11. Juegos Peligrosos

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Había estado en muchos restaurantes lujosos, pero esto es definitivamente de otro nivel. Candelabros de cristal colgando del techo, piso de mármol, mesas decoradas con una elegancia inigualable; y la mirada de la gente sobre nosotros dos mientras el camarero nos lleva a nuestra mesa. Puedo escuchar como algunos susurran y les entiendo por partes.

—¿Por qué todos nos miran de esa manera? — le pregunto al insoportable de mi esposo.

Una media sonrisa llena de orgullo se refleja en su rostro —Porque el dueño del restaurante ha venido a cenar con su esposa.  — explica y esto sí que no me lo esperaba.

Solo puedo mirarlo e intentar disimular mi asombro. No puedo dejarle ver que me impresiona.

—¿En cuántos negocios estas metido? —me atrevo a preguntar y el solo encoje sus hombros como restándole importancia al asunto.

—En muchos. — es lo único que responde.

Nuestra conversación se ve interrumpida cuando uno de los meseros viene a nuestra mesa con una de las más caras botellas de champagne y otro llega con algunos aperitivos.

—Ni hemos mirado la carta. — comento.

—Nos servirán un poco de todo para que pruebes las delicias que tenemos aquí.  — me explica y tan solo asiento.

—Sabes, creí que me tratarías mucho peor.—señaló con el único propósito de llevar el juego a mi terreno.

—¿Creías que te encerraría en una torre y no te dejaría salir de allí?— pregunta en forma de broma y creo que es la primera vez que rio de manera sincera con él.

—Básicamente, sí. — respondo y ahora es el quien ríe.

—No soy tan cruel Sienna.— dice firme.

—Tampoco eres tan bueno.—digo de inmediato. —Me has obligado a casarme contigo. Yo entiendo tu dolor, pero lo que me has hecho es injusto. El provocar que Ramiro me enamorara para luego hacer que me engañara y así llevar prácticamente a la quiebra a mi padre... Eso es muy cruel.— reprocho.

—¿Y tu padre qué? Él ha acabado con la vida de mi hermana y la de su hijo — rebate firme y con su mirada clavada en la mía.

— ¿Y esto te regresara a tu hermana? — cuestiono con rabia.

— No, pero hará infeliz a tu padre y con eso al menos reparare un poco el daño. — declara firme y solo puedo sentarme de manera derecha en mi silla y volver a hacer que la distancia sea la normal entre los dos.

— A la que estás haciendo infeliz es a mí, y yo no tengo nada que ver con lo que ha hecho mi padre.  — es lo único que digo antes de tomar la decisión de quedarme callada por el resto de la velada.

[...]

Entro a la enorme habitación mientras escucho sus pasos detrás de mí. Sigo en silencio a pesar de sus absurdos comentarios. —¿De verdad no hablaras más en toda la noche?— me pregunta y simplemente lo ignoro. Busco mi camisón entre mi ropa y entro al baño para alistarme para ir a dormir. Me quito el maquillaje, me cepillo los dientes, me coloco el camisón color beige de seda corto, y finalmente, salgo del baño.

Puedo sentir su mirada sobre mí, desde aquel sillón donde está sentado, pero lo ignoro y abro la cama para meterme entre las sabanas y así dormirme. 

«Un día menos de los 365 que te esperan a su lado» Pienso mientras cierro mis ojos e intento dejarme llevar por el sueño

Escucho sus pasos al entrar al baño y al salir de él. Puedo imaginarme que me mira, pero mi imaginación se queda corta cuando le siento subirse a la cama y debo abrir mis ojos. Esta tan solo en bóxer y con la ayuda de sus rodillas y sus manos se acerca a mí.

—¡¿Qué haces?!— le grito sentándome en la cama y alejándome lo que más puedo de él.

—¿Ahora si hablaras?— me pregunta con una triunfal sonrisa.

—Aléjate de mí Lucas.— digo firme y niega.

—Soy tu esposo, no tendría por qué hacer eso.— replica mientras avanza hacia mí y antes que consiga atraparme entre su cuerpo, me levanto de la cama.

—Ni se te ocurra hacerme nada. — le advierto.

—Y a ti ni se te ocurra volver a ignorarme como lo has hecho. Sienna, tu no me conoces... yo no dejare que seas la niñita caprichosa que tu padre te dejaba ser. —me advierte y se levanta de la cama para venir hacia mí.

—Lucas, por favor no...—le pido cuando termino acorralada entre su cuerpo y la pared.

Tengo miedo... no sé hasta dónde es capaz de llegar... La distancia desaparece y su mano acaricia la parte superior de mi pierna de manera muy sensual, es como si fuese a colarse por debajo de mi camisón, pero se detiene. —no te preocupes, no me interesa estar contigo . — me dice mirándome fijamente y luego aparta su mano para irse dejando mi corazón latiendo a mil por hora en una mezcla de miedo y ¿deseo? 

«No Sienna... No dejes que te gane. Tienes que ser tú quien le vuelva loco hasta que se rinda y deje su estúpida venganza para luego irte de aquí».

Atrapada en la Venganza de un MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora