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—Lo siento milord pero no hay más dinero—niego mientras siento que la sangre ha abandonado mi cuerpo.

—No es posible, está fortuna ha sido grande—el abogado me observa a través de sus espejuelos.

—Su padre en los últimos dos años se volvió descuidado— frunzo el ceño y me dejó caer en el sillón frente a Simón.

—En dos años no se puede acabar la fortuna, algo debió pasar para caer en está desgracia.

Simón no responde, vuelve su mirada al documento que sostiene en sus manos.

—Hay algo más—aprieto fuerte mis labios ante sus palabras—La niña no tiene ningún familiar, me temo que usted es lo único que ella tiene en el mundo.

Cierro los ojos, yo no sabía nada de niños, no estaba preparado aún para tomar el lugar de papá en la sociedad, apenas contaba con veintinueve años, pero la trágica muerte de papá me habia hecho volver del extranjero, habia terminado mi servicio en el ejército pero habia querido explorar varios lugares.

—Sin un centavo ¿Cómo me haré cargo de mi hermanastra?

Me levanto y me siento acorralado, no podia darle la espalda a mi hermanastra.¿Pero cómo la ayudaria?

—Quizás un préstamo, su familia es prestigiosa y el Banco puede darle un préstamo.

—Aún no entiendo cómo la fortuna se perdió.

—Su madrastra era un poco peculiar—aprieto los labios al recordar a la hermosa mujer unos años mayor que él, convirtiéndose en su madrastra, obviamente la fortuna Grave era un gran aliciente para estar con un hombre mayor.

Su padre era un hombre apuesto aún a sus cuarenta y cinco años pero se había vuelto un poco torpe con la mujer que se casó, él no tenia nada en contra hasta que una noche sintio un cuerpo desnudo colarse debajo de su colcha, abrió los ojos sorprendido al ver aquella criatura totalmente desnuda junto a él.

Se levantó rápidamente de la cama y con furia contenida le pidió que abandonará su habitación, ella en respuesta bajó la colcha para que él apreciará su cuerpo, una belleza de mujer pero él jamás tocaría a la mujer de su padre.

—Matt—susurro mientras caminaba a gatas hacia él, dio dos pasos hacia atrás.

—Se que me deseas,todos los hombres lo hacen y escuché que te gusta meterte en la cama con mujeres casadas.

—Pero no con la mujer de mi padre— respondí furioso,me acerque a ella y la sujete de su brazo sacandola de mi cama, ella jadeo por la sorpresa, la encamine hacia la puerta.

—No puedes sacarme desnuda—abrí la puerta y asi la saque de la habitación, a está hora no había ningún sirviente en los pasillos y se lo merecia por buscar un amante a sólo un mes de casada con papá.

Desde ese dia me gané el odio de Anabela pero no me importó, yo amaba a papá y sentía una profunda tristeza por la esposa que había elegido. Habia aprendido que las mujeres no respetaban el matrimonio, juraban amor eterno a sus esposos y cuándo se daban la vuelta ellas se acostaban con sus amantes. Habia perdido la cuenta de cuantas declaraciones de amor habia escuchado. Él no creia en el amor obviamente.

—Iré a un banco—tomé mi sombrero que era un modelo de la última moda.

—Milord ¿la niña?

—Me haré cargó de ella— me despedí con un ademán del abogado familiar.

Las calles estaban atestadas de gente a esta hora, caminé con paso decidido hacia mi coche, el escudo de armas se veia reluciente. No permitiría que mi familia se fuera a la quiebra.

Amor Forzado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora