Robert Downey

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Al despertar lo único que podía ver era a la hermosa chica durmiendo tranquilamente sobre mi pecho. La felicidad que propinaba no tenía un precio, en absoluto, de solo pensar que pensé que no la volvería a ver, que no volvería a tenerla así en mi vida, que jamás tendría el privilegio de volver a sentir tanta felicidad. Me sentía invencible, imparable. Me sentía capaz de todo, como solamente me sentía cuando estaba con ella.

Me encargue de visualizar cada parte de su cuerpo, de memorizar cada lunar, cada pestaña, de detallar hasta el color de su cabello, porque eso hace que no la pierda jamá de mi cabeza. Aunque no pude, han tomado tres años para intentar olvidarla, olvidar el sentimiento que tenía por ella, pero supongo que eso es tan imposible, de eso como que el mundo cambie el universo cambie de rumbo y el sol deje de ser el centro para comenzar a girar en torno a la luna.

Sus párpados comienzan a tomar un ritmo movido y me da indicio que va a despertarse, cuando los abre me deja ver sus perfectos marrones, esos chocolates que me hacían derretir en tan solo un pestañeo, sonrío mordiéndome el labio divertido cuando menciona aquello, miró hacia el techo inclinándome hacia ella.

Eso porque no has despertado cuando la comencé a observar, señorita Brooke — comente antes de darle un beso de buenos días, y es así cómo quisiera despertar todos los días.

Pues nadie sabía cuánto me dolía despertar, abrir los ojos y que sea otra mujer la que estaba en mi cama, ocupando su lugar, cuanto me dolía hacerle eso a Megan, cuanto me dolía no poder brindarle todo lo que podía dar, pero no quería, porque todo mi amor, todo lo que era yo, era de Alba, de nadie más.

Extrañaba su sonrisa, extrañaba sus ojitos brillosos, escuchaba oír su voz mañanera, sus mimos de la mañana, su risa y la facilidad que tenía al llorar por las cosquillas, o si, sufría mucho de las cosquillas, y eran las únicas lágrimas que aceptaba de ella, nunca permití que llorara por mí, ni por nadie, odiaba verla llorar, odiaba verla así de mal, si ella lloraba era como si cada lágrima era una daga clavándose en el centro de mi pecho, había recordado el primer día que la vi llorar, lo siento tal cual lo describí, miles de dagas clavándose en mi pecho, entonces desde esa vez prometí impedir que ella soltará una lágrima.

La mañana había comenzado soñada, como si de un sueño de esos que siempre tuve haya convertido en realidad, pero la única realidad que parecía abrirse ante nosotros era la que estábamos viviendo, Jade y la joya, quería que esto pasase rápido, quería arreglar las cosas de mi vida. Hablar con Megan ni bien salga de Arabia, llegar a casa y hablar. Eso era lo que más esperaba.

Pero Ian llego para arruinar este paraíso que nos habíamos armado con mi chica, a pesar de que habíamos jodido el plan principal, en donde Alba retenga al jeque en en el desayuno, mi chica tenía un plan B, note a Ian irritado, pero más allá de eso lo note más que irritado, preocupado , como si hubiera pasado algo. Pero sin embargo no intrrogue, y entre risas nos despedimos con Alba. Pues ella tenía que ir a prepararse.

Cuando baje con los demás, Ryan me dio una sonrisita, avisándome que Ian estaba bastante molesto conmigo, hago una mueca, pues no quiero que ande molesto conmigo, a pesar de entender que estoy peligrando el caso, el trabajo, quiero que me entienda. Verla después de creerla muerta por tres años, luego tener que aceptar que salga con otro tipo, por más trabajo que sea, mis ojos no dejan de verla en brazos de otros hombres, más involuntariamente, hablando del corazón.

Estaba tomando un café con unas medialunas cuando Ryan me codea, estoy por recriminarle que casi me vuelva el café caliente, me lo tiro yo mismo cuando mis ojos ven lo que todos ven, e intento reprimir las ganas de tomar un toallon y ocultar ese cuerpo despampanante que siempre tuvo, pero que siempre ocultaba tras más tela de la que ahora trae. Pero luego pienso que soy el único hombre que puede tocarla, no me siento un puerco al tener esos pensamientos porque mis manos solo buscan darle amor, intento no pensar en que pronto no seré el único hombre que puede tocarla y eso me enferma.

Back to you - Robert Downey JrWhere stories live. Discover now