|siete

141 26 16
                                    

     Una semana, una maldita semana había pasado desde aquel estúpido sábado en donde deseó no haber ido a ese lugar, pues le había causado fuertes dolores de cabeza. Es que de tan solo pensar en todo lo que ocurrió el día después, hacía que las ganas de levantase de la cama y realizar su rutina diaria disminuyeran rápidamente.

     Y con razón, sentía, ahora sí, que la había cagado, y con las palabras de SeokJin, muchísimo más. No lo ayudó como pensaba que iba a hacerlo, bueno para empezar... ni siquiera lo ayudó.

    Entre otras cosas, sus amigos como cada día sabatino, organizaron otra salida a algún restaurante o sitio donde puedan comer augusto y en buena compañía. Pero, JungKook decidió —por primera vez— faltar a dicha reunión. 

     No estaba de ánimos para salir hacía el restaurante nuevo que acababan de inaugurar, pero obviamente si estaba ansioso por ir a ese lugar otra vez. ¡Era un total masoquista!

— • —

     Se dirigió distraído en su teléfono hacía el perrero, y espero a que la cola avanzara a la velocidad de una tortuga, seguramente por el masilento punto de venta.

—Buenas noches ¿que va a pedir? —esa voz gruesa sonaba muy diferente a la del chico que siempre atendía.

—Buenas noches —contestó amablemente —, me da un... —subió la cabeza para ver la lista de comidas que servirían esa noche, pero un moreno peli-rojo se asomaba con una enorme sonrisa, apoyándose de sus codos en la barra de pedidos, con una pequeña agenda donde, se suponía, anotaba éstos.

     Sentía que se iba desmayar ahí mismo. Juró que en su cara se le subieron los miles de colores. No podía dejar de mirar tanta belleza en un solo ser humano, sus facciones to...

—¿Que va a pedir, entonces? —recalcó ladeando la cabeza y enarcando una ceja, parecía un cachorrito sin hogar

Sacudió su cabeza —disimuladamente— tratando de alejar sus pensamientos, se acomodó el cabello negro y pasó su lengua por sus labios, pues los estaba sintiendo resecos y de una vez hablar —M-me da un pepito de carne mediano, por favor.

—Enseguida —Anotó la orden

—S-si —No podía apartar su mirada de él, se fue a sentar a una mesa vacía, aún con sus fosas nasales llenas de aquel perfume tan masculino que desprendía el de cabellos rojizos. 

     El día de hoy su crush estaba vestido que lo hacía ver de una manera más apetecible, y no es que Kook piense en él de forma erótica, no, para nada. Sino que había que reconocer que el de piel tostada y lunares como constelaciones era sumamente atractivo a la vista de cualquiera.

—¿Jeon Jungkook? —escuchó una voz lejana —si, eres Jungkook. 

—¿Yugyeom? —cuestionó confuso por la conocida voz que repetía su nombre. Y en cuanto lo reconoció no hubo espacio a su alrededor que no fuera llenado por la contextura del otro.

—¡Tanto tiempo, care' conejo! —habló el recién llegado luego del efusivo abrazo en el que se envolvieron

—¡Coño, tus apodos mojoneros no los eché para nada de menos! —rieron al unísono, recordando los viejos momentos donde Kim Yungyeom molestaba a un pequeño Jeon JungKook, llamándolo de diferentes sobre-nombres que hacía enfadar cada vez más al menor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 01, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hot Dog | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora