La narrativa histórica es un género tan mimado como vilipendiado dentro de la literatura. Por un lado la profusión de algunas mal llamadas novelas históricas por el mundo editorial (básicamente por la necesidad de encuadrarlas en algún tema y con la soterrada intención de subirse al carro de la moda histórica, en mi opinión), sin sustento real ni el menor trabajo de investigación a sus espaldas y, por otro lado, el poco atractivo narrativo que algunas otras, aunque bien fundamentadas, tienen, hace del género un terreno difícil de conquistar y trabajoso de “tragar”.
Pero ocurre que, en ocasiones, cae en tus manos una novela que reúne, sabiamente, el rigor histórico con la habilidad para narrarnos una ficción interesante, atractiva y humana. Y eso es lo que he encontrado en “De Levi (Sospecha leve de herejía)”, de David Mario Villa Martínez (Ediciones MundiBook, 2014). He de reconocer que no es mi primera incursión en la novela histórica, que he caído en las garras de esos libros infumables de los que os hablaba antes, pero que también he encontrado en el camino obras que me han hecho viajar al pasado más cómoda y entretenida que si fuese en un vuelo de lujo en primera clase. Precisamente por eso no me considero una lectora “fácil” de contentar. Y esta novela ha hecho eso y más.
Detrás de ella se aprecia un ingente y exhaustivo trabajo de investigación. Lugares, costumbres, supersticiones, formas de vida, expresiones, que el autor ha sabido recopilar y usar, convenientemente inscritas en una ficción, para ofrecernos una historia, inventada pero creíble, dentro de la historia oficial. Encontraremos la sociedad española, rural y de ciudad, del siglo XVII, en toda su crudeza, y será el lienzo donde se desarrollará la vida de personajes muy diferentes, con ambiciones y rumbos muy distintos.
Precisamente a través de la vida de esos personajes (literalmente, ya que la obra abarca varios años y crece con sus propios protagonistas), entraremos en la mentalidad de la época: supersticiosa, analfabeta, temerosa de Dios y, sobre todo, de la Iglesia.
Puestos ya en situación, me gustaría hablar del protagonista indiscutible (solitario pero no único), de la novela: Hernán. Olvidado por la Diosa Fortuna incluso desde antes de su nacimiento (la obra empieza con su preñadísima madre a punto de dar a luz sola y perdida en el monte), tendrá que luchar, desde el mismo momento en que viene al mundo, contra todos los males que el destino ha decidido poner en su camino: su procedencia gitana, etnia no muy bien vista en la época, la muerte de su madre y su acogida por parte de una familia rural en la que no todos los miembros estarán muy contentos por el recién llegado y, finalmente, su condición de epiléptico, enfermedad que se presenta muy temprano y que le hace ser el blanco de todas las burlas y desconfianzas de la época, siendo apodado “El poseso”.
En este punto necesito hacer un inciso, y el autor, David Mario Villa Martínez, me permitirá un pequeño permiso: el hecho de que el protagonista de la historia sea epiléptico no es arbitrario sino sabiamente premeditado, ya que el propio David sufre de tal enfermedad. Por eso él, más que ningún otro autor, puede ponerse en la piel de su personaje principal y saber, de primera mano, qué obstáculos trae a la vida de los que la padecen. La epilepsia ha sido, históricamente, temida como castigo sobrenatural. Se la ha llamado Enfermedad Divina, Mal Lunar (o lunático), Enfermedad de San Valentín o de San Lupo… entre muchos otros calificativos poco amistosos. Cabe destacar lo curioso que es darse cuenta de que, aunque temida e ininteligible para ellos, todos le atribuyesen un origen divino o demoníaco.
El protagonista de “De Levi (Sospecha leve de herejía)”, tiene que luchar contra todo lo que el destino (muy gracioso él) le ha reservado, en la sociedad pueblerina en que le ha tocado vivir, tarea nada fácil. No se trata de un héroe, básicamente ni siquiera es un luchador, para mí Hernán es, simplemente, un superviviente. En plena Edad Media española ser distinto, levantar la cabeza, reflejar cualquier comportamiento diferente o padecer cualquier condición desconocida, como la epilepsia… cualquier cosa que no se pudiese controlar y comprender, en definitiva, era susceptible de ser perseguida y aniquilada.
Porque, está claro: ¡Con la Iglesia hemos topado! Hernán será capturado por el Santo Tribunal de la Inquisición que, lejos de tomar su enfermedad como un hecho biológico, la interpretará como una posesión del maligno (no olvidemos que estamos en el siglo XVII). La descripción del proceso inquisitorial no entra en el morbo innecesario de las torturas efectuadas para arrancar confesiones, sino que las refleja lo más fielmente posible y sin ambages. En mi opinión, otro gran acierto de la novela es precisamente la descripción del Tribunal de la Inquisición, sus procesos y sus protagonistas, como una institución cerrada y hermética, cerril, incapaz de ver más allá de los preceptos esculpidos con cincel en sus biblias.
Os invito a adentraros en la historia de Hernán, del pequeño pueblo de San Román de Montalbán y las emergentes ciudades de Toledo y Madrid; de Brígida, La Meñique y David de La Cruz (judío ¿converso?), en una novela sobre la vida, las ilusiones, la supervivencia y los obstáculos que el destino nos lanza al camino. Una mezcla perfecta de novela histórica e historia humana, tierna unos ratos, dura y cruel otros.
¿A qué estáis esperando? Hay sambenitos para todos…
Enlaces de interés:
-Enlaces a la novela:
http://www.mundibook.com/david-mario-villa-martinez/
http://www.casadellibro.com/libro-de-levi-sospecha-leve-de-herejia/9788494214462/2346036#
-Página oficial en Facebook:
https://www.facebook.com/pages/De-Levi-Sospecha-leve-de-herej%C3%ADa
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Reseñas literarias
De TodoAquí podréis encontrar reseñas de algunos de los libros, de todo tipo, que van pasando por mis manos. Muchas de ellas fueron hechas para el podcast literario Leyendo hasta el amanecer, en el que participo (www.leyendohastaelamanecer.com).