6. Nueva casa, nueva ciudad, nuevos vecinos.

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        Largo, muy largo fue el viaje en avión hasta Los Angeles. Pero cuando llegamos, me dí cuenta que mereció la pena. Era una hermosa ciudad, con hermosas playas y ¿para qué mentir? Estaba Hollywood. Y nuestra casa no se encontraba muy lejos de allí.

        Mi padre condujo através de la ciudad y llegamos a un barrio residencial. A ambos lados de la carretera se alzaban enormes casas, con sus jardines, de un piso o dos. De pronto mi padre paro frente a una casa, grande, de dos pisos. Revestida en piedra y un precioso jardín delantero un pequeño espacio con flores junto al escaloncito de la entrada, creo que sería un buen lugar para plantar mi rosal. 

        El interior de la casa es aún más bonito que el exterior. De madera y paredes en tonos claros, lo primero que ves es un recibidor con una escalera de madera curvada que da al piso superior. Desde un lado del recibidor se accede al comedor y a la cocina y desde el otro lado, al salón que comunicaba con el patio trasero. Salgo a verlo. No tenemos piscina pero si que había una torre de juegos y unos columpios. Un alto árbol, perfecto para construir una casa allí arriba si tuviera diez años menos.

-En unos días llamaré para que venga a quitar todo esto y nos hagan una buena piscina- dice mi padre

-¡No!-grito girándome hacia él- me hace ilusión, me recuerda a la otra casa.

-Esta bien cielo-me dice abrazándome- Nos bañaremos en la playa. Sube a ver tu cuarto, esta frente al de tu hermano.

-Como siempre- digo entrando en casa.

        Subo lentamente las escaleras y dudo entre ir a la izquierda o a la derecha. Veo como Henry sale de su dormitorio, a la derecha. Entro por la puerta que está justo en frente de la suya. Abro despacio y lo que me encuentro es totalmente de mi agrado. El suelo continuaba siendo del mismo color marrón que estaba en el pasillo, no muy oscuro pero tampoco muy claro. Las paredes pintadas de un violeta muy claro, precioso. Reconocí algunos muebles de la otra casa, como mi escritorio, junto con los nuevos. Las puertas blancas de un gran armario empotrado, que tardaría cien años en llenarlo y una gran cama. Por fin, una cama grande cómo llevaba pidiendo desde hace años. Me asomo a una de las ventanas, dan a la parte trasera de la casa. Puedo fijarme que tras los altos setos se encuentra una casa azul pastel de un solo piso. Ellos si tienen piscina. Suertúdos. Les vería bañarse mientras yo les espiaba desde mi torre. <<Cotilla>> me regaño mentalmente. Me reí en voz alta. Junto a mi escritorio una puerta que daba al baño. Toallas del mismo color violeta estaban colgadas en un pequeño toallero junto al lavamanos. Mamá y sus detalles…

Salgo de mi dormitorio y me dirijo al de Henry. Esperaba encontrar una decoración adecuada para ya un chico de diecinueve años y lo que veo realmente me sorprende. Exactamente el mismo tono azul y los muebles de la otra casa, solo ha cambiado la distribución y la cama, igual de grande que la mía. Me río, me río con ganas. ¡Que infantil puede llagar a ser mi hermano!

-¿De qué te ríes?-pregunta desde la puesta del dormitorio.- ¿Qué tiene de gracioso que quiera conservar todos mis recuerdos?

-No, nada-digo entre risas- pero, podrías madurar un poco.

-¡No quiero!-dice abrazando a su querido oso- ¡defiéndeme General Abracitos! 

-No tienes remedio-digo, aún riendo, saliendo de su dormitorio.

        Decido pasear un poco por el barrio para explorar el terreno. A ambos lados de la calles seguían las casas, nada de mayor interés. Doy la vuelta a la calle y sin darme cuenta paso junto a la casa de mis misteriosos vecinos. Parece vacía. Sigo caminando y tras varios minutos encuentro un hermoso parque. En una parte hay juegos para los niños y en la otra un gran lago con un embarcadero. Un pequeño bosque tras el con un sendero que conducía a su interior. Bancas por todas partes donde poder sentarse y relajarse. Verde hierva decorada por pequeñas florecillas, no dudo en sentarme sobre ella y disfrutar de la vista.

        Tras unas cuantas horas de reflexión me hice a la idea que ya no estaba en mi ciudad, que iría a una escuela diferente y que esperaba hacer buenos amigos. Que no podría ver todos los días a Lucy ni a Tobby. Como les extrañaría. ¿Encontraré a alguien tan bueno como ellos? No les sustituiría, por supuesto, pero mi vida seria más fácil con alguien como ellos a mi lado. 

        Tras ordenar todos mis pensamientos de forma positiva, me levanto y salgo del parque.

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        Las 8 p.m. Mamá me va ha matar. Toda la tarde en la calle, seguro que están preocupados. Abro la puerta de casa con mucho sigilo. Pero no funciona, mamá me interrumpe el paso cruzada de brazos.

-Mamá yo…-intento excusarme.

-Tu, si, tu señorita, podrías haber llamado al menos. Estaba muy preocupada.

-Encontré un parque y me senté a pensar… y ya sabes como soy.

-Si, lo sé, pero llama a la próxima, ¿vale?- dice caminando a la cocina.

-Si-digo yo subiendo al dormitorio.

        Me tumbo en la cama, he intento relajarme hasta la hora de la cena. Imposible. De pronto empiezo a escuchar risas. Me asomo a la ventana y es justo lo que esperaba. Los vecinos. << ¡Os quiero vecinos!>> pienso << ¡Estaba realmente tranquila hasta que habéis empezado a armar este ruido!>> Empiezo a contarlos. 1, 2, 3... 8. ¿ocho? ¿Cómo podían vivir ocho personas allí? <<Será una cena de amigos>> me dice mi cabeza.

-¡Clarie la cena!-chilla mamá.

        Bajo corriendo, adelanto a Henry en la escalera y me siento junto a mamá en la mesa. Sonrío, él quería este sitio.

-Me las vas a pagar-dice sentándose junto a papá, enfrente mío.

        Cenamos felizmente hasta que mamá dice que esta era nuestra primera cena en la nueva casa. De pronto todos nos callamos. Melancólicos recordamos todas las cenas de la otra casa, en nuestra otra mesa con nuestra otra vajilla…

-¿Y el servicio?- pregunto de repente

-No hay, pienso cocinas todos los días- dice mamá orgullosa.

-¡Genial!-exclama Henry- ¡Tostadas quemadas para desayunar!

        Y todos nos reímos de nuevo, alegres. La cena transcurrió tranquila hablando de estofados quemados y posibles intoxicaciones alimentarias. 

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        Me asomo de nuevo a la ventana de mi dormitorio. Son las 10 p.m. y los vecinos han comenzado a recoger todo. Puedo ver que falta uno, quedan siete. De pronto uno levanta la vista hacia mi ventana, puedo ver como me sonríe y levanta la mano para saludarme. Me sonrojo y cierro rápidamente la cortina.

        Voy directa a la cama y me acomodo entre las sábanas. El colchón no era ni muy duro, ni muy blando, como me gusta. Me acomodo un poco más y caigo en los brazos de Morfeo.

Misterios de Amor~Ross Lynch~[PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora