¿Amigo?

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Me había preguntado sobre mi bienestar, ahora que no era una amenaza podría mostrar la parte más característica de mi personalidad, mi timidéz. Asentí lentamente con algo de despiste y comencé a caminar junto a él mientras los otros se limitaban a contemplar el lugar.

-No me dijiste el por qué te fuiste- Interrumpió el silencio y yo suspiré algo apenada y avergonzada.

-E-es una tontería- Tartamudeé apenada -Suelo ser cobarde- Dije y aparté mi mirada.

-No eres cobarde- Me tomó por sorpresa y yo lo ví desorientada -Sólo te asusta lo que vendrá después y eso está bien, eres precavida- Acabó y me dedicó una alentadora sonrisa que yo le devolví, la verdad no era desagradable, pensaba que me pondría tonta ahora que me interesaba saber de él pero no fué así.

-Neon- Dije sorprendiéndolo de la nada.

-¿Qué?- Dijo sin entender, a lo cual yo lo miré y sonreí calidamente.

-Mi nombre es Neon- Expliqué y escalamos por una especie de escaleras de rocas hacia la superficie, si en verdad no podía volar sólo, lo menos que podría hacer es ser gentil. Se veía la luna sobre nosotros, las luciérnagas se asomaban otra vez, era un clima mágico para nosotros.

Sin enterarme, Chimuelo se acercó a mi llamando mi atención y colocó dos grandes pescados entre nosotros, ¿Cómo no pude enterarme que los había pescado en frente de mí? Lo miré confusa y la verdad es que nunca había estado a solas con alguien, al menos no de mi edad.

-Come, los pesqué para cenar juntos- Dijo gentilmente. Vaya, este chico si que era caballeroso, de verdad que ha sido amable. Yo sonreí y comí junto a él. Al acabar la cena nos quedamos recostados observando el reflejo nocturna en las aguas tranquilas de la playa, era tan relajante. Me suelo avergonzar de muchaa cosas y la verdad es que no pude evitar agachar mi mirada con un tono carmesí leve en mis mejillas.

-Hey- Llamé su atención con un tono algo bajo -¿Qué te pasó para terminar así?- Finalmente me atreví a preguntar refiriéndome a su cola, despues de escasos segundos me percaté de lo que había dicho y me arrepentí -E-espera! S-si no quieres no me digas, n-no tienes que decírmelo...- Aparté mi mirada muy avergonzada, no quiero que piense que soy una chismosa, ya arruiné mi primera impresión dudando de un buen dragón.

Él soltó una pequeña risa y se acercó más a mi quedando exactamente a mi lado -No me molesta contarlo, si no fuera por esa experiencia seguiría la guerra- Comentó con simpatía -Yo llegué a Berk una noche de guerra como se esperaría en toda aldea vikinga, pero antes de poder cruzarla una de red extraña me atrapó y derribó, así acabé en el bosque y al día siguiente Hipo me encontró. Iba a matarme pero no lo hizo, era obvio que él sólo quería encajar en su clan pero para él no tenía sentido matar para incluirse a una guerra sin sentido. Me liberó y me oculté- Explicó manteniendo su sonrisa con la vista fija a las estrellas, como si se tratara del momento más hermoso de su vida, un recuerdo lleno de nostalgia y emociones.

-¿Y qué pasó?- Pregunté tratando de buscarle explicación al resto, como dije antes no lo obligaría a seguir, pero por lo menos podía saciar mi curiosidad con gentileza.

-Hipo regresó. Me oculté en aquella cala a la que tú fuiste hoy- Me sorprendió volteando su mirada hacia mi con picardía.

-¡M-me seguste!- Exclamé con enojo y asombro en mi voz. Estaba molesta, ¿Cómo iba a seguirme?

Chimuelo POV

Ella se había enojado, ¿Acaso dije algo malo? Ay no! Me dió la espalda con molestia entre gruñidos y yo la ví confundido y algo culpable.

-¡¿Neon?!, espera! No es lo que crees!- Dije con ese tono asustado que una vez usé cuando yo... bueno, mejor no recordaré eso, casi me cuesta la amistad de Hipo. -No te seguí- Dijo algo serio -Tardé más porque te rastreé. Quería saber quién eras y por que te ocultabas. Todos los dragones son bienvenidos a Berk y me pareció que necesitabas ayuda. Además no podría seguirte porque no sabía como te veías- Traté de explicarme, de verdad quería que me creyera, en mi voz había miedo. Volteó a verme a los ojos. Los suyos eran tan brillantes y hermosos como el cielo, incluso ni las estrellas se podrían comparar con tal explendor.

Lancó un pesado suspiro y recargó su cabeza sobre mi hombro, estaba cansada, este día había sido muy largo para ella -¿Podrías seguir mañana? Quisiera descansar...- Dijo adorminada, podría desvanecerme en cualquier segundo. Yo sonreí y la cubrí con mi ala abrigándola.

-Descansa luciérnaga...- Dije levemente cerrando mis ojos.

-Descanza murciélago...- Acabó y cayó rendida en un profundo sueño.

[ . . . ]

A lo lejos dos vikingo se encontraban recargados en el durmiente cuerpo de Tormenta observando a los dos furias anteriormente dormidas. Ellos los veían con ternura mientras sus dedos se entrwlazaban en un caluroso tacto acogedor, transmitiéndole sensaciones increibles que sólo un podría otorgarle al otro con cosas tan simples como tomarse las manos.

-Chimuelo tiene novia!- Eclamó en un susurro la rubia con una sonrisa, la cual reflejaba emoción en su mirada.

-Tal vez sea cierto, pero los dragones aún son todo un misterio- Dijo abrazando a la chica mientras los ojos de esta cedían.

-Chimuelo si es el último por lo menos merece ser feliz...- Dijo con su último aliento cayendo en un profundo sueño junto a su amado.

-Si...buenas noches Astrid- Comentó en un susurro durmiéndose él también.

Más allá de la extinciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora