Un Espía Furtivo Del Amor

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Mientras este acontecimiento pasaba una voz caída del cielo me pesaba en los hombros. Esa ajena voz era carrasposa y vieja. Alcé la vista y divisé a una anciana diciéndome que subiera por la puerta de atrás, que estaba abierta. La dicha puerta estaba en frente de mi, a unos cuantos pasos...calculé cinco, no más. Quité la mirada de la puerta y la puse nuevamente en la chica. Se estaba acercando con paso firme. No vi otra escapatoria que hacer caso a la vieja. Me puse el fular tapándome la cara y corrí lo más que pude y entré. Lo vi todo negro y más tarde una fuerte luz me cegó. La anciana me recogió y me subió arriba. La madera crujía y soltaba polvo.

Ya arriba vi a la muchacha observar desconcertada y con curiosidad los arbustos... ¡La carta!, me la había dejado en mi sitio de observación a distancia. La cogió, miro a sus dos lados y huyó a su casa azul clara asustada.
Pensé en algo bueno, y era que no me había visto...o eso me dijo la anciana. Su sonrisa en la cara me hizo olvidarme del tema.

Me explicó que me había estado observando por la ventana como miraba a la muchacha y que, al verme en apuros, acudió a mi. Le di las gracias enormemente y me de repente puso mala cara. Estaba enfadada;supuse que sería por ser un espía furtivo del  amor pero no, me regañó por no enfrentarme al amor, por no dirigir mis palabras a ella, y solo darle mi mirada.

El sonido de un hilo tan frágil como tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora