Cadenas

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Recobro el sentido descubriendo que estoy en una fábrica abandonada.

Me levanto del suelo sucio apoyándome en una máquina cuyo mecanismo está oxidado.

-Estaba a punto de vaciarte una cubeta de agua-dice el hombre grande, con un cigarrillo entre los labios.

-Dónd...-reprimo las naúseas, debe ser un efecto del cloroformo-.Dion...

El hombre sonríe mostrando un diente dorado.

-Ten paciencia chico.

Volteo a mi alrededor, notando el alto techo de la fábrica, con sus vigas enmohecidas llenas de nidos de pájaros. La maquinaria tiene cables enmarañados que caen como pesado follaje. Todo el lugar huele a humedad.

-La mujer, ¿dónde está ella?-pregunto sujetándome el estómago, aún mareado.

-Ya vendrá. Siéntate dónde puedas y espera.

-Tengo que verla...

-Eres muy confiado-dice soltando humo por la boca-.Una presa fácil.

Retrocedo un poco. El hombre me mira con un gesto condescendiente.

-Si quisiéramos matarte ya lo habríamos hecho.

-Ugh, ya les dije que no tengo dinero-digo en tono suplicante.

-No te servirá de nada hablar conmigo. Es ella la que te dirá lo que necesitas saber.

Me recargo en la máquina que tiene grasa y un olor fuerte a combustible, pero mi ropa está ya tan sucia y me siento tan mareado que no me importa.

El hombre fuma su cigarrillo en silencio hasta que se lo termina y procede a encender otro sin mirarme siquiera. Sabe que no tengo intención de escapar aunque pueda ver el miedo a morir en mi rostro. Los altos ventanales están estrellados si no es que rotos por completo , por lo que la luz se proyecta de forma irregular en toda la construcción.

La espera está acabando con mis nervios. Quisiera saber qué buscan de mí, si no es todo un engaño y no tienen a Dion.

Suena el celular del hombre, lo saca del bolsillo y responde con monosílabos. Estoy atento a cada detalle, buscando algo que me de una pista.

-Muévete chico-dice acercándose a mí y tomándome por el brazo haciéndome una llave, no duele mucho pero entiendo que es una advertencia de que si intento huír lo romperá.

Me conduce por un pasillo oscuro que gotea, es difícil caminar por la basura y maleza que ha crecido. Voy tropezando a cada paso, pero la fuerza del hombre me mantiene de pie.

Llegamos entonces a una habitación pequeña con un abanico empotrado en la pared. La mujer está aquí. Tras ella hay una larga ventana y una puerta que conduce a unas escaleras metálicas que llevan a una primera planta.

-No me importa lo que pienses de mí, sólo que soy la que te está dando una segunda oportunidad. Puedes quedarte con la mascota, pero con una condición, y será mejor que la atiendas.

-Escucho-digo frotándome el brazo una vez que el hombre me suelta.

-Fuíste descuidado con él. Llevarlo a dónde hay otras personas que pueden descubrir lo que es. Arriesgaste mucho.

-Quería darle una vida normal. Yo no sé quienes se creen ustedes que son para decidir qué es lo mejor para Dion.

-Y sin embargo tú crees que tienes ese poder para entender y decidir sus necesidades.

-¡Son las necesidades de cualquier ser humano!

-Ya te dije lo que pienso al respecto. Olvida que es un humano y trátalo como lo que de verdad es.

Pet Complex (Novela Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora