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"Gruñón".

Conozco muchas criaturas que a cualquier muggle podría hacerles volverse locos. Desde unicornios, quimeras y grindylow.
Cada criatura tiene su belleza... Pero había una que me volvía loca.
Una criatura que nadie sabía apreciar ni tampoco sabían de su verdadera belleza. Ni siquiera Hagrid quería acercarse a ella por precaución.
Una criatura que ni siquiera era de la región en la que estaba.
El Nundu.
Esa bestia que todo el mundo teme y que nadie es capaz de domar. Esa bestia con la que solo yo había podido comunicarme.
El hecho de que fuera extremadamente horripilante, me transmitía más seguridad y conseguía despertar mucha curiosidad en mí.
Llevaba ya meses cuidando de ella sin que nadie lo supiera. Escondiéndola en el sitio por el que nadie pasaba. El Bosque Prohibido.
Me sentía muy identificada y cercana a esa bestia. Porque es una bestia. La bestia más peligrosa del mundo.
Físicamente aparenta tanto... Tanta fuerza, libertad, poderío, oscuridad y bestialidad. Pero que realmente solo una persona podía conseguir hacerle sentir algo, solo alguien podía hacerle tanto sentir felicidad como un dolor muy fuerte dentro de de ella. Ambos teníamos una debilidad. Tanta soledad... Nunca puede estar con nadie... A menos que sea su debilidad. Así soy yo.
Debido a tener esa debilidad, era muy fácil desconfiar de la criatura. En cualquier momento podría atacarme y matarme, pero no era así. No lo hacía. Sentía lo mismo que yo. Dolor. Vacío. Tristeza. Porque ellos también sienten. También piensan...
Era mi reflejo. Era mi espejismo.
Poco a poco se podía ver cómo se me oscurecía todo. Mi alma estaba siendo guiada por el Señor. Hasta mi cabello había tomado un color granate y mis ojos un verde oscuro muy intenso.
Nada de esto me desagradaba, es más, poco a poco me iba gustando y queriéndome más a mí misma.

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Ver como entrenaban las otras casas al Quidditch era algo que me fascinaba desde siempre y sobre todo el hecho de conocer sus tácticas y sus fallos para después poder ponérselo más difícil en los partidos.
La llegada del verano se acercaba y con ello los últimos partidos para saber quién era realmente el ganador de la Copa y también la casa ganadora.
Creo que este año no lo ganamos ni de broma. Sólo sé que Nott y Goyle se han encargado de que nos bajen muchos puntos mientras yo estaba a lo mío. En qué momento decidí tener un mejor amigo y una mejor amiga tan estúpidos.

Hoy entrenaba Ravenclaw y por primera vez en tanto tiempo, pude ver a Louis elevándose en su escoba hacia arriba.
Lo echaba de menos... Echaba de menos el hecho de poder contarle todo sin importar nada, el poder ser yo misma sin importar el qué dirían los demás porque solamente eramos él y yo.
Tanta confianza...
Era gracioso porque cuando llegué a Hogwarts todos pensaban que éramos pareja. No nos separabamos nunca y siempre íbamos de la mano. Era una manera de protegernos de los chicos y de las chicas tóxicas. Él es medio Veela... Y en cuanto tienen oportunidad van a por él y se agobia.
Ahora ya no sé ni si tendrá novia...
Quizás alguien mejor en quien confiar.
Recordar aquello me hacía un nudo en la garganta...

~Flashback~

1 de Septiembre de 2015.

Mi primer día en Hogwarts y sola. Ante el mundo. ¿Qué se supone que haría? Había quedado en Slytherin y la gente no se había sorprendido al saber mi nombre, me habían apodado la Princesa de Slytherin y yo no entendía la razón. Sabía la existencia de hijos de amigos de mis padres pero nunca me juntaba con ellos. Me gustaba ir con un Weasley que rompe los esquemas. Un Weasley que era rubio y listo. Un Ravenclaw. Era un año mayor que yo, por lo que él ya sabía más cosas de Hogwarts que yo.
Estaba muy nerviosa. Acababa de llegar y ya me había saltado clases.
Estaba corriendo detrás de Louis quién me agarraba de la mano con fuerza para que no me cayera o tropezara.
-Venga Val, no queda mucho-. Yo ya tenía el corazón volando por cualquier lado del castillo y los pulmones ya ni os cuento.
De un momento a otro, Louis para y sin darme cuenta me choco
contra él por la empanada que llevaba encima.
-Perdón perdón-. Digo mientras esté comienza a reírse por la cara de tonta que se me había quedado.
-Quiero enseñarte algo-. Estábamos lejos del castillo y nos habíamos adentrado a la oscuridad del Bosque Prohibido. ¿Pero este que quería? ¿Secuestrarme o matarme? ¿Hacer un ritual? Debería estar en clase de vuelo... Me van a matar cuando se enteren de que no estoy.
Seguíamos cogidos de la mano y seguimos andando hacia una pequeña zona oscura que había. Puso el dedo índice en sus labios mostrando que guardara silencio y después siguió andando él solo, soltando por fin mi mano.

Lo vi meterse y desaparecer y después escuché un rugido muy fuerte y grave.
Lo que digo. Me quiere dar como postre o algo.
Poco a poco, apareció una silueta enorme delante de mí. Era una bestia enorme. Por Salazar. ¿Pero si es de África? ¿Qué hacía allí? Un Nundu. Fascinante.
-Se llama Gruñón. Lo encontré cuando era un cachorrito y en un año se ha puesto así de grande-. Louis habló detrás de la bestia dejándose ver por fin.
Estaba embelesada con esa maravillosa criatura.
-Suponía que te iba a gustar y sabía que no te haría nada...-.
-¿Por qué?-.
-Porque sois especiales-.

~Fin de Flashback~

Así conocí a la bestia que alimento y acaricio todos los días. La bestia que guarda mis secretos.

-Hacía mucho que no te veía, Audrey-. Estaba tan metida en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que Dominique, la hermana mayor de Louis había dejado la escoba y se había sentado a mi lado.
-Digamos que no quiero que me vean-. Conteste seria mirando como seguían los demás entrenando sin ella.
-No lo haces muy bien-. Soltó una risa pero rápidamente la cortó.
-Quiero que sepas que mi hermano ya no es el mismo-.
-¿A qué viene esto?-.
-A que no intentes acercarte a él porque ya ha pasado página después de que lo dejaras abandonado. Después de que ya no le hicieras caso y pasaras de él-.
Sus palabras eran como cuchillos dentro de mí pero no podía afectarme nada más. Era mi culpa y ya no había remedio.
-Yo tampoco soy la misma así que me da igual-.
Me levanté y desaparecí de allí. Dejando a Dominique sin palabras. Sin saber qué hacer.

Las cosas cambian para todos, no solo para algunos. Duela o no, siempre pierdes a la gente que más quieres.
Si lo quieres, lo dejas ir.
Si te necesita, te buscará.

Dulces Bromas. |James Sirius Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora