XIX

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-Hola, buenos días. -es lo primero que dice en cuanto asoma la cabeza por la puerta del consultorio.

Ese día había decidido ir a hacerle la visita a su psicólogo, puesto que llevaba meses sin verlo y ya le estaba haciendo falta desahogarse con él.

-Ah, hola Kyung, ¿cómo estás?-saluda calurosamente Johee al ver la cara del pelinegro y una sonrisa se dibuja en su rostro.

Johee es la secretaria del doctor Kang, y por todas las veces que Kyungsoo ha tenido que asistir a la clínica, tienen cierta confianza para hablar de modo informal entre ellos. También, la castaña es joven, recién graduada, además de ser la esposa del hermano menor de Kang.

-¿Soo?-una pequeña de rizos rojos claros bien definidos, se acerca con cautela escurriéndose por debajo del buró de su madre.

La niña es de nacionalidad rusa, pero fue adoptada a los dos años por el matrimonio en uno de sus viajes. Ahora la nena cuenta con seis años.

-Hola Claire, ¡woa!¡Qué moños más lindos!-rió a la vez que la cargaba y tomaba una de sus coletas admirando los lazos azules y blancos.

-Mi Papi me los compró por mi cumpleaños ayer.-dijo con orgullo- Tío Soo, no viniste a mi fiesta.- esta vez le miró con algo de rencor en los ojos producto de la decepción.

-No me sentía bien en realidad, pero mira.-la puso nuevamente en el suelo de pie y recogió del mismo, la caja que había dejado allí cuando entró.

-Aquí está tu regalo.

Se agachó a la altura de la niña para mostrarle lo que había dentro. Ella curiosa se inclinó enseguida.

-¡Ahhh!-chilló emocionada- ¡Un hámster!

Nada le causó mayor satisfacción en la vida que ver la alegría con que la niña tomó el pequeño animalito blanco con manchitas marrones y corrió a llevárselo a su mamá para que lo viera.

-Gracias tío Soo.-sonrió aún más si se podía.

Kyungsoo se incorporó sobre sus pies.

-El doctor Kang...-quiso preguntar pero la secretaria lo interrumpió sabiendo con antelación a lo que venía.

-Te espera en su consulta.

Con un asentimiento se dirigió hacia allá.

La puerta que da al despacho del doctor ya no es como la recordaba. Ahora el diseño de los bordes tiene más pliegues de madera, y la placa antes blanca con letras negras que decían "Dr.Kang", es dorada con letras a relieve. La manija también era dorada ahora.

Como siempre que visitaba ese lugar, no tocaba directamente la puerta. Se debe a que, cuando comenzó a ir, su cuerpo estaba todo magullado, moretones por doquier, tanto que apenas podía alzar los brazos y arrastraba los pies lentamente por el piso color crema oscuro.

Bajó la vista y, justo como pensó, el suelo también había sido cambiado a una tonalidad clara casi marfil.

Giró la manigueta de la puerta cuatro veces de izquierda a derecha y viceversa, hasta que escuchó una voz proveniente de la habitación invitándolo a pasar.

-Veo que no pierdes la costumbre. -comentó el Dr. Kang.-Me alegra verte después de tanto tiempo, aunque no por las razones de tu visita.

-También me alegro de volvernos a encontrar.

Pasó alrededor de media hora en la que se pusieron al día con las cosas diarias de sus vidas. Existía mucha buena comunicación entre médico y paciente. Quizás las razones por las cuáles se conocieron no fueron las más idóneas, pero sí contribuyeron a establecer esa conexión entre ambos, como un padre y su hijo.

Slowly, just for you [KaiSoo](Temp. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora