Capítulo 02 ✔

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«Las personas que saben como me veo terminan muriendo»
-Rusa

Un olor nauseabundo llegó a mis fosas nasales haciendo que me despertara y me diera ganas de vomitar junto con un fuerte dolor de cabeza.

Estaba encerrada en una habitación gris con buena iluminación. Solo había una mesa donde está mi colt y dos sillas de metal.

Estaba sentada en una de esas sillas de metal gris, pegada a la pared, mi mano izquierda estaba encadenada a la pared. En una esquina de la habitación había un cadáver de un hombre en plena descomposición.

Viene a mí una arcada.

Es lo mas asqueroso que he olido.

La enorme puerta de hierro se abre donde Dominik entra con una sonrisa triunfal.

—Al fin tengo la dicha de conocer el rostro de la Rusa —lo miro con una ceja alzada y es en ese momento que me doy cuenta que no tengo el cubre bocas.

—¿Sabes algo Dominik? Las personas que saben como me veo terminan muriendo.

En este trabajo, tu identidad es muy valiosa, cuando hago este tipo de cosas siempre cubro mi rostro para que los del otro bando no sepan como me veo y usen eso en mi contra. Nadie sabe cómo me llamo, ni mis hombres lo saben. Todos me conocen como "La Rusa", porque eso es lo que soy, una rusa que trabaja para la mafia italiana.

Ríe sin ganas —¿Te das cuenta que te tengo encadenada y a mi merced? —se acerca a mí. Toma mi mentón para que lo vea a los ojos —ya veo por qué Diablo mantenía tu rostro oculta, eres muy hermosa —inspecciona mi rostro detallándolo —lástima para él que tengo a sus dos más grandes tesoros.

Con su dedo pulgar acaricia mi labio inferior para luego besarme.

En un rápido movimiento muerdo su labio con fuerza, haciendo que sangre. Dominik se separa de mi molesto. Toca su labio manchado sus dedos de su sangre.

Con mucha fuerza me da una cachetada en la mejilla derecha haciendo que cayera al suelo, por el impacto hizo que me mordiera el interior de mi mejilla derecha a tal punto de romperme.

—Tendré que enseñarte modales maldita perra —y con eso sale de la habitación.

Escupí un poco de sangre. Acaricio mi mejilla a dolorida. Con mi mano derecha saco la navaja entre mis senos y fuerzo la cerradura para así liberarme de las cadenas.

De mi cabello saco el micrófono y el audífono, el micrófono lo meto entre mis dientes, específicamente en mis muelas y pongo mi audífono en el oído derecho.

En definitiva Dominik es un estúpido muy confiando, parece novato, si tuviera experiencia y no fuera confiado me hubiera revisado mientras estuviera inconsciente y yo ya no tendría estas cosas.

—¿Dante? ¿me escuchas? —camino hacia la mesa agarrando mi arma metiéndola en la pretina de mi jeans en la espalda.

Están estúpido que dejó mi arma a mi vista, en verdad es vergonzoso decir que este sujeto es un mafioso, es un insulto para nosotros.

—Fuerte y claro Rusa.

—¿Ya saben mi ubicación?

—Sí, los hombres están esperando tu señal para entrar al lugar —informó.

—Genial, gracias Dante. Ahora solo me toca salir de esta mugrosa habitación.

—Dejame ayudarte en eso, esa puerta solo se abre con un código de acceso —luego de unos minutos se escucha un pequeño ruido y la puerta de abre.

La RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora