La curiosidad mató...

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Del diario de Isaac:

"Pauline me ha traído al fin a Dion y antes de permitirme verlo, me recuerda el procedimiento. Estoy tan emocionado, como no lo he estado, quizá desde aquellos años...

Me siento como un chiquillo en navidad, a punto de abrir el regalo que ha esperado con tanto anhelo y si no fuera porque la cubierta de la cápsula ovalada que contiene a Dion es de un material irrompible, la habría hecho pedazos con mis propias manos, como a una simple envoltura de papel.

Al abrirse, veo a mi mascota dormida. Su bello cuerpo desnudo y enroscado aguarda por mí. Luce una apariencia sin edad precisa, un poco mayor que un adolescente, tampoco un adulto.

Todo es perfección en él y mi pecho duele ante semejante milagro. Es mío. Sólo mío. Y nada ni nadie podría jamás quitármelo. Por eso tengo que asegurarme de que él lo sepa. Que nunca olvide a quién pertenece, para quién vive.

Beso sus labios despacio, con miedo de estropearlo si voy más rápido. Pero también por un motivo muy distinto: Quiero evocar un recuerdo y al mismo tiempo guardar éste para siempre en mi memoria.

Cuando empieza a despertar, mis labios todavía están unidos a los suyos. Bien. Es el primer paso en su adiestramiento.

Me retiro para que yo sea lo primero que vea. Espero que sus ojos se abran por completo. Tomo su rostro en mis manos y le hablo con voz suave y autoritaria.

-Soy Isaac, y tú eres mi mascota ¿entiendes? Mi nombre es Isaac, pero tu nunca debes llamarme así, sino amo.

Habiendo concluído el segundo paso, aguardo su respuesta. Él me escudriña con sus ojos y temo que sea una criatura estúpida.

El panorama me decepciona enormemente y por un momento considero devolverlo, sacarlo de mi vista, pero mi lado sentimental considera conservarlo como un souvenir. También mi lado lógico entra en juego. Dion aún tiene una utilidad práctica para mis deseos y necesidades físicas y quizá pueda conformarme con eso.

Entonces ocurre la maravilla.

-Si mi amo-dice con una voz preciosa, que me alegra escuchar de nuevo.

Lo ayudo a incorporarse y le coloco su collar de entrenamiento. Es una buena señal que no proteste ni haga preguntas.

-Ya que yo te he elegido, tu único propósito para existir es hacerme feliz y obedecerme- digo mientras abrocho el seguro-.Mi felicidad será la tuya, y si me decepcionas, deberás sentirte decepcionado de tí mismo. Estás aquí para complacerme en todo Dion. No tolero los errores, ni la desobediencia-concluyo mirándolo fíjamente.

Aguardo un momento, a la expectativa de su capacidad para entender todo lo que dije.

-Voy a ser perfecto para tí mi amo-dice de inmediato.

No sé si creerle.

Tal vez ha dicho esas palabras mecánicas porque es lo que debe decir. Sin embargo, no estoy convencido de que en verdad las sienta. Sólo hay una manera de comprobar su disposición a complacerme.

Lo levanto en brazos y lo deposito en mi cama. Engancho un extremo de la correa en la argolla de mi cabecera y la otra, en el collar de Dion.

Exploro su cuerpo con mis labios y manos. Queriendo entender sus reacciones naturales a mis caricias, para discernir cuales he de moldear a mi gusto y cuales me complace conservar. Así que basta con un estremecimiento suyo, o un suave gemido para descubrir el grado de sensiblidad que tiene en zonas específicas.

Dedico una hora completa para estudiarlo de pies a cabeza y una vez que termino, lo pongo boca abajo y procedo a prepararlo.

Él se aferra a las sábanas y esconde su rostro. Esto es tan nuevo para él. Aún así, resiste y logro arrancarle un quejido tenue casi un pequeño maullido.

Pet Complex (Novela Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora