Fortaleza

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Alguna vez sintieron la sensación de fallar? y no me refiero a un simple error, hablo de que nada salga como lo esperabas por mas que estabas cien por ciento seguro de que funcionaria.

Es realmente frustrante.

Pocos minutos faltaban para que sonara la campana la cual informaba de la ceremonia de comienzo de año.

El joven siempre llegaba mucho antes que los demas, demasiado antes tal vez, el se encontraba en su salón esperando que fuese llamado para ir a la ceremonia. Era la primera vez que estaría por más de un año en un mismo colegio y eso le atemorizaba, no sabia porque pero a pesar de saber que las personas sabían de su existencia, por primera vez no le molestaba. ¿Porque era? Por más que buscaba otras respuestas, sabía que era por ella, la chica que desde la primera que vez vio, lo estremeció. No había más respuesta que esa.

Todo lo que duraron las vacaciones, esperaba el volver a clases, sólo para verla nuevamente. Y solo faltaban minutos para que eso pasase.

Sonó la campana, seguido de una preceptora parada en el medio del segundo patio gritando "Todos a formar al primer patio". Salí deprisa a buscar un lugar al frente de la fila, para tener más oportunidades de verla.

Una vez en la fila, se dispuso solo a observar de un lado al otro, parecía perdido, o al menos eso le dijo la chica al sorprenderlo hablandole por la espalda, le asusto y demasiado. Pero más aún le alegró, cuanto le alegro. Luego de un saludo rápido, pero por mas que fuera veloz ambos sintieron cuanto se extrañaron, en medio del saludo la chica le dijo al joven.

-Te buscaré en el recreo. mientras le obsequió una sonrisa, a la cual el joven apenas logró contestar.

-S-si.

El joven se encontraba extremadamente feliz, tanto que no lograba ocultar la sonrisa de "Tonto" que le dejó la chica con solo una mirada y pocas palabras. Los compañeros detrás del joven reían entre ellos, mientras otros se preguntaban quien era el joven, por más que fueron compañeros desde el año anterior.
Cuando por fin concluyó la ceremonia, el joven a paso apresurado se dirigió a su salon, ansioso y no era por comenzar sus clases, Si no porque terminaran y llegará el receso para por fin, charlar con la chica sobre su verano, sobre lo que hicieron y aunque le sonrojaba pensarlo, decirle que la extrañó.

Tic tac, tic tac sonaba el reloj de pared, el mismo que el joven no perdía de vista, esperando con ansias el receso. Cuando por fin sonó la campana que anunciaba el recreo, casi involuntariamente el joven se levantó de su asiento, haciendo bastante ruido al mover su silla, lo que asusto y despertó a algunos de sus compañeros que durante la clase se durmieron. Hasta la profesora se sorprendió bastante. Por ello la educadora le preguntó.

-Sucede algo señor Alvarez?. A lo que rápidamente contestó el joven.

-Nada profesora, disculpe por el alboroto. Puedo retirarme al receso?. La profesora asintio mientras le observaba marcharse con mucha prisa al patio.

Una vez fuera de su salón, lo primero que hizo el joven fue dirigirse rápidamente al salón de la chica. Una vez fuera del mismo, intentaba aparentar que solo pasaba por allí, algo que nadie creería. Al instante la Chica salio del salon y saludo con una sonrisa al joven apenas lo vio. Sin siquiera intentarlo lo sonrojo, al joven ya no le molestaba tanto o trataba de ocultarlo, Aunque si era un poco embarazoso para el. Pero no le prestaba atención, si a ese pequeño costo puede ver una sonrisa tan magnífica y amable.

Luego de las cordialidades, se sentaron en unos bancos situados a los lados de los pasillos, solo buscando un poco de tranquilidad dentro del bullicio de una escuela secundaria. Tan solo para contarse mutuamente las cosas que hicieron, sitios a donde fueron o simplemente cómo se sentían.

Así sucedio, esa misma mañana cuando dio la campana anunciando el recreo no tardaron nada en encontrarse para cumplir lo que tanto deseaban tanto el como ella.

Esa misma mañana aprendí muchas cosas sobre ella, cosas que no esperaba , muchas cosas lindas como muchas y otras muy tristes.
Había vivido miles de cosas muy tristes que saberlas, se preguntó repetidas veces como, a pesar de todo aquello, lograba mostrarse feliz, despreocupada. El joven sabia que su vida no era color de rosa, pero no llegaba al color gris que tenía la de aquella chica tan asombrosamente fuerte. En ese momento el conoció a una persona totalmente resilente, o eso creyó entonces.
Al fin y al cabo la flor más bella es la que crece en la adversidad, y más halla de una linda frase, aprendió que era verdad.

DestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora