Prologo - ¿Que hay dentro de mi?

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- ¿Quiénes somos? ¿Por qué nacemos? ¿Qué relevancia tenemos en el universo? ¿Qué importancia tengo yo? ¿Cuál es mi razón de existir? ¿Por qué tuve que ser yo? ¿Por qué no otro? -. Lagrimas recorrían su piel sucia de sangre, arena y esquirlas de metal. - ¿Qué debo buscar? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo buscar... dentro de mí?
El crepúsculo era oscuro y aterrador, las ciudades ardían en llamas, todo lo que alguna vez tuvo vida en la tierra se había convertido en carbón ardiente, pocos sobrevivieron al primer ataque, pero no sabían que lo mejor era morir en ese instante. Los edificios que aún quedaban en pie se desmoronaban a pedazos, los pétalos de las rosas se desvanecían en el caluroso y siniestro viento. Los lagos, ríos, mares y océanos se estaban evaporando rápidamente. Una gran capa de humo negra ocultaba el cielo en su mayor totalidad, los animales se habían convertido en roca volcánica. El mundo se había convertido en el mismísimo infierno.
La gran bestia cubierta de oscuridad, hacia sucumbir el suelo, temblores gigantescos se producían por cada paso que daba, rugía fuertemente expulsando cenizas ardientes de su boca. Poco a poco su imagen se dejaba notar más, sus ojos eran como el sol de mediodía, sus grandes alas producían enormes ventiscas, sus colmillos tan filosos como un diamante y sus garras como un arpón. Erguido en su totalidad, con ira, miraba fijamente a su actual oponente,(vencida ya varias veces intentando detenerlo) aquella guerrera se encontraba arrodillada a varios metros de él. Un último rugido advirtió que era hora de continuar con su batalla, tomando un ligero impulso, levantado grandes rocas; sacudiendo el suelo, se lanzó a toda velocidad sobre su rival.
-Debo buscar dentro de mí-. Aquella guerrera tomo fuerza y logro colocarse de pie, aterrorizada, miro a sus lados, tanta destrucción la llenaba de tristeza y rencor. No podía creerlo, aquella bestia lo destruyo todo en cuestión de segundos. Con ira, devolvió su mirada a la tierra muerta debajo de ella, y con un gran grito miro el oscuro cielo. -Debo ser fuerte.
La criatura se acercaba velozmente a ella, cada paso que daba era como si una bomba explotara. Con su cuerpo mal herido, y sin fuerzas en sus piernas, aquella guerrera se inclinó y tomo con firmeza su espada celestial, la cual destello en un oscuro color para luego transformarse en distintos colores al igual que un arcoíris, tomo de ella con ambas manos e hizo que el filo apuntara al suelo. -No puedo perder... hoy daré respuesta a todas mis preguntas-. Cerro sus ojos con firmeza. -¡Debo buscar dentro de mí!
Su blanca armadura poco a poco fue restaurándose, la visión de su hogar como lo era antes produjo que una sonrisa entre sus lágrimas se dejara ver, al abrir sus ojos, estos ahora eran blancos en su totalidad, su cabello se transformó en una llamarada de fuego, la espada se transformó en un gran destello segador, una gran aurora carmesí cubría su cuerpo. La tierra ahora también sucumbía ante ella. -Debo saber quién soy-. Alzo a la altura de sus ojos la empuñadura de su arma. -Debo saber de dónde vengo-. El canto de la espada empezó a cubrirse por fuego. -Debo saber cuál es mi propósito en la tierra-. La criatura se acercaba cada vez más rápido hacia ella. -Debo saber porque yo...-. Un gran rugido de parte de la bestia hizo que una estructura a un lado de ella cayera hecha pedazos. -Debo buscar...-. La gran bestia ya estaba enfrente de ella, con gran rapidez, y con un gran impulso, lanzo su brazo derecho sobre ella, cortando el viento; produciendo un infernal zumbido.
-¡Debo buscar dentro de mí!
Por un corto periodo, el tiempo se detuvo, los ojos de la guerrera se encontraron con la mirada endemoniada de la bestia, pero ahora los ojos de ella eran más tenebrosos que los aquel ser. Una última lagrima recorrió su sucia piel, y con un gran grito de ira penetro el oscuro suelo con su espada, una gran fisura se creó en el suelo, desde el lugar de la espada hasta las piernas de la bestia, una gran llamarada de fuego se alzó de lo más profundo del mismo infierno cubriendo a aquel ser, unas largas y espeluznantes manos sangrientas y negras tomaron a la bestia por sus apoyos e intentaron jalarla, aunque no fue lo suficientemente fuerte.
El ataque de la bestia, tomo aun mayor velocidad al igual que fuerza, desgarrando con facilidad aquellas manos infernales y esparciendo lo que parecía ser sangre negra por todo el lugar, la reacción oportuna de la guerrera, la cual logro sacar su espada del suelo y hacerla girar rápidamente para crear una especie de escudo a su alrededor, logro amortiguar un poco el golpe, haciendo que este la lanzara varios metros hacia atrás chocando con lo que antes era un autobús escolar haciendo que este se volcara. Otro rugido expulsado por la bestia confirmaba nuevamente su derrota, la tristeza y la decepción llenaban el alma de aquella joven guerrera. Moribunda, escupió sangre a un costado de ella, y nuevamente se irguió, sin fuerzas para levantar su espada, dejo que esta se arrastrara sobre la tierra mientras que ella intentaba caminar. -No puedo darme por vencida-. Miraba con odio a la criatura. -Debo vencer-. Aquel ser expulsaba vapor por lo que parecía ser sus fosas nasales. -Tengo que matarlo-. Se inclinó un poco a la izquierda y tomo el impulso suficiente para levantar nuevamente su espada. -Un intento más-. Tomo el mango de la espada con ambas manos y lo apoyo sobre su abdomen dejando que la punta del filo señalara a la gran bestia en señal de desafío.
Caminando a paso lento, la bestia se acercaba a ella, era obvio que aquella guerrera no podría correr para esquivarla y esto era entendible e incluso para ella, rugiendo levemente y dejando salir vapor de su boca, la bestia parecía sonreír, en esta ardua batalla, aquella guerrera fue la única que logro demostrar ser una digna rival, y esto parecía emocionar a la criatura, ella era el paradigma perfecto de su imagen.
La bestia se postro a solo unos pasos de ella nuevamente y ahora fue ella quien cruzo su mirada con la de joven guerrera, ferozmente, escupió una llamarada de fuego que no logro tocar a la joven, solo fue una pequeña intimidación por parte de la bestia, demostrándole una vez más lo poderosa que era. Esta vez aquel ser parecía decidido a terminar con esta larga batalla, su larga cola se movía encarnizadamente de un lado a otro, sus garras se fijaron al suelo haciendo que varias rocas se levantaran, su gran boca vibraba incontroladamente, grandes y filosos aguijones se levantaron de su espalda, la tierra alrededor de ellos empezó a temblar nuevamente, un gran tornado de nubes se formó encima de ellos. La figura de aquella joven se reflejaba esplendorosamente en los ojos ardientes de la bestia, era obvio que ya había fijado su objetivo, ahora solo faltaba atacar...
-Eh vivido toda mi vida pensando que era una inútil-. Haciendo un máximo esfuerzo logro blandir su espada con solo su mano derecha. -Pensado que no servía para nada... haciéndome la idea de que nada importaba, que yo no importaba-. Clavando su mirada en aquella bestia. -Pero al fin pudo conseguir respuestas... al fin se quién soy... de dónde vengo-. El panorama en su mirada se tornó oscuro, solo estaba ella, aquella bestia había desaparecido. Lentamente, delante de ella, una especie de lago se formó y arriba de él, una imagen cálida y familiar, la tierra giraba lentamente, viva, con color verde en los continentes y un hermoso azul en sus océanos. -Sé que puedo ganar-. Sin razón alguna, la pesada armadura se desplomo de su cuerpo dejando ver su hermosa y pálida piel, su espada tomo un color blanco como la nieve en el canto y su filo era negro como la noche, su cabello creció hasta sus rodillas tornándose de un blanco-azulado como un diamante, las pupilas de sus ojos se perdieron en su totalidad. -El poder que necesitas... siempre ha estado dentro de ti...-. Rápidamente, como si fuese un rompecabezas, la armadura fue armándose en el cuerpo de ella, ahora esta era plateada con símbolos dorados por todos lados, con hombreras puntiagudas, con la imagen de un copo de nieve plasmada en su pecho, y reviviendo sus grandes alas perdidas en su arduo combate, esponjosas y hermosas como siempre, tomando cada una un color y un aspecto diferente: la derecha se tornó blanca y muy hermosa, la izquierda se tornó oscura dejando ver cinco hileras de huesos que terminaban en filosas garras. -No tengas miedo de ver en lo más profundo de ti... ten miedo de no ser quien eres... demuestra tu poder-. La imagen de la tierra fue aplastada por las grandes garras de la bestia devolviéndola a la realidad. Un gran grito proveniente de lo más profundo de su corazón, dejo salir una gran ráfaga de viento que golpeo ferozmente a la bestia, ahora una aurora de diversos colores cubría a la joven y todo lo que vio suceder en su cabeza ocurrió, dejo que sus alas la levantaran varios metros del suelo, y apunto con su espada a la criatura. Era momento de volver a la batalla.
Nuevamente, y en señal de estar listo, aquel ser dejo salir fuego de su boca, pero esta vez sí logro impactar con la joven, las llamas la cubrían por completo, la bestia estaba decidida a acabar con ella y no se detuvo por unos segundos, cada vez acercaba más su enorme boca a la joven, cuando este finalmente detuvo su ataque, la figura de la chica se dejó ver, cubierta por una capa de humo, el ataque no la había logrado hacerle daño. Impulsando sus alas hacia delante la chica retrocedió varios metros, las imágenes vividas de sus amigos, familiares, momentos donde disfrutaba felizmente en lo que fue la tierra, pasaron rápidamente por su cabeza acompañados con un par de lágrimas que, al chocar con el suelo, hicieron florecer dos rosas blancas en el suelo muerto. La bestia tomo impulso y como un depredador se lanzó sobre su presa a toda velocidad, rugiendo a cada paso que daba, dejando salir vapor caliente de sus fosas nasales, haciendo que su cola destruyera edificios cercanos, haciendo que grandes rocas se separaran del suelo, convirtiendo al mundo en un caos a capa paso, mostrando sus grandes colmillos, y finalmente dando un gran salto.
Con gran habilidad, la joven guerrera, desplego sus alas en su totalidad, blandió su espada con ambas manos, llevo la empuñadura de esta hasta el lado derecho de sus caderas y se lanzó con gran velocidad sobre la bestia. Dejando salir un gran grito ahogado, su espada se agrando varios centímetros más. La gran bestia cubrió su rostro con su mano izquierda, mientras que, con la derecha, preparaba su próximo ataque. Con una gran fuerza, la guerra coloco su espada justo en medio de sus majestuosas alas, lista para culminar su ataque.

-En serio pensaste que sería tan fácil.

La gran bestia dejo salir esas palabras acompañadas con una sonrisa, era la primera vez que hablaba desde que piso la tierra. La guerra se impresiono al escuchar su voz, tanto que sus pupilas volvieron a la normalidad, dejándola ver por completo una silueta familiar, no era una bestia desconocida era...
Con gran impulso; sin compasión, la criatura perforo el cuerpo de la guerrera con sus filosas garras.
-Nunca me ganaras...-. Le susurro al cuerpo inerte de la joven y lo arrojo a cientos de metros...

Amy se despertó con un gran grito, apoyando sus manos sobre su cama, mirando a todas partes. -Solo fue un sueño-. Dijo limpiándose su rostro con ambas manos. -Otra vez ese maldito sueño...-. Añadió. Su cama estaba revuelta, sus almohadas tiradas en el suelo, una gran marca de sudor sobre su cama, su cuerpo estaba pegajoso y su pijama colgaba solamente la tirilla del hombro derecho. -Mejor me iré a bañar...-. Como costumbre, al momento de levantarse de su cama observo la hora en su reloj despertador, el cual marcaba las tres de la mañana...

AmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora