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Sus ojos analizaban todo lo que se movía a su alrededor. A pesar de que estaban en una reunión de alianza, sabía que muchos de los enemigos estarían involucrados, listos para realizar algún ataque. Por esa razón lo habían puesto al frente de la vigilancia. Principalmente porque algunos de los hombres más importantes del Clan Park estaban allí.

—No hay nada en la zona B. ¿Cómo va todo en la zona A?— preguntaban en los intercomunicadores los demás.

—Todo limpio y sin percances.

—Necesitamos más vigilancia en la zona C. Ho Seok, ¿puedes ir allí?

—Ya estoy aquí, por favor no sé desenfoquen. Recuerden que estamos protegiendo a los Clanes— indicó el pelirrojo, observando a un entrajeado Jackson que se detenía a su lado.

—¿Ya viste que los de Seok Jin y Key han llegado?— expresó el castaño de mal humor, sorbiendo de una copa en su mano.

—Si. Al parecer tienen alianza con los Park.

—Eso me molesta. No entiendo como pueden confiar en personas que posiblemente les clavaran un puñal por la espalda— indicó el castaño, dejando sus ojos en un muchacho de cabello colorido a lo lejos; que sostenía una sonrisa elegante.

—Tu hace tiempo debiste estar en ese grupo. No confías en nadie y eso te retrasa.

—Es qué hay algo que no entiendes, Ho Seok. En esto no se puede confiar. Si lo haces puedes caer en el error y ¡bam!— hizo simulación de golpear algo —. Te atacan por la espalda sin piedad. Si estoy con los Park, es porque son un Clan muy poderoso al igual que los de Seúl. Y porque necesito ayuda cuando voy a realizar el contrabando. Deberías de pensar en esto y dejar de confiar tanto. Uno de esos...— señaló al frente con el mentón—. En algún momento te querrá destruir. Así que, mantén los ojos abiertos.

Ho Seok se quedó pensativo ante el discurso de Jackson. En cierta forma tenía sentido, pero a veces no podía evitar ser tan confiado con más personas a su alrededor. Mientras se sentía cómodo, para él la confianza salía a flote, pero debía prestar atención a esas palabras y ser precavido. Porque aunque Jackson era un tonto a veces, impulsivo y rebelde; siempre tenía buenas palabras para decir. Era un buen compañero y amigo.

El castaño se quedó viendo el resto de personas que hablaban con sonrisas hipócritas en sus caras, al tiempo que seguía una conversación más profunda con Ho Seok. Desconcertado, viró sus ojos a un costado y observó una silueta de traje rojo y labios pintados. Esta le guiñó un ojo y lanzó una navaja en medio de ambos hombres, haciendo que Jackson empujara al pelirrojo fuera del alcance.

—¡No están atacando!— gritaba una voz en los auriculares. Ho Seok se preparó.

—Necesito que mantengan el rifle en posición a cualquier movimiento extraño. Disparen a matar, no importa lo que pase.

Ho Seok empezó a caminar, con Jackson de su lado. Hombres iniciaban una pelea, disparos se escuchaban en el entorno y gritos de horror. Ambos disparaban a cualquier enemigo que se acercase y corrían a la dirección donde se encontraba su superior.

—¡Jackson, necesitamos proteger a Park!— le gritó, disparando a los costados de la columna. Si a ese hombre le sucedía algo, los Clanes se revelarían y la batalla entre ellos sería el final para todos. Necesitaban estar aliados. Eso era lo mejor para ellos si no querían seguir siendo dominados por el poder político.

Se agachó, cruzando unos sofás, para dirigirse al pasillo que conducía con las demás habitaciones. La última puerta era donde se encontraba el líder.

Cruzó el umbral de esta alterado. Él hombre se encontraba en medio de una mesa de juntas, rodeado por otros tantos, con una bala encuestada cerca del omoplato y el pecho. Lo sostuvo, hablando por intercomunicador.

—Necesito ayuda. ¡El jefe de Clan está mal herido!

***

Exhausto, cayó sobre el sillón con el brazo sobre la cara. Necesitaba dormir un poco al menos. Había pasado toda la noche haciendo vigilancia en el hospital. Al final habían tenido que operar de emergencia al Señor Park. La bala había quedado encuestada en su cuerpo y perdió mucha sangre. A parte de que estaba en riesgo de muerte porque también estaba cerca del corazón.

Respiró hondo, recordando que no había tomado bocado y se incorporó para buscar algo en la nevera que quizá lo satisficiera hasta que despertara del descanso. Esa noche, después de haber salvado al jefe, se había fijado en todas las personas que habían perdido. Todas de los Clanes de Park, Kim y Key. Estaba llegando a pensar que esos hombres eran parte del gobierno y ese fue su objetivo. Aparentar una batalla de clanes para separarlos y seguir con su control.

Encontró una sopa de fideos. No era mucho, pero al menos eso sería suficiente por ahora. El gobierno estaba siendo astuto y atacaba con todo lo que podía. Pensaba que algo más estaba involucrado en todo aquello, no solo ser el dominio de Corea del Sur y los clanes. Había algo más profundo, pero no sabía que.

Comió la sopa tranquilamente, separando las dudas de su mente, para volver al pensar en esa chica. A pesar de que trataba de separar esos pensamientos y posibles sentimientos hacia ella no podía. Dae Hye lo traía colado desde hace tiempo. ¿Quien caía de esa manera solo con un beso?  Solo el. Creía ser demasiado ingenuo. Era una de sus debilidades. Las mujeres eran una de las tantas. Eras innegable. Pero también el dejarse manipular por sus sentimientos. Y Nam Joon se lo repetía una y otra vez. Terminó el último bocado para echarse y recuperar energías. Si no lograba sacar a la pelirroja de su cabeza, entonces la buscaría y le pediría salir.

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Es corto, lo sé. Hay algunas cosas importantes que no quiero adelantar así que esperemos los próximos capítulos.

Destiny - Jeon Heo SeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora