|tres

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     JungKook sentado en la mesa esperando únicamente que la máquina se encendiera y le avisara que está listo su perro, eso era lo más importante, solo para ver a aquella persona que para sus ojos es la más hermosa que ha apreciado. Dios, con solo recordar su cara, Kook sonreía de la nada; claro, eso sus amigos presentes en la mesa, lo notaron un poco extraño. 

—¿Te fumaste algo, JungKook? —preguntó divertido el de cara alargada, pero éste ni siquiera le paró a lo que dijo. Solo tenía la palma de su mano apoyando su cabeza, mientras veía a un punto fijo en el suelo y con una sonrisa tan grande como su hambre.

—JungKook, aló 

—¡JUNGKOOK DE JESÚ! —El grito de SeokJin, exaltó al diente e' rata

—¿Ah? —Por fin le prestó atención a sus panas

—'Tas como rarito

—¿Rarito? ¿como así? —Seguía hablando y todo, pero este no reducía su reluciente sonrisa de oreja a oreja

—No se, como enamorao' —respondió el peli-castaño de anchos hombros

—Ayyyyy vale~ a ti como que te gustan los tipos —chalequeó el bailarín

—¿Ustedes son maricos? ¿como que enamorao', chico? 

—Eso mismo te pregunto yo, diente e' rata —Pero, el pelinegro no pudo contestar a ese chalequeo, porque la bendita alarma sonó, lo que significaba que ya el perrito estaba listico, y obviamente podía volver a ver al chico que lo flechó.

     Kook salió volado a buscar su orden, el peo era que —ahora— había una cola del tamaño de la Muralla China y un poquito más en el establecimiento. Por eso éste estaba ansioso de llegar al frente, pero la fila nada que avanzaba. Sacó su teléfono para y que revisar Youtube o alguna otra aplicación, pero ni a eso le estaba —totalmente— prestando la mayor atención, solo estaba realmente impaciente.

     Pasaron alrededor de unos diez minutos y por fin la cola se dignaba a avanzar, ya solo le faltaban como 2 personas para llegar al frente, pagar y mientras eso, apreciar la bonita y maravillosa espalda del causante de los nervios del menor. 

—¡Mercantil ni B.O.D están pasando punto! —avisó el chico que momentos antes tomó la orden del de cabellos negros.

—Nagüeboná señor, ¡¿nos viene a avisar cuando estamos casi que pagando?! —se quejó el señor de adelante de la fila y automáticamente se apartó de la cola, mucho mejor, solo faltaba uno por pagar y ya estaría al frente.

     El peo, el gran peo que ahora había era tan simple, pero tan importante: ¡¿donde coño se metió el de cabellos rojizos?! Esa pregunta se la repetía una y mil veces en la cabeza, se supone que debería estar allí, haciendo una orden o ayudando a pasar el punto, cualquier cosa. Pero, no, no se encontraba por ningún sitio de la parte de al frente del establecimiento. Solo esperaba que apareciera —aunque sea— una vez más, con eso se conformaba el menor; con ver su rostro una vez más, solo con eso.

     Llegó el turno del dientón para pagar y estaba más que nervioso. Le entregó la tarjeta y la cédula al tipo.

—¿Corriente o ahorro?

Se tensó aún mas —C-corriente —Vio en cámara lenta como el chico presionaba la opción de corriente y luego maldijo:—, ¡coño no! era ahorro, perdón 

—Ñuesumadre —Oyó como el moreno que estaba antendiendo se quejó en voz apenas audible, quién de nuevo volvió a pasar los datos de la cédula.

—¿Ahorro, cielto? —El de pelos negros asintió —¿clave?

—Estemm... —por los nervios el menor vaciló —0102

—Dice: clave incorrecta, chico —Jeon se palmeó internamente —¿seguro esa es la clave?

—No, no, chamo me disculpa era 0201 —con la voz temblorosa y titubeante dijo al empleado, quién suspiró

—¿0201? ¿seguro? —clínica.

—Si, si chamo —respondió seguro

     Las equivocaciones del menor por causa de los nervios, la espera por el peli-rojo misterioso y aunado a eso la lentitud del punto, lo tensaban aún más, es por eso que se decidió y cuestionó cuando estaban esperando que la tarjeta pasara:

—Chico, ¿y el empleado de cabello rojo?

—Ah Tae, ¿lo conoces?

—Algo así, ¿está por aquí?

—Taehyung es más vago que el coño, ése se va temprano, es más, se acaba de ir hace rato —Kook sintió unas ganas inmensas de tirarse al piso y llorar como el propio niño pequeño —que aún es—.

     Como por arte de magia, y en respuesta a la tristeza del mayor, la tarjeta pasó y el dientón arrecho agarró su perro caliente, que olía criminal, y se dispuso a avanzar cabizbajo fuera de la infernal fila hacia la mesa que compartía con sus amigos. Ahora tenía que conformarse con solo saber su nombre, su bonita espalda y sus sedosos cabellos carmesí, quedaría en su memoria ese bonito recuerdo. . .

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|me río de su desgracia

|quierounperrocalienteayuds

/bsitos en la qk/

Hot Dog | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora