41. Culpa

960 61 19
                                    

Narra Ethan

Abrí los ojos y una luz blanca sintética me cego. Entrecerre los ojos para acostumbrarme a la luz de aquella habitación. Mire alrededor, observando en donde demonios me encontraba. Estaba en la habitación de un hospital.

Intenté levantarme pero un fuerte dolor de cabeza me vino y caí de nuevo acostado en la cama. Volví a observar a mi alrededor pudiendo notar a mi padre, durmiendo en el sofa de la habitación. El hombre que me crió estuvo conmigo en esta habitación a saber dios cuantas horas. Solté un quejido por el dolor de cabeza y mi padre se levantó de un brinco.

—¡Por Dios! Ethan, ¿estás bien? —preguntó mi padre acercándose rápidamente a examinarme.

—Sí, eso creo.

Mi padre expresó un rostro de alivio. Me pregunto que es lo que paso después de que yo perdí la conciencia. Lo último que vi fue a Melanie peleando con Randy, a mi madre viendome mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas y por último a Jackson, el chico que amé y que ahora no puedo amarlo como quiero. Pero aún no comprendo, ¿por qué mi madre me lo ocultó tanto tiempo?

La puerta se abrió de repente y los anteojos de Jackson fueron lo primero que vi, antes de que él entrara por completo de manera tímida. Sus ojos estaban hinchados y su cabello albororado. Quizás lloró, quizás estuvo bastante tiempo sin dormir, no lo sé, pero quiero abrazarlo y decirle que todo estará bien, pero no puedo.

—Señor Harries, ¿puedo estar con Ethan un momento? —preguntó.

Mi padre asintió, apreto mi mano con fuerza en señal de apoyo y se marcho de la habitación, cerrando la puerta detrás de él, dejándome solo con Jackson.

—Hola —murmura.

—Hola, Jackson —respondí y le sonreí.

Él se fue acercando hasta llegar a sentarse en el borde de la cama, también colocando su mano en mi palma. Sin evitarlo, cierro mi mano sobre la suya. ¿Quién hubiera pensado que nuestro amor era más prohibido de lo que pensamos? Su ojos detras de sus lentes me miran con compasión.

—¿Cuanto llevo inconsciente? —pregunto, para poder librarnos del silencio incomodo—. ¿Un día?

—Ethan, llevas aquí tres días.

Aparto la vista hacia otra dirección. Tres días inconsciente, y no sé que fue lo que lo causo. Jackson apreta más fuerte mi mano para llamar mi atención, lo cuál lo consigue de manera inmediata. Se quita sus gafas y veo mejor sus ojos hinchados por no dormir o por llorar demasiado y lo comprendo, con aquella noticia ni yo la soporte.

Las percianas de las ventanas estaban cerradas, así que era demasiado difícil saber si era de día o de noche. Me pregunto, ¿qué estaran haciendo los demas ahora? A lo mejor estan ocupandose de sus asuntos o están aquí, esperando a que Jackson salga para decirles algo nuevo, no lo sé.

—Ethan, sólo quiero decirte que nada de lo que hicimos fue nuestra culpa —su voz fue quebrandose por cada palabra que decía—. No lo sabíamos.

—Jackson, me enamoré de mi hermano y ni siquiera lo sabía—respondí—. Incluso hicimos el amor, ¿cómo quieres que no me sienta culpable?

El chico bajo la mirada y comenzó a acariciar mis nudillos. Sabía que él igual se sentía culpable por todo esto. Aunque yo me sentía demasiado molesto con mi madre, ya que en lugar de rechazarme cuando le dije que salía con Jackson, me hubiera dicho la verdad.

Quite su mano de la mía, ahora ya no lo veía de la misma manera que antes. Se mordió el labio inferior, notando su tacto con la sabana y no con mi mano.

That boy is mine (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora