III: "Muros de Papel".

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Al destino le gusta jugar,
Este es muy caprichoso ya que aún no es el momento,
De que se encuentren.

La risa que se escuchó en el Palacio llegó hasta los oídos del Rey que detuvo su labor en escribir en el papiro lo que había visto aquella mañana, aún no entendía los deberes que tenía un emperador pero quería empezar su práctica, una parte de él ...

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La risa que se escuchó en el Palacio llegó hasta los oídos del Rey que detuvo su labor en escribir en el papiro lo que había visto aquella mañana, aún no entendía los deberes que tenía un emperador pero quería empezar su práctica, una parte de él se emocionó al ser el primer día en el mando por la cuestión de que el rubio siempre se veía con una energía positiva a pesar de su responsabilidad, se veía mejor que nadie.
Una sonrisa nostálgica se acercó a sus labios antes de averiguar qué era exactamente lo que estaba pasando, cerrando así los ojos por unos momentos antes de que su mirada se tornara un poco neutra, sabía desde hace tiempo que no podía parecerse a All Might, tenía que encontrar solución a los problemas que estaban pasando de una manera fría.

Las telas caían sobre sus hombros quedando en sus antebrazos mientras deslumbraba con sus pues descalzos y a su lado, estaba su fiel amigo y ahora mano derecha como él había escogido, mirando a un lado, aquellas pecas resaltaba mientras llegaba a su destino que era el salón principal pero antes de que pudiera abrir aquella puerta de papel una voz lo interrumpió.

—¡No abra señor!.

Su mano se detuvo ante la vista de la persona de gafas que estaba a su lado, su ceño se frunció levemente moviendo sus manos de forma robótica indicando que debía ser firme por lo que Izuku le regaló una sonrisa permisiva a este devolviendo la indicación en un simple "déjalo, debe ser importante" como un susurro antes de colocar sus manos en su propio pecho, estaba demasiado nervioso, por primera vez un soldado le diría información viéndolo como su Rey eso le molestaba pero no podía decir ni hacer nada contra eso.

En cambio Iida hizo una reverencia frente a la puerta dándole la señal al rubio que estaba comandando su propia tropa que proceda a hablar, desde el otro lado de esa puerta se podía ver la sonrisa de satisfacción que apareció en su rostro casi presumida pues este se ganaría la confianza del nuevo gobernador, aunque claro que lo conocía como el maldito cocinero desde que llegó al Palacio.
Jamás imaginó verse en una situación así y tantos años burlándose del pecoso, debía hacer algo ante eso.

Esa mirada sombría no pasó desapercibida por el rubio ceniza.

Pero no podía decir nada debido a que tenía una mordaza en la boca, estaba cansandose de esos inútiles y tampoco podía creer que un inecto como el Emperador ceda a las órdenes de seres inferiores, ¿Qué clase de idiota era? Sólo tenía frente suyo la imagen visual de su sombra, aquel cabello resaltaba probablemente por lo largo que se veía a simple vista.
Apretó sus puños completamente colerizado por ser tan cobarde...ni muestra su cara, no sabía que esperar de las personas aquel respeto que tuvo con el rubio, no lo tuvo con nadie más.

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⏰ Última actualización: Dec 13, 2018 ⏰

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