03| Ojos Zarcos

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Advertencia: en esta parte se encentran escenas de violencia y maltrato infantil, si eres sensible a este contenido queda bajo tu responsabilidad seguir leyendo

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Siempre fue así, una historia un tanto triste.

No importa por dónde intentaras mirar, no importa qué ángulo tomes, no importa que versión escuches, de que boca provenga, era una historia triste.

De eso no dudaba Masha cuando terminó de escuchar la pequeña historia que le contaba Nikolai acerca de esa pequeña niña, ella no tenía idea de qué decir, desde el momento en que la niña fue retirada violentamente de aquel parque hasta ahora su pecho no hacía más que estrujarse. A pesar de que trabaja con niños la mayor parte del tiempo y presenciar cada una de sus historias, nunca se había topado con una tan triste. Le partía el corazón sólo pensar por lo que ha pasado esa pequeña criatura, un sentimiento de lástima llegó a ella mientras terminaba de comprender la situación en la que se encontraba la pequeña.

— P-pero, ¿No hay nada que podamos hacer?— preguntó la mujer rubia, rompiendo el silencio que se había formado. — Podemos convencerla, tal vez hablando podamos llegar a un acuerdo.

El hombre le dedicó una breve mirada junto con una mueca que hacía un conjunto triste en su rostro y después miró al pequeño rubio que se mantenía inusualmente callado, sintiendo que el nudo alojado en su garganta sólo dolía más. Siempre le resultaba difícil explicar esta situación.

La mujer no tardó en darse cuenta que sus rostros no hicieron más que tensarse y verse más tristes, con la mirada baja y con la mirada perdida; sin embargo, ella esperó pacientemente a que respondieran.

— Eso no pasará. — para sorpresa de ambos, el pequeño fue el que contestó.

— Ya lo hemos intentado, pero no dio resultado alguno. Sus padres se reúsan a dar su consentimiento. — continuó Nikolai mirando finalmente a Masha a los ojos.

— Esa maldita bruja la mantiene encerrada todo el tiempo en su casa y nunca la deja salir ni a respirar. — se quejó Yuri al ver la expresión de inconformidad de la mayor y ganándose un pequeño sermón de parte de su abuelo por el insulto que espetó el menor.

Por más que le daba vueltas al asunto, ella no podía comprender a los padres de la pequeña, ¿Por qué se mostraban reacios a apoyar a su propia hija? ¿Por qué se empeñaban a resguardarla del exterior? Ella suponía que el problema del que mencionaban al principio era por una situación económica pero nunca que se trataba de una familia sobreprotectora. Debía ser una familia de temer si la madre era capaz de sacar del lugar a su propia hija de manera tan violenta, no podía culpar a la pobre niña por lo asustada que se veía.

— Yuri. — le llamó la mujer mientras se paraba de la banca en la que se encontraban sentados. — ¿Aún estas interesado en que te entrene? — se agachó hasta su altura esperando la respuesta del menor.

«Everything» Yuri Plisetsky x lectora [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora