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—Noelle —suelto el aire retenido y me separó de la puerta —¿Qué pasa?

—Era Emma tuvo pesadillas, fui a su a habitación a calmarla, mi esposo estaba ahi —mi nana termina de arreglar las almohadas para que me acueste.

—¿Y qué paso?

—No lo sé, me vine corriendo en cuánto Emma se durmió —quitó la bata que andaba y me meto en la cama —fue algo vergonzoso que me viera en ropa de dormir.

—Ya pasó mi niña, debes descansar —ella levanta su candela para ir a sus habitaciones.

—No deberias venir después de la cena, tu habitación está muy alejado del mio, por favor nana, sabes que yo puedo atenderme.

—Mi niña —ella sonríe, para mi ella era una segunda madre, quién me cuidó desde que nací y se esforzó más en protegerme con la total indiferencia de papá —esta bien pero si me necesitas no dudes en avisarme —se acerca y me da un beso en la frente —descansa.

Matt

—¿Qué se supone haces aqui? —ella saca un elegante abanico, empieza a abanicarse mientras su mirada recorre toda la biblioteca.

—¿Esa es la manera de recibir a tu tia? —resoplo molesto.

—Sabes que papá estaba muy molesto contigo, te prohibió venir más a esta casa —ella se encoge de hombros.

Mi tia Lady Gabinia era una bella mujer, deseada por todos los hombres,en su temporada recibió muchísimas propuestas de matrimonio. Todas las rechazó, mi abuelo la consentia en todo y aceptaba que ella eligiera al indicado.

Ella obviamente despreciaba a la sociedad, decia que detestaba que a las mujeres las trataran cómo si fueran caballos, elegian a la mejor entre una gran fila de mujeres, en sus reclamos indicaba que lo único que faltaba era que les abrieran la boca para revisar la dentadura. Fue la causante de muchas habladurías en nuestro círculo social ya que sus opiniones no las guardaba para si o para la familia, no, ella las gritaba a los cuatro vientos. Provocando ser mal vista en la sociedad, algo que no le importaba. Cuándo ella se enamoró al fin, no lo hizo de nadie de nuestro círculo social, ella se enamoró de un artista. Volvio loca a la abuela con su absurda decisión, el abuelo se arrepintió de no haber elegido él a su esposo pero ya era demasiado tarde, mi tia, se habia marchado con el artista sin ser su esposa. Procrearon un hijo casi de mi misma edad, un primo que no conocia aún, ellos vivian en Francia.

Las cartas que enviaba a papá, todas eran devueltas sin ser abiertas hasta que un dia papá le contestó que no era bienvenida en la casa, que se olvidará de la familia que dejó atrás pero aqui estaba.

—Ya no está acá y sólo que salga de la tumba para decirme que me marché lo haré —la veo atónito.

—Tia...—ella levanta su delicada mano para que me callé.

—Es mi deber velar por mi sobrina —enarco una ceja molesto —a llegado a mis oidos que la niña no está bien por la muerte de mi hermano y tú te la pasas viviendo tu vida de soltero al máximo asi que la pobre niña se la pasa sola. Estoy aqui por Emma.

—Mi hermana... —calló cuándo tocan la puerta y entra Hipólito, niego por que no era el momento.

—Milord, su esposa —mi mirada se dirige hacia mi tia quién está con la boca abierta.

—Milord —Noelle hace su entrada, hace su reverencia, ella no me mira a los ojos.

—¿Esposa? —mi tia se pone de pie, su mirada está sobre Noelle, ella trae el cabello desarreglado, con muchas hojas secas entre sus rizos, la falda de su vestido estaba manchada de tierra. Aprieto los dientes ni siquiera habia tenido la amabilidad de arreglarse para acudir a mi llamado.

Amor Forzado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora