Era Navidad, una vez más papá había tenido que irse a servir por el país. Era militar, así que siempre, sin importar la fecha, debía salir. Mamá se veía muy triste y yo también lo estaba, solo que no lo expresaba para que ella no lo notara.
Preparamos la mesa, servimos la comida que habíamos preparado durante todo el día y nos sentamos. Mamá me miró y me dijo: Feliz Navidad, hija. Yo le respondí con un abrazo y comimos.
Al terminar la cena, mamá prefirió irse a dormir. Yo me quedé limpiando todo en la cocina y pensando en papá. Él tenía muchos amigos que habían muerto en la guerra y saber que podría pasarle algo me destrozaba el alma. Cuando terminé, decidí irme a la cama y esperar que mañana llegaran noticias de él, que nos llamara y nos dijera que nos extrañaba.
Al día siguiente lo que nos despertó fueron unos fuertes golpes que venían de la puerta. ¿Qué pasa?, me pregunto. Sin tener idea, abrimos y vimos a uno de los compañeros que había ido con papá a servir por el país. Un frío aterrador me envolvió el cuerpo, ¿por qué estaba él aquí y papá no?
Mamá le hizo esa pregunta y él únicamente nos entregó una caja, alejándose y siguiendo su camino. ¿Por qué no respondió a lo que mamá le había preguntado? ¿Qué contenía esa caja? Veía a mamá llorar y yo solo me imaginaba cosas, algo le habría pasado.
Lo que estaba por ver nunca me lo hubiera imaginado. Mamá abrió la caja lentamente, pues estaba nerviosa, y sacó un papel. Lo leyó y era del general que había estado en la guerra con papá. Mamá volvió a revisar la caja y sacó algo duro, vestido con una tela verde... Era el brazo de mi padre
ESTÁS LEYENDO
200 historias de terror parte (2)
De Todosegunda parte de 200 historias de terror ................................