Aceptación

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Habían pasado dos semanas desde que se cogió a Hinata y no había vuelto a saber nada de ella, estaba pensando muy seriamente en ir a visitarla pero no estaba segura si ella quería repetir su encuentro.

--Haruno-san-- una enfermera entró a su consultorio.

--Sé que ya casi termina su turno pero Hinata Uzumaki quiere pasar a consulta con usted-- La pelirrosa sonrió con gusto.

--Por supuesto, hazla pasar de inmediato-- permaneció sentada frente a su escritorio viendo fijamente la puerta esperando a que pasara, traía un abrigo largo que la cubría casi por completo y unos tacones bastante altos, su rostro casi de color carmín, su andar era tambaleante.

--¿Y bien que te trae por aquí?-- La miro sin descaro alguno.

Las manos de Hinata temblaban, no articulaba palabra alguna y la mirada de Sakura no la ayudaba en nada, se dio la media vuelta y tocó el pomo de la puerta, la pelirrosa alzó una ceja ¿sólo había venido a eso? Sin embargo el sonido que hizo la puerta no fue el de una abriéndose sino una que se cerraba con seguro.

Un poco menos tambaleante se puso al frente del escritorio y empezó a desabotonar su abrigo y cuando terminó lo abrió rápidamente dejando ver su cuerpo completamente desnudo.

Sakura sonrió, le gustaba la Hinata atrevida, justo la que estaba frente a ella accediendo a esa aventura. Se puso de pie y se detuvo detrás ella, tomó el abrigo y lo deslizo por sus brazos lentamente. La acercó a ella y empezó a aspirar el olor de su cabello, empezó a besar su cuello al mismo tiempo que apretaba sus pechos, la pelinegra se volteo rápidamente y la beso en la boca, antes de Sakura tenía meses sin tener sexo, que no se sentía deseada y que ella le hiciera sentir todo aquello era maravilloso y no lo detendría porqué lo necesitaba.

La Haruno estaba excitada empezó a morder y besar sus pezones y cuando eso no fue suficiente la tomó del trasero y la sentó en el escritorio, haciendo que subiera sus pies en el borde. Abrió sus piernas y lamió dos dedos de su manos y los metió en su intimidad, decidió que eso no era suficiente y empezó a lamer su clitoris causándole el doble de placer, Hinata era deliciosa y sin duda la podría tener así a diario.

La pelinegra empezó a gemir, la tomó del cabello rosado para que se adentrará bien empezó a disfrutar lo que estaba pasando, tener a Sakura entre sus piernas había sido la mejor de sus ideas. 

Sakura la hizo llegar al orgasmo nuevamente pero ya era su turno. La tomó de los cabellos obligandola a ponerse de pie, la beso en la boca y mordisqueo su cuello. --Hinata, eres deliciosa-- le declaró entre gemidos. La hizo ponerse en cunclillas al tiempo que bajaba su ropa interior y subía su falda, se recargo sobre el escritorio y abrió las piernas lista para que la pelinegra le diera un poco de placer. Entendiendo lo que planeaba empezó a lamer la intimidad de Sakura, se sentía caliente y pegajoso pero ciertamente una vez que empiezas no puedes parar. Le gustaba su sabor. No esperó sentir las manos de Sakura estrujando sus pechos y eso la hizo sentir aun mejor. Trató de dar su mejor esfuerzo para que la pelirrosa gozará de lo mismo que ella le había hecho sentir. Sintió sus paredes contrayéndose, hasta que se derramó sobre ella. Hinata se puso de pie y Sakura la beso sin parar, pero fue interrumpido alguien golpeando a la puerta. --Haruno-san, Tsunade-sama solicita su intervención--  Sakura miro a Hinata --Enseguida voy-- Se acomodó la ropa y le dio su abrigo a Hinata. --Nos vemos pronto-- y le dio unbeso fugaz en la boca.

Cuando salió del consultorio se sentó en una de las sillas y respiro agitadamente, sin duda había sido una buena decisión ir.

SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora