La rosa

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Mi corazón dio un vuelco. Puse una manta en los brebajes y abrí la puerta.

-Hola Camila, toma - me conmovió. Me regaló una magnífica rosa roja.

-Espero que no seas tan tétrica, eres hermosa en color, no en blanco y negro.

En ese instante noté un agradable calor en mis mejillas. Nadie jamás me había dicho tal cosa.

-Gracias -dije un poco entrecortada -Pasa porfavor pasa.

-¿Tus padres no están? -preguntó un poco extrañado.

-No no están... em... están de viaje... -En cierto modo había dicho la verdad. Estaban de viaje al más allá.

-Bueno así podremos concentrarnos más.

Pasaron las horas volando. Cuando estaba a su lado sentía que mis problemas desaparecían.

No me di cuenta y con su ayuda terminé todos los deberes de matemáticas.

-¡Terminados! -dijo él con aire triunfante.

-Gracias por todo -respondí agradecida. -¡Te debo una!

-Cierto pues ya se que puedes hacer -Sus ojos se achinaron y una fría sonrisa se dibujó en sus labios. La verdad, daba miedo.

-Quiero 3 verdades y 1 prueba.

Creí que se había vuelto loco, pero acepté, era justo.

-Está bien, dime. -Respondí derrotada.

-¿Que tienes contra Briana?

-No es una bonita historia.

Ella y yo éramos muy amigas. Demasiado amigas. Aunque para ella sólo había una estrella, ella. Yo siempre destaqué en música y eso a ella le hizo mucha rabia. Decidió que como no podía ser mejor que yo en las artes, me haría la vida imposible. Aunque no lo consiguió, mi vida ya era imposible.

-Chicos y chicas así, hay demasiados. Segunda pregunta realmente ¿dónde están tus padres?

-Murieron. O almenos eso creo. Me abandonaron en esta casa al medio del bosque cuando era una niña y sólo me dejaron a un... -Por poco le digo que tengo un fénix. -Un perro.

-Dios, no debí preguntar...

-No no tranquilo, hace tanto que ya ni me acuerdo.

-Última pregunta ¿que eres?

Esta pregunta hizo que dudara de mi misma. Que soy. No lo se ni yo que soy. Pero la verdad es que no entendía como Bruno averiguó que no era humana.

-¿Como dices? -pregunté haciéndome la incrédula.

-Se que no eres humana.

Mi corazón empezó a latir tan fuerte que creí que saldría de mi cuerpo de un momento a otro.

-Lo se porque ningún humano tiene tanta belleza.

Me relajé de golpe. Era un cumplido. No era una pregunta sincera.

-Creo que mi madre me regaló esa cualidad, aunque yo no la veo. -Dije lo primero que se me vino a la cabeza.

-No la ves porque siempre miras lo peor de todo. Tienes que aprender a confiar en ti misma. No estás  sola, yo confío en ti.

No sabía que responder así que me quedé en silencio.

De repente sentí algo en mi interior. Algo que quería salir. Mire por la ventana. Se estaba poniendo el sol.

La sombra de un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora