«Ha sido una vida dura, larga y cansada»
–Rusa—¿Están todos bien? —con ayuda de Piero camino hacia mis hombres, todos estaban con la respiración agitada y sudados.
—Si, Rusa. —responde Desmond con un poco de dificultad.
Acabar con los hombres de Dominik ha sido más difícil de lo que imagine, había mas enemigos de lo que pensábamos, por suerte acabamos con todos y no había perdido a ninguno de mis hombres.
—Hora de irnos. —ordeno. Todos asienten gustosos.
Veo como Dominik se levanta con dificultad del suelo, estaba todo golpeado, su nariz estaba rota, tanto su ropa como su cara estaba manchada de sangre.
—Tú... —se detuvo. De su boca salía sangre. —t-te arrepen-penti-ra-as. —con eso saca un arma apuntándome y apretando el gatillo.
Alessandro nos empujan a mi y a Piero, ambo caímos al suelo por el impacto mientras que Alessandro se pone en frente del blanco de Dominik recibiendo así la bala. Un grito de dolor sale de lo mas profundo de su garganta y este cae al suelo.
Con un ágil movimiento le quito el arma a Piero y le disparo en la cabeza a Dominik, su cuerpo cae inerte al suelo.
Gateo hasta Alessandro —¿estas bien? —reviso todo su cuerpo en busca de la herida de bala, pero es difícil de saber ya que no sé cuál es su sangre y cuál es la sangre del enemigo. —¿donde te hirieron?
—E-en el hombro. —cerró sus ojos con fuerza y apretó sus labios ahogando los gemidos de dolor.
—Muy bien, resiste. —me quito la chaqueta y la uso para hacerle un torniquete. —Federico y Desmond ayúdenlo a levantarlo y llévenlo al auto. —ordeno a lo ellos me hacen caso.
Piero me ayuda a levantarme del suelo y salimos del almacén subterráneo.
—¿El paquete? —pregunto Piero.
—En el auto con Camillo y sus hombre.
—Bien, hay que irnos rápido. —subimos a la camioneta. —Alessandro necesita atención medica con urgencia.
Entro a la oficina de Leandro sin tocar la puerta.
Este me mira mal por la acción que hice, pero no me inmuto, no es la primera vez que entro sin tocar y tampoco será la ultima.
—Espero que vengas con buenas noticias, niña.
—Y yo espero que entiendas que no me pagas para hacer este tipo de trabajos. Soy una sicaria, no una guardaespaldas ni mucho menos una maldita niñera —hablo molesta. —¡que entre! —grito para que Piero escuche.
La puerta se abre dejando ver a Piero y a Graziella Olivieri, hija de Leandro Olivieri, mi jefe.
—Hola papá. —saluda con temor. Su aspecto es deplorable, pero al menos estaba bien y no tenía ninguna herida. Ella me mira. —Rusa yo... —la miro fríamente haciendo que se calle.
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La Rusa
Mystery / ThrillerElla mantenía su nombre oculto, su apariencia la ocultaba con un cubre boca color negro a sus enemigos. En ese mundo donde la obligaron a estar, todos quieren saber cómo se ve y cómo se llama la sicaria de Italia. Ni con todo el esfuerzo que ponían...