La sombra de un secreto

El dia que empecé a soñar

Ya no me acuerdo de la última vez que soñé. Pues cuando hay una chispa de esperanza en mi interior, mi gélido cuerpo la apaga.

El día en que conocí a Bruno creí que era como yo, podía entenderme. Quizás mis ojos brillaron al verlo, pero al final lo vi con otra chica, así que mi esperanza clausuró de nuevo.

Estaba en clase de matemáticas. Odio esa asignatura. Faltaban 5 minutos para terminar la clase y todos ansiábamos  por irnos y que no pusiera deberes.

-Chicos, para mañana quiero toda la página 10 -como no. ¿que profesor no pone deberes?

Sonó el timbre e hubo una estampida por todo el colegio.

Estaba apunto de entrar en el bosque cuando...

-¡Camila! -Del susto casi saco los colmillos, pero luego vi que era Bruno.

-Perdona por el susto, quería preguntarte si tenías planes por la tarde...

-Em bueno tengo muchos deberes de matemáticas -dije lo primero que me vino a la cabeza. No quería quedar con él. Además, hoy había luna nueva.

-¡Pero eso lo terminas en 5 minutos!

-No creas, no se me dan muy bien...

-Perfecto a las 6 vengo a tu casa y te ayudo. Hasta luego.

Quedé pasmada. No sabía como pero quedé con Bruno para hacer los deberes.

Estaba asustada. ¿Que pasaría sí se hacía de noche y salía la luna o más bien, no salía?

Eché a correr hacia mi casa y cuando estaba segura que no me veía nadie, volé lo más veloz que pude. Mis alas eran grandes y fuertes. Eran transparentes pero con la luz del sol brillaban como el arcoiris, y con la luz de la luna como el lago mas puro y cristalino.

Llegué a casa. Escondí todos los libros de magia. Intenté ocultar a shadow, aunque no se estaba quieta y su fuego se veía a un kilómetro a la redonda. Tuve la genial idea de ponerla en la bañera, pero tan mala no era, en aquel momento...

Al fin encontré como esonderla. Podía hacer de estatua. Sólo quedaba esconder mis brebajes cuando de pronto, sonó el timbre.