Cuidado con el tren.

No es una fase, soy un sith.

Seguro que muchas veces has oído que los góticos son satánicos y suicidas y los punks unos gamberros antisistema.

Seguro que has oído que el maquillaje es de chicas y que los monopatines de grafiteros y vándalos.

Seguro que te dijeron que los chicos no lloran.

Hola, aquí estoy, me llamo Ani y vine a romper tópicos.

Soy un chico gótico postapocalíptico de las afueras, del barrio obrero.

Mi madre es rockera, mi padre metalero. Me crié con Black Sabbath a todo trapo. Tengo una hermana emo, un hermano cyberpunk y un pez de colores llamado Percy.

Soy un chaval como cualquier otro; vale, soy gótico; visto de negro, llevo delineador para revocar la fachada del Escorial, cadenas para amarrar un petrolero y chaqueta de cuero.
No me parece para tanto.

Vivo como los demás, preocupado por donde está mi móvil, por los exámenes, por la comida que hizo mi papá o porque se disolvió mi banda favorita.

Paso mi tiempo libre leyendo, dibujando, tocando la guitarra o con mis amigos. No me dedico a quemar iglesias o a pintar círculos de invocación con sangre de pollo (principalmente porque si mis padres se enteran de que ando por ahí jugando con sangre de pollo, me linchan, con lo que mancha eso).

¿Soy un chico malo? No sé.
Para algunos quizá.
Me expulsaron del instituto por crakear el sistema de megafonía y poner "High school never ends" (y por forzar las cerraduras, pero eso no fue mi culpa).

Pero lo que no sabían es que tenían un virus reproduciéndose en su servidor.
Cortesía de mi bro. Beneficios de hermanos manipulables con carrera de ingeniería informática.
Soy toda una mente maligna.

Mi obsesión es la música, muy variada, de Vethoven a KISS pasando por Queen o Craddle of Filth y los libros; sobre todo de fantasía épica y ciencia ficción.

Tengo catorce años, la lengua suelta y sarcasmo y groserías para parar un tren.

Si decides seguir con esto, adelante.
Welcome to the Black Parade.