La extraño

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Ciel pov.
Han pasado varios meses desde que ____(Tn) se fue de la mansión y ya a los primeros días la echaba de menos, echaba de menos comer con ella y salir a resolver los casos; al parecer me acostumbré rápido a su compañía. Estaba en mi despacho como de costumbre ajetreado con los papeles, ya me dolían las manos así que decidí tomar un descanso y pedirle a Sebastian algo dulce.

Apoye mi mentón en el escritorio mientras veía como Sebastian colocaba un bollo de miel en la mesa.

-¡Oye Sebastian! ¿No sabes nada de ____(Tn)?

Sebastian: -Bueno ahora que lo pregunta, antes de ayer estuve hablando con Aron y me dijo que todo les va bien y que cuando terminen los últimos retoques de la mansion nos invitaran. *decía el mayordomo con una sonrisa*. Sebastian abandono la habitación y me perdí en mis pensamientos, en la primera vez que la vi, cuando se burló de mi con lo del perro guardian y aquel regalo de cumpleaños que me da vergüenza admitir que me gustó tanto.

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Mientras el conde estaba perdido en sus pensamientos observó por un momento el bollo de azúcar relleno de miel que tenía sobre la mesa el cual estaba derramando la miel que también llevaba por encima. Con dos dedos, limpió la miel que caía al plato y los llevó a su boca deleitándose con el sabor de la miel mientras se imaginaba introduciéndoselos a _____(Tn); su miembro se empezaba a endurecer tras haberle llegado aquellas imágenes a la cabeza.

Muy excitado, bajó la  cremallera de su pantalón y sacó su miembro y empezó a masturbarce  con la mano izquierda mientras tenía aún sus dedos de la derecha en la boca. El joven reaccionó de inmediato sonrojado por lo que estaba haciendo pero ya no podía parar; miró el bollo y después miró hacia la puerta y su corazón empezó a acelerarse porque le daba miedo de que Sebastian entrara y lo encontrara en semejante situación tras lo que pensaba hacer.

El conde nervioso y sonrojado, tomó el bollo e introdujo la punta de su miembro mientras mordía sus labios evitando dejar escapar un gemido al sentir la miel que aún estaba cálida. Su miembro empezaba a palpitar pidiendo más.
El conde empezó a masturbarce con el bollo como si de un dildo se tratara mientras curvaba su espalda en la silla dejándose llevar del placer. Abrió las piernas y colocó ambas manos en el bollo; mientras embestía, la miel se derramaba por el otro extremo del bollo.

-..aaaahh!! ...¡____(Tn)!!!- gemía él imaginándose a la chica. Aceleró el ritmo y tras varias jaladas más llegó al orgasmo llenando el bollo de su espeso líquido.

mmmm...aaah!! -jadeaba el chico con los ojos cerrados derramando las ultimas gotas en el bollo.

Exhausto, limpió su miembro,subió su cremallera y avergonzado de lo que había echo, lanzó el bollo por la ventana lo mas lejos posible asegurándose de que nadie lo haya visto.

La Hija de mi Mayordomo |Parte 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora