero descansar. A lo lejos escucho como se abre la puerta y unos pasos, pero sigo ignorándolos, hasta que me quitan la cobija con la que estoy tapada y abren la ventana, rápido siento la incomodidad, para tratar de acostumbrarme a la luz intensa que entra, parpadeo varias veces y poso mi vista en mi madre que me observa confundida, intentando averiguar lo que ocurre conmigo.

—Ya son las 5:00....

No termina de hablar cuando abro la boca sin poder creer lo que escuché, busco mi celular para verificar si es cierto y al descubrir que es verdad y que no escuché mi despertador sonar hace una hora, me pongo de pie lo más rápido que mi cuerpo puede, salgo corriendo para tomar mi ropa y entro a la ducha. Si no llego al estudio a la hora que April me asignó, va a matarme.

Recojo mi rebelde cabello en una coleta alta, acomodo lo mejor que puedo mis rizos para que ninguno salga y estorbe mi vista, al lograrlo, reviso la hora y sonrío satisfecha al ver que todo lo hice en tan solo treinta minutos, tomo la mochila con todo lo necesario dentro de ella y bajo corriendo las escaleras para beber mi licuado. Al llegar a la cocina, veo a mi mamá terminando de preparármelo y sonrío llena de alegría por que me ayudó, me lo entrega y le doy un beso en la mejilla en forma de agradecimiento.

—¿Llevas todo? —pregunta antes de que salga de la casa. Hago un repaso mental de todo lo que necesito y al terminar de hacerlo, sonrío afirmando con la cabeza.

Ella sonríe y saca del bolsillo de su pantalón una pequeña caja color negro, la abre y veo una pulsera de plata con un diminuto dije de una bailarina, estoy tan sorprendida que no puedo decir nada.

—Tu papá te compró esto luego de tu primer semana de entrenamiento. Yo no había encontrado el momento para dártelo, pero ahora es cuando más lo necesitas.

Mis ojos se llenan de lágrimas y estiro mi mano para que ella lo coloqué, no puedo creer que luego de tantos años, mi mamá lo guardó. Nos envolvemos en un enorme abrazo y salgo de la casa para subir a mi auto e ir con April antes de que me asesine.

Entré al mundo de la danza gracias a mi papá, un día vio el anuncio mientras iba en el auto camino a casa, se detuvo a pedir informes al local y cuando llegó conmigo, platicó todo tan emocionado que no pude negarme. Yo tenía tan solo cuatro años cuando entré a mi primer clase con April, ella de inmediato notó algo en mí, porque al termino charló con mis papás y en cuanto subí al vehículo con ellos, empezaron a interrogarme para averiguar como me había ido, les platiqué todo con demasiados detalles, me encontraba tan emocionada porque me fascinó y ahora, 16 años después, sigo bailando.

Estaciono el auto delante del estudio, veo la hora en el estéreo, tomo la maleta y salgo corriendo para entrar. Es tan temprano que no hay nadie, así que solo sigo a paso rápido para llegar a donde me esperan, al hacerlo la miro de pie negando con la cabeza mirándome.

—No llegué tarde, son las 6:10, exactamente a la hora que me citaste —hablo antes de que empiece a regañarme.

—Si digo 6:10, debes llegar cinco minutos antes. Increíble que sigas haciendo lo mismo luego de tantos años —réplica y le doy mi mejor sonrisa.

Realizo los estiramientos necesarios para hacer el último ensayo, cuando termino, ella camina para sentarse en una esquina de la habitación, yo me coloco en medio y la música se escucha, cierro los ojos para concentrarme lo mayor posible y al abrirlos, mi cuerpo empieza a tener todo control sobre mí. Dejo que cada músculo se mueva guiándose por la música, estoy tan dentro de mi papel, sintiendo todo, que al terminar me quedo en mi posición unos dos segundos para regresar a la realidad, giro la cabeza para averiguar que le pareció a mi entrenadora y aunque no dice ninguna palabra, su enorme sonrisa lo dice todo.

Vuelvo a colocarme la chaqueta del estudio y me cuelgo la maleta entre mi hombro, lista para ir a donde será el concurso. Salimos de la habitación y caminamos juntas hasta la salida, cierra con llave y nos encaminamos a subir a su automóvil estacionado enseguida del mío. Ese es el mismo procedimiento que hacemos en cada competencia, ya que dice que la participante debe llegar junto a su entrenadora, al termino, regresamos al estudio y yo subo a mi carro para regresar a mi casa donde mi mamá me espera lista para festejar mi victoria, porque sí, nunca pierdo ninguna concurso, solo que ahora es diferente. Solo seremos veinte participantes, pero son lo mejor de todo el país y aunque he competido contra algunos, no los conozco a todos.

Todo el trayecto sucede sin decir ninguna palabra, lo único que se escucha es la música de Sean, debido a que coloqué su disco, el cual siempre se encuentra en el auto, ya que no hay ocasión en que no lo coloque cuando voy a competir. De tantas veces que ya lo ha escuchado April, se lo sabe todo de memoria y hasta podría asegurar que ya es fan de él, aunque lo niegue en ocasiones.

El motor se apaga, nos miramos fijamente y al afirmar con la cabeza al mismo tiempo, bajamos, listas para llevarnos ese premio. Aunque mi cuerpo se encuentre temblando y muy probablemente me ponga a llorar por lo nerviosa que estoy, logro caminar hasta encontrarme en la entrada del auditorio, donde me detengo en seco al ver toda la gente que se encuentra y a los participantes llegando. April me mira pidiendo una explicación coherente para que haya dejado de caminar, pero de inmediato vuelvo a mi papel de no demostrar ninguna debilidad frente a las personas.

Mientras caminamos para recibir nuestros gafetes y registarnos, al formarnos en la fila, localizo a mi mamá y a Raven, mi mejor amiga. Levanto la mano para que puedan verme y por suerte lo hacen, corren para llegar a donde estoy y ella se lanza a mí con fuerza para enrollarme entre sus brazos, estuve a casi nada de caerme si no fuera porque un chico me sostuvo, le agradecí apenada y después volví mi vista a mi mejor amiga. Tuve que soltarla cuando llegó mi turno, mostré mi identificación al igual que mi entrenadora, llenamos unos papeles y recibimos nuestros gafetes, junto a la indicación de donde podía arreglarme.

No había momento para iniciar una charla, así que solo pude despedirme de ellas y junto a April, comenzamos a caminar a nuestro lugar.

—¡Gánale a todos, Courtney! —escucho el grito de Raven, me volteo para enviarle un beso y sigo mi caminata.

Entramos a nuestra sección, ahí presentes se encontraban cuatro participantes juntos a sus entrenadoras que les estaban indicando todo lo que debían hacer. Trago saliva nerviosa y tomo asiento delante del tocador para empezar a maquillarme y acomodar mi cabello de forma correcta.

El tiempo está sobre nosotros, por lo cual, mientras yo me maquillo, Abril intenta peinar mi cabello, la miro desde el espejo batallar y empezando a enojarse por no lograrlo, pero al final tiene una sonrisa de triunfadora por ver mi cabellera recogida en un chongo y piedritas acomodas en el, también estoy feliz al ver el resultado de mi maquillaje y cuando estoy por ponerme el vestuario, siento como mi estomago se revuelve y unas inmensas ganas de ir al baño se apoderan de mí. Le notifico a April lo que ocurre y no muy convencida me deja ir a hacer mis necesidades, camino rápido para llegar, al hacerlo entro al primer cubículo que encuentro vacío y tomo asiento en la taza.

Pasan unos minutos cuando escucho a alguien entrar, por instinto me quedo estática y sigo dentro, aunque ya estaba por salir para lavarme las manos y regresar a donde me esperan

—El rumor que está corriendo es que Sean está aquí y él va a elegir a la ganadora —Se escucha la voz de una chica y hago todo lo posible para no realizar ningún sonido.

—Pero él no sabe de baile ¿no?

—Claro que sí, desde pequeño baila y tuvo a los mejores entrenadores, solo que prefirió irse al mundo de la música.

—Muero si en verdad se encuentra aquí ¿imagina que él sea el que termine eligiéndome como ganadora?

—La que va a ganar soy yo, no te hagas ilusiones.

Salgo con cuidado al dejar de escuchar las voces, verifico si de nuevo me encuentro sola y al hacerlo, me quedo estática y con unas ganas enormes de vomitar. Sean, el chico que alegra mis días me verá bailar en su propia competencia y si llegó a ganar, será por que él me eligió. Sin controlarlo, me vuelvo a adentrar al cubículo para vomitar el licuado que desayuné horas atrás, odio hacerlo, pero esto no pude evitarlo. Al volver con April, la miro sacando de su mochila una botella de plástico que al parecer está llena de licuado de fresa, por lo que se ve, me coloco frente a ella y me lo entrega, lo tomo confundida.

—Sé que escuchaste el rumor y vomitaste, no pienso dejar que subas al escenario con el estómago vacío.

—Confirmado que tú me espías —digo sentándome y bebiendo el sabroso licuado.

—No te espío, solo que es algo que todos están hablando, supuse que lo habías escuchado y cuando estás demasiado nerviosa vomitas.

No digo ninguna palabra y solo me coloco los audífonos reproduciendo la meditación para no alterarme. Cierro los ojos para solo concentrarme en eso, duro de esa forma veinte minutos, hasta que tocan mi hombro y April me indica que es hora de vestirme, afirmo más confiada en mí misma y lo hago.

Los aplausos del público se escuchan y yo aumento el volumen de la meditación para no desconcentrarme de lo que debo hacer.

Momentos después, las chicas que se encontraban conmigo, iban saliendo cuando las nombraban, a veces las miraba para averiguar que tan confiadas se veían, en cambio en otras ocasiones, las ignoraba para no ponerme nerviosa.

Soy la participante número quince, una de las últimas, lo que no resulta algo muy bueno porque los jueces ya no prestan tanta atención como en el inicio, por ello, debo poner todo de mí en cuanto mis pies estén tocando el escenario, debo captar la atención de cualquier persona presente y transmitir cada movimiento que haga.

Una señorita me llamó, indicando que era momento de salir porque estaban a casi nada de nombrarme. Me levanto de la silla, guardo el celular junto con los audífonos, me veo por última vez en el espejo y miro a April que me da un beso en la mejilla deseándome suerte e indicando que dé todo lo que pueda. Camino hacia la salida mostrándome lo más segura posible y al llegar a la orilla del escenario, escucho como pronuncia mi número de participación y mi nombre. Tomo aire y salgo dejándome ver por todos, me coloco en mi posición, las luces se apagan y solo un reflector se coloca encima de mí, cierro los ojos y al abrirlos la música se escucha y toma control de cada músculo de mi cuerpo.














Hola muchas gracias por darle una oportunidad a esta nueva novela, que créanme que haré todo lo que está en mi poder para que les guste

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Hola muchas gracias por darle una oportunidad a esta nueva novela, que créanme que haré todo lo que está en mi poder para que les guste.

Con mucho amor y cariño para todas ustedes ❤️


• S u j e y •

Courtney ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora