One Shots: Te Regalo Una Vida (Tom Holland y tú)

Capítulo 3

Para: LHolland18

"The Sun is gonna save me
Put a little love into my lonely soul"

-Gorillaz, Amarillo.

-¡Cuentanos algo abuela!- dijo entusiasta la pequeña Lili saltando sobre la cama antes de tirarse al lado de su hermano Peter quien ya se encontraba arropado con la gran sábana blanca hasta el pecho-.
-Ya se las he contado todas- ante la aclaración de la mujer mayor los dos pelinegros pusieron mala cara visiblemente consternados-.
-Inventate algo- Lili rescosto su cabeza en las piernas de la mujer, recibiendo ligeras caricias en su cabellera negra- una historia de amor, por favor...-.
-Esta bien- los niños saltaron emocionados bajandose de la cama, sentandose en el suelo, no se podían permitir quedarse dormidos sin escuchar la historia de la abuela-.
-Hace 40 años atrás...- comenzó notando el entusiasmo de los niños, eran sus mejores oyentes-.

"-¡Detengan a esa ladrona!- escuché que decían detrás de mí, mientras intentaba acelerar el paso y escabullirme lejos de ellos-.
-¡Maldita sea!- sentí ese estúpido dolor recorrerme el pecho, obligandome a bajar la velocidad, estaba atrapada, me atraparían y me llevarían a prisión, no, no podía, aún tenía algo que hacer- perfecto-me dije a mi misma tras notar que adelante mío estaban varios bazares y puestos abarrotados de gente-.
-¡Hey, agarrenla!- grito aquel terco oficial de piel morena, atravesaba a las personas dandoles empujones a paso acelerado-.
-No, no ahora por favor- sentía el aire faltarme, ante los gritos del oficial alguien trató tomarme con fuerza del hombro, me safe sacandome la cazadora, aferrandome con fuerza a la bolsa de medicinas blancas, tenía que llegar, tenía que darsela a mi tía Mary, si no empeoraría, ella empeoraría-.
-¡Con su permiso señores!- se iban abriendo paso entre la gente con cada vez más velocidad, una ráfaga de dolor me atravesó el pecho con fuerza, el aire se me fue de tajo, cerrandome las vías respiratorias, caí tambaleante al suelo estaba completamente acabada, cerre los ojos con fuerza esperando que llegarán cualquiera de los dos oficiales a molerme a golpes tras haber robado la farmacia-.
-Mierda- escuche a decir a alguien, enfrente mío, me atreví a levantar la cabeza, encontrandome con un chico castaño, tenía la cara un tanto sucia, restos de sudor bajaban por su cien, usaba una camisa de manga larga que era tapada por su delantal rojo, su cabello tan alborotado cayendole sobre la frente- joder, joder, joder- dijo después de debatirse entre miradas a los oficiales que me buscaban con rapideza, el castaño, me cargo con tanta facilidad y agileza llevandome hasta un puesto de fruta que consistía en cajas amontonadas formando varios escalones de niveles que llevaban una especie de lona encima y sobre ellas fruta y una que otra verdura- no hagas ruido- me escondió detrás del puesto, no entendía que estaba tratando de hacer, respiraba agitadamente intentando calmar el dolor que se asotaba en mi pecho-.
-¿A dónde se fue la chica?- la voz del oficial resono del otro lado del puesto, abracé la bolsa de medicinas contra mi pecho aguantando la respiración-.
-Se fue por allá- el castaño mintió- giro por la avenida Heffron-.
-Gracias Tom- escuche las fuertes pisadas de los oficiales alejarse...Tom...-.
-Ven, vamos, tienes que salir de las calles-me ayudo a incorporarme pasando mi brazo por su hombro, sosteniendome con firmeza de la cintura- Hazza ¿Puedes cuidarme el puesto un momento?-dijo girandose hacía un rubio del puesto vecino que llevaba también un delantal solo que en gris-.
-Thomas, es una ladrona, no te metas en problemas por ella- advirtió el rubio, tenía razón, ayudarme le podría salir caro, sin embargo no desistió ni un segundo-.
-¿Puedes o no?- preguntó Tom exasperado guiandome por la parte de atrás de los locales-.
-Ve- "Hazza" dio un largo suspiro antes de volver hacía una señora que le tendía una bolsa de tomatillos verdes-.
-¿Donde vives?- me preguntó tras alejarnos varias calles, me solté de su agarré recuperando el aire y obligando a mi corazón funcionar más tiempo- ¿Estas bien?-.
-¿Porque me ayudaste?- fue lo único que le pude preguntar ¿Quién sería tan idiota de meterse con una ladrona?-.
-Soy Thomas Holland- Vale, ese alguien que sería tan idiota de hacerlo sería solo Thomas Holland- Te ayude porque quería y porque lo necesitabas- tenía sus ojos castaños tintineates sobre mi cuerpo que intentaba normalizar cada latido-.
-Yo no necesito tu ayuda Holland- lo aparte bruscamente, sintiendo mis mejillas arder-.
-¿Y sí yo sí necesito la tuya?- dijo con tanta calma causando una avalancha en mi interior, el ardor se corrió hasta mis orejas que debían estar enrojecidas ahora-.
-Soy Luisa- se vio sorprendido ante el rubor de mi cara-.
-Hola Luisa- amplió la sonrisa más hermosa del mundo, aquella que curó sin conocerlo, todos mis males-.