Parte 4

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Gelda y Zeldris habían terminado de comer y arreglar cualquier suciedad que hicieron en el proceso, por lo que decidieron ir a la sala. Mientras iban para allá, ella notó un retrato. Era un Meliodas y Zeldris más pequeños junto a un hombre de apariencia robusta y con gran barba, se veía algo mayor, sin embargo se le hacía familiar.

- Supongo que él es tu padre. - Dijo Gelda con curiosidad, tenían un ligero parecido a los muchachos.

- Sí... Él es nuestro padre. - Murmuró Zeldris sin mucho ánimo, cosa que notó Gelda. Al sentir la mirada curiosidad de Gelda, decidió continuar. - No lo veo muy seguido... Y cuando lo veo, no es muy agradable su presencia.

- Ya veo... Se me hace muy familiar... - Dijo pensativa, intentando hacer memoria, ¿algún conocido de su padre? - Pero no importa, ¿qué le parece si hacemos algo para pasar el rato?

- ¿En serio? - Habló Zeldris un poco animado, pues era poco usual que alguien quisiera estar con él. - ¡¿Qué tal si jugamos videojuegos?!

Al ver la emoción del chico, no pudo evitar sonreír con ánimo. Aun sin saber a jugar o conocer sobre los videojuegos debido a la crianza de su padre, ella exclamó tímidamente. - ¡Claro! Pero no sé mucho sobre los videojuegos, ¿no hay problema?

- No te preocupes. Yo te enseñaré todo lo básico. - Dijo Zeldris con emoción mientras tomaba la mano de Gelda para guiarla con entusiasmo a su habitación. Se sorprendió un poco al sentir la mano de la chica, era tan suave y tierna a comparación a la de él. Y, aparte, cuando estaban frente a su puerta se dio cuenta de estaba haciendo.

Inmediatamente, algo avergonzado soltó su mano. Gelda, quien intentaba no sonreír, lo miró fingiendo confusión y algo de tristeza. - ¿Pasó algo...? ¿Te incómodo el contacto?

- ¡N-no! ¡Todo lo contrario! ¡Me encanto sentir tu piel contra la mía...! - Exclamó Zeldris asustado y algo avergonzado por hacerla sentir mal, pero luego comprender lo que le acaba de decir. Avergonzado, evitó su mirada.

Gelda rió ligeramente, mientras besaba su frente, para luego mirarlo con dulzura. - ¿Qué tal si pasamos?

Zeldris atolondrado por su mirada y beso, simplemente asintió. Abrió la puerta y dejó primero pasar la chica para luego entrar y cerrar la puerta. Gelda observó la habitación algo cohibida, era la primera vez que entraba al cuarto de un chico, aunque fuera un niño.

Zeldris avanzó hasta la televisión para prenderla al igual que la consola, tomó dos controles de la misma y se acercó a Gelda. - Toma.

Aceptó el control con entusiasmo y tomó asiento en la cama del chico. Zeldris se sentó a un lado de Gelda feliz de tener a alguien con quien jugar y que no sea su hermano. - Bien. Jugaremos algo sencillo.

- ¡Está bien! - Exclamó animada mientras sostenía el control, lista para jugar. Pero quedó confundida al oír a Zeldris reír, avergonzada por no saber su razón de reír, preguntó. - ¿Qué pasó?

- ¡Tienes el control al revés! -Dijo Zeldris con burla, provocándole un sonrojó de vergüenza a la chica. Gelda miró cómo sostenía el mando y se dio cuenta de que estaba en una posición poco cómoda para ella. Sin más, rió junto al chico.

(~.~)

Al sentir un ligero escalofrío por el frío, Elizabeth comenzó a despertarse con flojera mientras admiraba el entorno. Cuando se da cuenta de que era muy tarde, asustada, tomó su teléfono. Eran las 5:53, en menos de media hora llegaría algún pariente de Meliodas y ellos no estaban ahí.

- ¡Joven Meliodas! - Exclamó asustada, pero el chico solo respondió con un gruñido. Observó unos instantes al chico, él era pequeño... Tal vez podría... - ¡Perdoné mi impertinencia, pero ocupamos ir al departamento lo más pronto posible!

Mi dulce niñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora