→EL EMPERADOR← ♪Katsudeku♪ [En Edición]

I: "Asumo el cargo".

Nadie se lo esperaría, nadie sabía en realidad que la historia estaba a punto de dar un comienzo.
¡El Rey estaba por ser declarado! ¿Qué responsabilidades le traerá esa decisión?.

Antigua China, año 473 d.C. acontecimiento anterior a la Caída del Imperialismo.

Sus orbes esmeraldas estaban concentrados en el paisaje, la puerta de papel era el obstáculo entre su cuerpo y aquella laguna que rodeaba el lugar pero ese mismo día su mano estaba al borde de la puerta sin querer deslizarla, el brillo de sus ojos eran el tinte de tristeza mezclado con el miedo que le traía el hecho que esté pasando justo ahora.

El ligero temblor de su cuerpo hizo que sus brazos se rodearán a si mismo en un abrazo, no quería que pasará, no es justo que ahora deba tomar una decisión sumamente importante y es que jamás se imaginó desde su estadía en el lugar tenga que llevar con una mano en el corazón esa responsabilidad, era un chiquillo a comparación de otras personas que estaban más que listos para tomar el mando de la situación.

¿Por qué el entrenamiento especial? ¿Qué vió en él para darle el poder?.

Tenía que dar una respuesta y sólo estaba observando el bosque, el sol estaba oponiéndose dándole el lugar a la luna junto a la fría noche, sus ojos se cerraron por un momento al escuchar una puerta deslizándose con cuidado, aún no tenía idea que hacía en ese lugar pero de algo estaba seguro y eso era el amor que tenía dentro por su actual majestad.

-Midoriya-san...

El nombrado simplemente giró la cabeza hacia el humilde sirviente sintiendo el mal sabor en su boca al ver como aquella persona estaba de rodillas inclinando su cabeza.

-¿Ya es la hora?-. Este simplemente asintió con la cabeza sintiendo como pasaban por al lado suyo. -Por favor Mineta-kun, no te inclines ante mi...no lo hagas nunca.

El pelivioleta alzó su cabeza para contemplar aquellas esmeraldas que tenían el mejor brillo de vida mezclado con exigencia, se levantó casi automáticamente mientras lo veía marchar.
La figura del jóven hizo que vacilara ya que estaba completamente seguro que una nueva época brillaría si este asume la responsabilidad...lo haría muy bien, o eso pensaba.

En los pasillos de madera que estaban relucientes estaban siendo víctimas por el paso de aquel chico que tenía el corazón latiendo con fuerza como si se saliera de su pecho, dolorosos latidos que ardían con cada segundo que se acercaba a la habitación, las telas que lo cubrían combinaban con el color de su cabello que claramente cubría su espalda llegando hasta su cintura, el color verdoso competían con el de sus ojos pero lo más llamativo en él eran las pecas que adornaban su rostro, unas pecas en forma de rombo, un rombo cada mejilla que nadie podía dejar de mirar.