Capitulo I

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-¿A donde crees que vas Harold?, ¡aún no hemos terminado de hablar!- gritaba eufóricamente la rubia con cabello alborotado y la cara hinchada debido a los golpes que le habían proporcionado hace apenas unos cuantos minutos.
- Es más que obvio que no quiero seguir aquí, me he cansado de ti y de tu falsedad a causa de mi dinero- comento el rizado agitando una botella de vodka mientras se alejaba de aquella mujer y tomando un trago bastante dadivoso a aquel líquido amargo.

El chico de 19 años caminaba por las oscuras calles de Londres, estaba demasiado ebrio como para saber hacia dónde iba, solo quería alejarse de aquella mujer la cual se suponía le había hecho tanto daño.
Conforme avanzaba comenzó a escuchar un sollozo, al principio creyó que solo era su imaginación hasta que escucho el quejido mortífero de aquel hombre que yacía tirado a su lado envuelto en bolsas de basura, casi inconsciente.

-Oye, hey amigo, ¿Estas bien?- se dirigió el rizado arrastrando las palabras a aquel hombre aparentemente moribundo que se encontraba literalmente a sus pies.
-¡Ayudame, por favor!- suplico aquel hombre de aspecto bastante desagradable.
El rizado accedió a ayudarlo, tomo entre sus brazos al chico agonizante y de semblante pálido, camino unas cuantas calles hasta que logró encontrar su vehículo (una motocicleta Italiana Guzzi), Tomo a aquel hombre y lo subió cómo pudo, se posó detrás de él y echo a andar el transporte.

Al llegar a su casa, posó al extraño en la cama y lo observó detalladamente; a decir verdad, este hombre no parecía tan desagradable, si no fuera por algunas marcas en su rostro y su facha de drogadicto, este podría apostar a que era realmente atractivo.

*A la mañana siguiente*

-¿Que carajos?¿Donde mierda estoy?- comento el ojiazul mientras se levantaba de la cama en donde se encontraba y trataba de recordar lo que le había sucedido la noche anterior. Sus labios aparentemente estaban secos y su cabeza tenía unas punzadas de dolor constante.

La puerta se abrió y reveló a un tipo de aspecto bastante hermoso, un poco alto, con unos rulos prominentes, unos ojos verdes preciosos y una hermosa sonrisa la cual era adornada por unos oyuelos bastante agraciados.

-veo que has despertado - comento el ojiverde- ¿Como amaneciste?

- ¿Donde estoy?- respondió alteradamente el castaño

- Creo que deberias decirme "gracias por no haberme dejado morir de frío y agonizando en la calle"- comento algo molesto el rizado debido al comentario bastante exaltado de su desconocido invitado.

- Soy Louis, Louis Tomlinson, "gracias por no haberme dejado morir de frío y agonizando en la calle"- mencionó el huésped del ruloso -ahora si ¿me puedes decir en donde estoy y como llegué aquí?

-Llegaste aquí con mi ayuda, estas en mi casa. Ayer en la noche te encontre agonizando envuelto en basura y pediste mi ayuda. - interpretó el ahora desconocido para Louis - por cierto, soy Harry Styles, y ahora que estás mejor, ¿quieres irte ya o primero te apetece comer algo?- Apostilló el rizado sarcásticamente su pregunta.

Harry Styles no se caracterizaba por ser poseedor de una gran amabilidad hacia sus semejantes, en realidad, Harry Styles era una persona egoísta, altanera, déspota, cruel y odiosa. Sin embargo, la noche anterior opto por ayudar por lo menos una vez en su vida a alguien puesto que su ex prometida le confesó que ya no lo soportaba más, comento que ya no lo soportaría solo por su dinero, estaba dispuesta a abandonar esos apreciables millones los cuales este poseía ya que no toleraba más a alguien tan despreciable como lo era Harry.

- Creo que debo irme, pero, ¿podrías decirme cómo llego a Baker Street? - el ojiazul parecía algo desubicado, hacía días que no dormía, tampoco había estado alimentándose correctamente y sus dosis de heroína habían aumentado notablemente. Su aspecto dejo de ser amigable e inocente, ahora Lucía cómo un adicto cualquiera, desaliñado, con unas ojeras bastante marcadas y un semblante algo lastimero; sin embargo, no por eso dejaba de verse bastante atractivo.

Harry observó nuevamente a su invitado, la diferencia era que ahora esté estaba despierto y podía contemplar fácilmente esos ojos azules tan hermosos como un par de zafiros

- No puedo dejarte ir - indico el rizado, provocando que Louis entrará en pánico.

Strawberries And CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora