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—Noelle —los bracitos de Emma rodean mi cuello, mientras la ayudó a bajar de su caballo. La verdad había sido un paseo muy gratificante, los caballos del Conde eran regios, ni comparados a los que había montado anteriormente. Con un poco de recelo había dejado subir a Emma a una yegua, a mi parecer era muy grande pero ella había sabido montar. Su padre le había enseñado  muy bien.

Recostó su cabeza en mi pecho, la rodeó y nos quedamos así por unos momentos.

—Gracias por este paseo Noelle, extrañaba esto —doy un suave beso en su cabeza. Emma era una niña adorable, alguien que se hacía querer —Matt sale a montar pero lo hace más temprano, según él debo dormir bien.

—Tiene razón Emma, puedes dormirte más temprano para que salgamos a montar diario. El ejercicio nos hará bien.

La dejó en el suelo pero sus manos sujetan las mías y levanta su rostro para mirarme.

—Soy feliz de que estés aquí —me inclinó y depósito un beso en su frente.

—También yo Emma, ahora a desayunar
  —su sonrisa es amplia —lávate y te cambias el vestido de montar por el que usarás el día de hoy.

Ella me mira pensativa por un instante y suspira.

—La señora Conte está equivocada —Frunzo el ceño —dijo "Dios nos libre que el Conde tenga hijos con ella, ya que el sucesor al título será un total salvaje"

Respiro profundo y exhalo.

—La señora Conte está hablando de más, hay cosas que no deben decirse frente a ti —Emma se encoge de hombros y seguimos caminando hacia la casa, con una sonrisa agradecí al mozo de cuadra por llevar los caballos hacia los establos.

—Mi Lady —el mayordomo se inclina en una reverencia muy elegante.

—Buenos días Sr. Martin —la casa estaba en completo movimiento, al pasar por la sala, estaban limpiando las muchachas. Me detengo y me acercó a ellas. —Buenos días — ellas rápidamente se ponen de pie para saludar con la habitual reverencia, mi mirada va de una hacia la otra —¿todo bien?

Ellas se miran por un instante y luego a mi.

—Si mi Lady —asiento.

—¿es el único uniforme que tienen? —ellas asienten y bajan la mirada.

Su ropa se veía desgastada y remendada.

—Entiendo —respondó —ya no las atraso —me giró  y doy un suave empujón a Emma —sube a tu habitación, te cambias y lavas Emma.

—Esta bien, tengo mucha hambre —sonríe y se marcha.

Suspiró y caminó hacia la biblioteca del Conde, me encontré en el pasillo con varios lacayos, me fije bien en sus ropas y todos andaban en las mismas condiciones.

Toque la puerta y no obtuve respuesta alguna, mordí mi labio y abrí, las cortinas estaban corridas de manera que la habitación  se veía iluminada.

Matt estaba frente a la ventana, su espalda era ancha, de cintura estrecha.

—Milord —camino hacia él pero algo en su pose me hace detenerme.

—¿Qué deseas Noelle? —su voz es fuerte y molesta.

—Necesito que le indique al administrador que en los gastos de este mes se incluya compra de uniformes para los empleados.

Se gira un poco.

—¿De qué hablas?

—Habló de que la presentación de sus empleados gritan que el Conde Grave está en la quiebra —frunce el ceño.

Amor Forzado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora