26.

207 25 8
                                    

"Sonreír".

Hoy sería ya la cuarta semana de clases.

Nada fuera de lo normal y además con una rutina muy monótona.

Despertar, clases, comer, Grimorios y dormir. No hacía nada más allá de eso.

A mis amigos los veía en las comidas. A mi hermano en la Sala Común y a los estúpidos en las clases. Realmente no me hacía falta tomar mis descansos con nadie por eso mismo. Porque ya los veía suficientemente a todos.

Lo único bastante raro de estos días era que siempre me encontraba con Louis en alguna parte del castillo pero nunca me dirigía ni una sola palabras. Se limitaba a observarme. Muy turbio, la verdad. En fin.

Ahora tocaba algo que me gustaba porque rompía un poco esa rutina que suelo llevar.

Hora libre. Os prometo que es lo que más quería en ese momento. Poder sentarme debajo de un árbol cerca del Lago Negro y seguir estudiando los antiguos pergaminos de Artes Oscuras que me había dejado encima de la cama Layla en la hora de Defensa Contra Las Artes Oscuras, irónico.

-Ey Val, ¿luego te veo en la comida?-. Zabini miraba como me sentaba debajo del árbol. Había llegado hasta allí con él. Hablando de lo ridícula que es DCAO.

-Sí, por supuesto. Ya sabes, que ningún crío de primero se siente en mi sitio-. Le guiño un ojo mientras sonría débilmente y comienzo a colocar los pergaminos en mis piernas para centrarme en ellos.

-Nadie le quitaría el sitio a la princesa de Slytherin-. No hacía falta que contestara a su último comentario, simplemente negaba con la cabeza a la vez que se oía como salía de mi boca una pequeña risa.

-Manos a la obra...-. Susurro entre suspiros y me enfilo solamente hacia las runas de mis pergaminos. Memorizándolas e intentando comprender todo lo que dicen.

Estaba muy metida en ello. No sabía siquiera cuanto tiempo podría llevar ahí. 

Sentada en la hierva fresca, rodeada de pergaminos pero sola. Siempre sola.

Ya me lo sabía prácticamente todo, solo me faltaba un conjuro. Solamente uno.

Y sigue faltándome.

Empecé a sentir como si alguien me hubiera echado 5 cubos llenos de zumo de calabaza por encima. Sin piedad. Y no lo sentía, es que estaba pasando de verdad.

-¡Voy a jurar por muchos magos tenebrosos!-. Empecé a gritar al verme completamente empapada de zumo de calabaza. 

¡Lo llevaba hasta en la ropa interior!

De repente me vino un recuerdo. 

Todos los olores juntos.

Los había olido antes.

-Muy buena cornamenta-. 

Alguien había interrumpido mis pensamientos y volví a la realidad velozmente. Los Merodeadores 2.0. O más bien Los Toca... No quiero seguir, ¿vale? No quiero ser mal hablada.

Levanto la vista y lo primero con lo que me encuentro es con 4 chicos en espera de mi reacción. A 3 de ellos no pensaba hacerles nada (ya me encargaría de ellos más tarde) pero, a uno en específico, sí.

-JAMES SIRIUS POTTER. ACABAS DE CAVAR TU PROPIA TUMBA-. Estaba alterada, afectada, desencajada, enfadada y sobre todo muy desquiciada. Harta. Ese era el adjetivo perfecto.

De repente al escucharme gritar y verme levantar, pude percibir que James se estaba poniendo en alerta. Se había dado cuenta de que no me había tomado muy bien la broma.

Dulces Bromas. |James Sirius Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora