•El encuentro en el Express Hogwarts•

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Desde que Hermione Granger, una maga nacida de muggles, recibió su carta para asistir al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, estaba muy emocionada en asistir, puesto que la mismísima Profesora de Transformaciones, Minerva McGonagall, había ido a su casa para explicarle a ella y a sus padres, la magia, los horarios, y las salidas que eran hasta tercer año que se podían planear. Ella al ser una muggle pensó que sus compañeros de clase de Hogwarts estarían más adelantados que ella, así que, apenas le habían comprado todo lo necesario para su año escolar en Hogwarts, se dispuso a aprenderse todos los libros de memoria. Nunca pensó, que, tras eso conocería al amor de su vida.

Septiembre 1, 1991. King Cross, Plataforma 9 ¾.

Hermione estuvo muy feliz de estar en Londres. Ella se encontraba con sus padres en la estación, la profesora McGonagall al explicarle la magia, Hogwarts y las salidas a Hogsmeade que no eran sino hasta tercer año, les indicó como Hermione podía acceder a la plataforma 9 ¾ , sí, la Profesora McGonagall fue muy meticulosa al explicar ese pequeño inconveniente, sus padres no podían entran en la plataforma, puesto que, estos eran muggles la entrada no estaba permitida debido a sus genes no-mágicos. Hermione al ver una mujer y una niña, ambas pelirrojas, atravesar una columna pudo entender que esa era la entrada, ahora ella se encontraba despidiéndose de sus padres, los tres se despidieron en un efusivo abrazo cargado de palabras motivadoras y besos, se dispusieron a acompañar a Hermione hasta donde se les permitiera y la vieron atravesar la pared que, hace un rato, atravesaron las dos hembras.

Ella al no sentir el impacto de su cuerpo contra la pared, se dispuso a abrir sus ojos para encontrarse con gente como ella, mágica. Algunos se estaban despidiendo de sus familiares a través del vidrio de la ventana, otros los abrazaban con mucha fuerza seguido de emprender su camino al tren. Hermione se sintió un poco incómoda al ser la única al no estar acompañada así que decidió entrar al tren sin más preámbulos y dirigirse a su destino.

Al entrar y caminar por un largo pasillo buscando un compartimiento vacío para ella, se encontró a un niño de cabello negro azabache, un poco regordete y bajo, preguntando por su querida mascota.

—Disculpe —Dijo el niño tocándole el hombro a Hermione para que se percatara de su presencia—. Soy Neville, Neville Longbottom.

La niña al sentir el contacto inmediatamente se giró para ver quien trataba de llamar su atención.

—Soy Hermione, Hermione Granger —Dijo la chica extendiendo su mano la cual el niño aceptó—. ¿Qué se te ofrece?

—Si no es de mucha molestia para usted, señorita, quería saber si me podía ayudar a buscar a mi mascota —Dijo el niño un poco decepcionado al no estar informado de donde se ubicaba su mascota—. Es un sapo, se llama Trevor. Si sabe de alguien que lo haya visto, por favor, dígamelo. Estaré por allá —Dijo él señalando el pasillo detrás de ella.

—¡Claro, Neville! Solo déjame encontrar un compartimiento vacío para dejar mi baúl e irme en busca de tu sapo —Al terminar la niña sonrió, pensando en qué tal vez consiguió un nuevo amigo.

El recién nombrado asintió rápidamente y siguió con su camino.

Hermione al pasar buscando un compartimiento, no pensaba dos veces en preguntar por el sapo del chico. Después de pasar por varios compartimientos, se detuvo al ver un compartimiento casi vacío, a excepción de una cabellera rubia platinada, intentando, fracasadamente, subir el baúl a la repisa por su propia fuerza.

¡Estúpido Malfoy! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora