Fiesta

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Importante: los créditos de las ilustraciones de este capítulo son de:

SLJ — http://samurai-pet.deviantart.com/

Also known as SWJ and pet

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Ino Yamanaka era una fiestera empedernida pero desde que todo el mundo empezó a tener hijos y responsabilidades la fiesta había quedado en el olvido.

Había planeado reunir a los novatos y descontrolarse hasta caerse de borrachos. Aprovecharía la visita del Kazekage y Kankuro y daría una gran fiesta sólo para adultos, que bien les hacía falta a todos.

Está sería la noche y no aceptaría un no como respuesta.

Los solteros como Kiba, Shino y Sakura se mostraron escépticos ante la idea, dado que no creían que sus amigos abandonaran a sus obligaciones -entiéndase hijos- para festejar por una noche, aunque ellos no estaban conscientes del poder de convencimiento que Ino Yamanaka poseía.

A las 10 comenzaron a llegar a la casa de la rubia, Sakura le dio la bienvenida a Shikamaru, Temari, Chouji y Karui quienes fueron los primeros obligados a ir.

Empezaron tomando tragos y recordando los buenos tiempos, cuando eran genins sin tantas preocupaciones.

Poco a poco la casa de los Yamanaka empezó a llenarse de invitados, Sakura había empezado con el sake y como buena discípula de Tsunade no iba a parar ni por un instante, entre la música y los murmullos pudo escuchar el timbre y a paso tambaleante fue a abrir la dichosa puerta.

Su mirada se quedó clavada en los ojos perla de Hinata y sólo el saludo del imponente Kazekage hizo que dejara de mirarla, siempre le habían gustado sus ojos aguamarina, se hizo a un lado para dejarlos pasar —¿Y Naruto?— preguntó mirando a todos lados para buscarlo.

—No sé si venga— dijo Hinata con decepción y adelantándose para tomar un trago.

Sakura le sonrió al pelirrojo —Bienvenido Kazekage — y luego fue por otra botella de sake.

El alcohol y Hinata hacían que se olvidará de su desdicha, su soledad y lo mal que había ido su vida en los últimos doce años. En ese momento sólo quería sonreír y bailar con Kiba no podía pensar en nada más.

Pero su mirada se desvío a Hinata, la vio sola e ida con la mirada triste y eso no le gusto por nada, a paso lento se fue de la pista de baile y camino en dirección a Hinata, tomo otra botella de sake que estaba en una pequeña mesa.

Cuando estuvo frente a ella le tendió la mano y la hizo levantarse del sofá en el que había estado hundida, entre el tumulto y los borrachos pasaron desapercibidas, hasta uno de los pasillos de la casa que los llevaba a las habitaciones.

Cerro la puerta y una vez que estuvieron dentro la sentó en el borde de la cama.

—¿Y qué sino viene? Me tienes aquí

La pelirosa sonrió al tiempo que besaba a Hinata, la Uzumaki no quería siquiera seguir pensando en si Naruto vendría o no, mejor disfrutaría el momento.

Se despegaron cuando el aliento les faltó, Sakura destapó la botella de sake que había llevado consigo e hizo que Hinata tomara un gran trago, sintió como le quemó la garganta pero también había sentido un gran alivio.

Esta noche no quería que Sakura la llevará, esta noche no sería la sumisa. Armada de valor empujó a Sakura para que quedará acostada sobre la cama, se puso sobre ella y puso su rodilla entre sus piernas y desabrochó la blusa —Esta noche...— acarició el cabello rosa y acercó sus labios a su oído —Esta noche no serás tú quien mande— Sakura sonrió satisfecha, hace mucho tenía ganas de que Hinata la guiará.

Empezó con un beso salvaje y fue descendiendo hasta sus senos, comenzó a jugar con ellos mordiendo los pezones.

Era extraño la sensación que esto le producía, tener el control por primera vez la hacia sentirse poderosa, hacia mucho que no se sentía así y le gustaba.

Quito los zapatos y deslizó los pantalones y las bragas de la pelirosa hasta tenerla completamente desnuda, admiró su cuerpo. Podría jurar que era el mismo de hace doce años.

Tomó otro trago de la botella de sake lista para continuar puso a Sakura de rodillas sobre la cama, su juicio estaba nublado, por el alcohol y el deseo. Sonrió de lado al tiempo que se acostaba en la cama y se deslizaba lo suficiente para que su cabeza quedará entre las piernas de Sakura.
Y empezó a lamer, a saborear lo más profundo de la pelirosa, a su ritmo, los suspiros y gemidos la hacían temblar, oír a Sakura rogando por más la hacían sentirse satisfecha.

Y empezó a lamer, a saborear lo más profundo de la pelirosa, a su ritmo, los suspiros y gemidos la hacían temblar, oír a Sakura rogando por más la hacían sentirse satisfecha

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Tomó con fuerza las piernas de la pelirosa y ella clavo sus manos en el cabello azulado de Hinata, ya había probado el sabor de Sakura pero particularmente esta noche pudo disfrutarlo mejor

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Tomó con fuerza las piernas de la pelirosa y ella clavo sus manos en el cabello azulado de Hinata, ya había probado el sabor de Sakura pero particularmente esta noche pudo disfrutarlo mejor.

—Hinata— la pelirosa no pudo aguantar para gritar su nombre.

Se desplomó a un lado de ella, con la respiración agitada, la puerta abrió de golpe. Ambas voltearon asustadas y hasta la borrachera se les había bajado.

Esa mirada, tan penetrante, esos ojos tan hermosos.

Hinata rápidamente se puso detrás de la cama, con la cara roja y la culpa carcomiendola.

Sakura en cambio se quedó ahí. Tumbada en la cama, en un duelo de miradas.

—Gaara— murmuró.

SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora