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ANTES QUE NADA... Hoy es 31 de Diciembre del 2018. Y queria desearles un:

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Ya pueden comenzar la lectura:)
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Impuntual. Sin duda era la palabra que definía como persona a Lana. No les pasa que están en un momento tan desolador, como para quedarse en su cama todo el día ¿no?. Después de llorar toda la noche por aquellas pesadillas que ahora se habían vuelto realidad nuevamente, despertó y miro por la ventana. El sol en pleno día gélido. Miro el reloj que colgaba de su pared, 6:37 a.m. tenia menos de 13 minutos para llegar al trabajo. Se levanto como pudo de la cama y corrió a ducharse, lavarse los dientes, peinarse y ponerse los zapatos. No podía llegar tarde de nuevo, no de nuevo. Cerro la puerta de su departamento y bajo a toda prisa por las escaleras ya que su presupuesto no cubría un departamento con elevador.

Llego a una esquina junto a un puesto de periódicos. El semáforo aun no cambiaba a verde para que pudiera cruzar,  decidió acercarse a curiosear un poco, compro unos chicles de menta, estaba sacando unas monedas de su pantalón.

—Tome señor, aquí esta su...—insistió, quedándose congelada leyendo un periódico.

¡Oh no!, ¿Por qué tenían eso en los periódicos? ¿Cómo se atrevieron a publicarlo?. Tomo el periódico y leyó la nota completa, sintiendo como el miedo la recorría nuevamente aunque era diferente. Ya no era el mismo que tenia aquella noche era distinto. Su tía Gabriela había sido descubierta muerta en su casa.

"Las investigaciones afirman que fue un asesinato sumamente violento, pues se da por hecho que la señora Gabriela Athens, fue asesinada con una pistola de doble disparo. Aún se busca al culpable. Por lo que las investigaciones seguirán abiertas"

Tomo el dinero para después cuestionar—Señorita, ¿se encuentra bien?—Lana volteo a verlo, asintiendo un tanto temblorosa.—¿Segura? La noto preocupada—

—Uhm... Si, tengo que irme—contestó, enroscando el periódico y metiéndolo a su bolsa.

Cruzo la calle perdida de si, todo era silencio y calmado, no lograba escuchar los murmullos de la gente a su alrededor. Sentía todas las miradas sobre ella, juzgándola. Caminó recto sin parar por nada del mundo, de pronto sintió un leve toque de metal frío sobre su pierna y volteó desfavorecida, un coche le había pegado sin querer después de haber echo el mayor esfuerzo por frenar.

—¡FÍJATE POR DONDE VAS!—gritaron. Pero no los escuchó del todo, estaba absorta en sus pensamientos.

Comenzó a reírse de manera nerviosa.—Perdón—sonrió y se fue despidiéndose con la mano.

Minutos después llego al trabajo, checo 17 minutos tarde. Observo todo a su alrededor, olía a carne revuelto con el aire acondicionado que yacía del techo. Se dispuso a ponerse el uniforme de mesera que tenia asignado: una camisa gris, un mandil azul marino que llegaba a las rodillas y un pantalón negro. Saco una escoba y barrio por debajo de las mesas.  El timbre de la puerta comenzaba a sonar por las personas que pasaban y se sentaban. Levantó la cara para enfrentar a quien sea que estuviera arriba.

Ary estaba apoyada en la mesa, con la cara de pocos amigos que siempre tiene. Levanto su brazo e indico su reloj dorado.—Lana, ¿Qué son estas horas de llegar?. Sabes que te aprecio muchísimo pero no puedo pasar por alto tu impuntualidad—ordenó, mirándola seria, le quito la escoba de sus manos—Estas despedida. Puedes terminar las 8 horas e irte o hacerlo ahora mismo—

Eterno Secreto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora