Insomnio

El aire tropical entraba cálido a través de la cortina color pastel de la ventana del hotel. Los destellos del amanecer se perfilaban en el cielo tiñendo de violeta las nubes.

Owen Grady permanecía sentado contra el respaldo de la cama del hotel contemplando con un extremo cansancio como Claire Dearing dormía a su lado.

En pocas horas habrían pasado 24 horas desde que se habían embarcado en salvar a sus sobrinos. Cada uno de los músculos del cuerpo le dolían al recordar la travesía y todavía no podía dar crédito a la suerte de haber salido vivo de aquella isla.

Quienes coordinaban el rescate le facilitaron un hotel en la costa del continente y ropa limpia. Claire se había dormido al apenas apoyar la cabeza en la almohada, el pelo completamente mojado se había secado durante la noche y había perdido por completo el aspecto rígido que tenía antes de correr por su vida. El rizado carmesí se desparrama a en la almohada incontrolable. Owen sonrió al observarla. Nunca había visto algo más hermoso en su vida. Claire era capaz de enloquecerlo. Lo provocaba, lo atormentaba, lo admiraba y alentaba. Era capaz de hacerlo pasar por el cielo o el infierno en un solo instante.

Estudio cada uno de sus movimientos esa noche. El ritmo de su respiración, las veces que giro sobre su cuerpo, cuando estiró las piernas o doblo los brazos para poner sus manos en un rezo silencioso bajo la almohada.

Agradeció a su insomnio por brindarle el secreto placer de verla dormir pero empezaba a sentir demasiada inquietud por no conjurar el sueño. 

La descarga de adrenalina en su cuerpo lo había dejado intensamente alerta como si el instinto de supervivencia no se hubiese desconectado cuando Claire lo beso antes de dormir.

El sol ya había salido por completo y  Claire comenzaba a despertar  con un profundo suspiro. Cuando sus ojos se enlazaron se sintió absolutamente abrumado.

Claire se incorporó de inmediato cuando se dio cuenta de las ojeras de Owen y su expresión derrotada por el cansancio.

-¿No lograste dormir?- le preguntó acariciando su mejilla áspera.

El asintió con vergüenza y trato de explicarle que muchas veces la tensión le provocaba insomnio.

-Es solo que no puedo dejar de pensar. De recordar todo. De volver a repetirlo en mi mente- dijo abrumado.

Claire lo beso con ternura y sonrió.

-Vamos a dormirte- le dijo susurrando y se recostó llevando a Owen consigo. Lo guío hasta su pecho para que, sobre los latidos de su corazón, apoyara su cabeza y como si se tratase de un niño, acaricio su cabello mientras cantó con dulzura una canción indefinida. 
Owen la abrazó con lo poco que le quedaba de fuerzas, el cansancio y la sensación de profundo placer volvieron el tiempo lento y su cuerpo se fue derritiendo en un sinfín de sentidos mientras lo arrastraba el sueño profundo y el amor más intenso.